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"La gran poesía es laica": Adonis

Por: Andrea Aguilar

 

(El País)

A los 12 años encandiló con un poema al presidente de Siria Al Kuwatli, en Qusabin, la remota aldea al norte del país donde nació. Le fue concedido un deseo. Él pidió estudiar. Y siguió escribiendo versos. Cuando rondaba la veintena, Alí Ahmad Saíd Esber (1930) reenvió los mismos poemas que le habían rechazado en varias publicaciones bajo un nuevo nombre, Adonis.

El seudónimo tomado de los mitos de Asia Menor ya nunca ha abandonado a una de las voces más reconocidas y brillantes de la poesía contemporánea. Firme candidato al Nobel, antólogo de la tradición poética árabe, crítico y traductor de Bonnefoy y Rimbaud, con sus versos, este hombre menudo, de melena encrespada blanca y vivaz mirada color avellana, revolucionó la poesía árabe. Con él llegó el verso libre y la vanguardia. Sus versos levantan pasiones y sus lecturas cadenciosas y serenas en las que mueve las manos y el cuerpo, como un director de orquesta, hipnotizan.

¿Qué claves esconde la tradición sobre el presente?

La tradición árabe está fundada sobre la poesía y el Islam, dos elementos que siempre han estado en conflicto y lo siguen estando. Es como si fuera un río con dos orillas, el resto es el caudal. La religión islámica, al contrario de lo que proponía Platón en su República, no quiso acabar con la poesía sino que la usó, la transformó para explicar su nuevo credo.

La poesía como arma.

Los poetas hasta ese momento tenían la verdad, pero a partir de entonces perdieron su posición. El islam cargó por primera vez la poesía de ideología, y quiso ponerla a su servicio. Los poetas y críticos de aquel momento estuvieron en contra del sometimiento. Un gran crítico de la época dijo que si la religión influye en la poesía ésta acaba en nada. La gran poesía es laica.

¿Y en la actualidad?

El conflicto sigue ahí. Pienso que se producirá una revolución cognitiva que mezclará, cambiará y arrasará con todo. La sociedad árabe está en plena descomposición, lista para recomponerse.

Vivió la invasión israelí de Líbano y la guerra civil, antes de exiliarse en Francia. ¿Cómo ve los poemas que escribió en aquellos años?

La derrota del 67 nos volvió más lúcidos, vimos el mundo desde un nuevo ángulo y siempre es mejor ver con claridad. Aquello fue un vuelco total. Fue el punto de partida para ver lo que eran y son los regímenes árabes. Para mí fue una explosión, la más grande dentro de lo que ha sido un estado explosivo. Fue una bisagra que mostró una descomposición que no ha parado, que va a más.

¿Qué ha pasado desde entonces?

El Estado israelí es el primer Estado moderno fundado sobre la religión. En su misma constitución se define como un Estado judío. Así que todos los combates en el seno de la sociedad árabe de los siglos XIX y XX a favor de la laicidad se han perdido. Se ha producido el retorno a la religión, a la teocracia, al Medievo. La perplejidad y la confusión son muy grandes. Es difícil ver y juzgar con claridad. Lo que está pasando en Irak, Argelia, Sudán o el Líbano demuestra que el porvenir no está claro.

¿Hay salida?

El pueblo siempre la encuentra pero no se sabe cómo, ni cuándo. Los regímenes no llevan más a que a una creciente descomposición. Llevan a la catástrofe.

¿Qué papel está llamada a jugar la poesía en este escenario?

La poesía aborda las cuestiones de todos los días. Trata de ver y desvelar lo que está por venir. Se hace por algo pero no tiene un papel, ni un valor práctico. Intenta reflejar y señalar la verdad, la luz. Los partidos políticos o las ideologías la matan. Así que el poeta no tiene un rol, sólo la obligación de escribir un buen poema. Debe respirar y escribir.

Con su obra ha revolucionado la poesía árabe. ¿Qué queda por renovar?

La poesía es una visión del mundo, y las nuevas visiones necesitan nuevas formas de expresión. El mundo jamás está fijo, así que la renovación es perpetua.

¿La prosa y el verso libre se ajustan mejor al mundo actual?

La estructura tradicional del poema está totalmente destruida. Hay ritmos y unidades musicales que crean una nueva música. Además, el poema en su concepción está abierto a todas las disciplinas, puede decirlo todo. Ha pasado el límite del sentimiento y abraza al mundo entero. Se da una mezcla que combina la rima y la prosa.

Un nuevo ritmo más sincopado y abrupto, ¿como el del mundo actual?

Absolutamente. Estamos en una transición, en una etapa experimental, de búsqueda. Pero la poesía por definición es eso. Sufre una metamorfosis eterna.

¿El impulso que le movía a escribir poesía en su infancia sigue siendo el mismo?

Sí, continúa. Cuando escribí El libro pensé que al terminarlo se acabaría, pero desde entonces ya llevo tres más.

¿Sigue pensando que expresa verdades inalcanzables para la ciencia y la filosofía?

¿Qué es la verdad? Algo relativo. La ciencia no puede vivir el amor o la angustia. Ninguna otra disciplina puede hablar sobre el estado del alma. Sólo la poesía vivida a través de una experiencia corporal puede expresar el amor. El sexo nos lleva a un estado en el que no sabemos si estamos vivos o muertos, y sólo la poesía puede expresarlo. Eso es verdad.

¿La unión entre revelación y creación es siempre la misma?

La revelación en poesía no es religiosa, es visión y descubrimiento. Meditas sobre algo y llegas a darle forma, te acercas al secreto de la cosa misma a partir de la intuición. Los místicos hablaban de los iluminados. Ahí está Rimbaud. El conocimiento emana del interior del mundo. El místico es siempre más importante que el profeta. Su mensaje no necesita una persona interpuesta. No hay intermediarios y eso mismo es la poesía.

¿Arreligiosa siempre?

Sí, porque es antimonoteísta. Nació plural con variaciones en su forma y en su manera de expresar. La religión cree en la verdad eterna y la poesía, sin embargo, en incontables verdades. Cada día lanza una verdad al infinito.

¿Y qué se pierde en la traducción?

Si el traductor es grande, la traducción también lo será. Como dice el adagio latino, la traducción siempre es traición, pero a veces es necesario traicionar para ser más fiel al poema, como en el amor. La traición es necesaria, puede marcar la distancia entre lo que éramos y lo que somos o queremos ser; nos puede hacer comprender mejor lo que fuimos.

¿Piensa que se hacen lecturas distintas de su obra en Oriente Próximo y en Occidente?

La manera de verme en el mundo árabe es más subjetiva, sentimental y nacional. En Occidente es más objetiva, cultural y poética."La sociedad árabe está en plena descomposición, lista para recomponerse" "Se ha producido el retorno a la religión, a la teocracia, al Medioevo"

Última actualización: 02/01/2022