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En torno a Adonis

Por: Clara Janés

(Adamar)

Un muchacho de catorce años, nacido en Qasabín (aldea situada en la Laodicea clásica) en 1930, se aproxima un día a la comitiva que acompaña al jefe del Estado en visita por la localidad, con la pretensión de hablar. Rechazado por la guardia, ante su insistencia el dirigente da orden de que le dejen decir lo que desea. El joven recita un poema suyo que admira a todos los presentes, y el jefe del Estado le ofrece el regalo que él solicite. El joven expresa su deseo de estudiar. Así será. Y pasa a hacerlo en el colegio francés de Tartouse y luego en Latakía donde llevará a cabo el bachillerato y, aunque se llama Alí Ahmad Said Esber, adoptará el nombre de Adonis. Estudia luego en la universidad de Damasco y en 1954, cuando se licencia en Letras, ha descubierto ya a Rilke y a Baudelaire.

Acabada la carrera se dedica al periodismo, primero en Damasco y después en Beirut, donde se traslada en 1956. Al año siguiente funda con el poeta y crítico libanés Yusuf al-Jal la revista Si'r (Poesía), que será de gran importancia para la evolución de la poesía árabe pues es una puerta abierta al mundo. En ella se traducen desde Juan Ramón Jiménez, Ezra Pound, Eliot, Saint-John Perse, Yves Bonnefoy, Edith Sithwell, René Char, Paul Claudel, Prevert, Yeats, Lorca o Michaux a Octavio Paz, Cummings, Frost y Juarroz.

En 1961 Adonis parte a Francia como becario. A su regreso al Líbano obtiene la nacionalidad libanesa y es redactor literario del diario más importante del país Lisán al-Hal. Por estos años ha publicado ya algunos libros de verso: Primeros poemas (1957), Hojas al viento (1958) y Canciones de Mihyar el de Damasco (1961), etapa inicial de su creación que culmina con el Libro de las huidas y las mudanzas por los climas del día y de la noche (1965).

Aquel muchacho que quería estudiar —y actualmente, tras dejar de dar clases en la universidad de Ginebra, afirma: "porque lo que hay que hacer es estudiar"— lleva a cabo una de las obras de investigación literaria más importantes realizadas en el mundo árabe: reúne en una amplia antología la poesía preislámica, la época Omeya y la mística.

En 1971 publica un libro que supone un cambio de rumbo en su verso: Epitafio para Nueva York, donde utiliza un verso que se extiende aproximándose a la prosa, empleando una técnica surrealista, con el fin, afirma Federico Arbós, "de no escamotear la realidad, sino de abarcarla en su riqueza y complejidad, generando una cadena de sensaciones profundas que pueda compartir plenamente el lector".

"Lo existente real es el poeta; lo existente real es el poema", afirma Adonis. Pero él es uno de los cerebros árabes más lucidos en todos los terrenos. Sus numerosos libros de ensayo dan testimonio de ello. Tras la Guerra del Golfo nadie habló con mayor claridad. Con la sencillez de la verdad se manifiesta siempre este poeta. Con esa verdad que no prescinde de la constelación histórica su libro más reciente, titulado La escritura, I (de próxima aparición en Ediciones del Oriente y del Mediterráneo), es un gran cántico, al modo de Dante, donde revisa la evolución del mundo árabe tomando como guía a al-Mutannabi. Es una summa profunda y brillante. Un reto de vuelta a los orígenes que ha inducido acaso el mismo semidiós, ese que reverdece cada primavera, del que Adonis tomó su nombre.

Última actualización: 13/04/2019