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Al Creighton (Guyana)

Por: Al Creighton
Traductor: Nicolás Suescún

EL PRÍNCIPE LOCO DE DINAMARCA

Este loco arrastrado
por el culto de la venganza
para buscar reparación
estuvo en un estado más cuerdo
antes de esta podredumbre
y yo fui envenenado

despiadadamente. Ya no soy
lo que parezco
no tolero
a los tontos los mato
como si fueran ratas
y envidio la pena
de otros hombres

pero cuidado
este ámbito es real
no creas
que esta es una obra de teatro
por lo que me siento contigo
como un espectador
entre el público
a la espera de una prueba
mientras los hombres roban
los gobiernos hacen viudas
y reducen los hombres
a fantasmas
preguntándome impaciente
quién nos vengará?

Las furiosas facultades
de mi mente culpable se rebelan
y yo estoy loco
loco
loco

 

LA QUEJA DEL ACTOR

                   …estos malditos críticos
han debido vivir en Atenas
donde empezaron sus trágicos pecados,
condenados al Hades sin visión
escribiendo en oscura ignorancia
sobre lo que no podían ver: que
tosca ha debido de ser su tortura
durante estos veinticuatro siglos
la ciega envidia cuando sospechan
que la creatividad se alza
sobre sus cabezas.

No es extraño que ahora, cuando se apagan
las luces, estos condenados
rondan nuestros teatros y se sientan
a garabatear cosas en la oscuridad.

 

HABLANDO EN NOMBRE DE 
TODOS LOS LINGÜISTAS

Supongo que ustedes saben
que el idioma
es una cosa peligrosa

y que lo usan con cuidado en su campo
detonando cada oclusiva
al virar
en torno a fricativas sospechosas
sin voz y temiendo
la proximidad de oscuros pasajes
para revelar minas de información

o ufanarse elocuentes
con adjetivos apropiados
sobre el mucho tiempo que les lleva
morir incluso a lenguas moribundas

y los jueces leen largas sentencias
que solo mis sabios amigos
comprenderán

tengan cuidado
los legos son más prudentes
y conscientes de que son ustedes
los que dictan el idioma

y saben entonces
que nada habla más claro que el tartamudeo
de las balas y una bomba ciega
para revocar la revolución—
y silenciar las palabras etéreas

y que no pueden hacer que las generaciones
perpetúen su dialéct-
ica contra nuestras sílabas
de plomo

si alguna vez decimos
que los queremos muertos

 

 

CONVICCIÓN

 

Cuando llegó el bebé
sintió pena
por todo lo que iba a suceder

y al pasar el tiempo
día tras día vio a los pesadi-
llescos jinetes, cuatro,
cabalgando, y supo

Le importaba demasiado
ver al niño sofocándose lentamente
en un lugar donde todo el mundo
estaba mejor muerto

Así que lo hizo rápida y
compasivamente.

Incluso en el juicio estaba segura
e intentó suicidarse. “Un crimen premeditado”
pronunció el juez “que debe ser castigado
con la mayor severidad”.

Y la sala llena de gente suspiró acongojada
al condenarla él a cadena perpetua.

 

LA ACTRIZ

 

le mostró una sonrisa a la que ningún director
podía resistirse. La tomó como el facsímil
de papeles románticos
y le asignó el papel

principal en una farsa,
satisfecho con lo que consideró
una buenísima actuación.
Se estrenó y fue un gran éxito

para él; pero después descubrió
que a sus espaldas los críticos chismosos

decían que era una pésima actuación
por lo que la pieza de su vida fracasó;  ya no podía
ver más la tragedia y se dedicó al cine.
Sabía que tenía que actuar.

Y cuando finalmente se pegó un tiro
en el estudio, ella lloró con sincera emoción
y los críticos llamaron convincente su actuación

Ella era mejor actriz
de lo que él jamás sabrá.­­­­­­­­­­­­

Video: El príncipe loco de Dinamarca


Al Creighton nació en la isla caribeña de Guyana. Poeta, dramaturgo y crítico de arte. Fue Vicerrector de la Universidad de Guyana donde por varios años estuvo vinculado a la Facultad de Artes. Decano de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Guyana; Director del Instituto Confucio de la Universidad de Guyana; Miembro asociado de la Universidad de Warwick; Secretario del Premio Guyana de Literatura; Director de la Escuela Nacional de Artes Teatrales y Drama de Guyana. 

Última actualización: 17/11/2021