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Vahé Godel, Suiza

8º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Vahé Godel
Traductor: Alfredo Silva Estrada

Control de identidad

-¿cuál es tu nombre?- el del fundador
de una ciudad desconocida el de una especie
de pájaros completamente desaparecida
el de una lengua olvidada
el de un bello navío perdido bienes y personas

-¿qué edad tienes?- la edad que tenía el padre
de mi padre cuando yo nací
la edad que tenía mi padre cuando yo
levé anclas la edad que tendrá mi hijo
cuando al fin yo no tenga ya nada que perder

-¿de dónde vienes?- del epicentro de las altas
mesetas de la zona ocupada de la
estación de la morgue de ninguna parte

-¿adónde vas?- hacia la única fuente hacia
la desembocadura hacia el techo del mundo al
fondo del abismo en la noche de mi
cráneo dentro del sol de mis entrañas

-¿quién eres ?- el sobrino del viento el amante
de la ceniza el discípulo del fuego
el heredero del vacío -¿pero qué más ? - un
eterno andariego un desertor o
mejor aún: un pillador de desiertos un rompedor
de ruinas un viajero inmóvil
un mirón tuerto un cazador de sombras
(una sombra)

 

Usos de la hierba

Algunos la nombran sin verla
otros la ven sin nombrarla
unos la pisan otros la esquivan
otros la siegan la marchitan la acumulan
con el único fin de quemarla algunos la pacen
la mascan sin descanso hasta el punto de
volverla repugnante papilla jugo nauseabundo
que para terminar se tragan o escupen
otros se limitan
a rozarla con los ojos con la punta
de un pie o hasta de un solo dedo otros también
la husmean largamente la encienden la fuman
felices de reducirla a azulosas volutas
y van llevando así lo efímero a su colmo

 

*

uno puede también dejarla estar dejarla
hablar la hierba mezclada con la flora del verbo
ese brasero que verdea en el vacío ojo
sin párpado islote perdido ese libro mágico
vegetal abierto sobre una mesa sin límites:
al menor alerta el verbo se ilumina
al menor soplo la hierba se hincha
o se ahueca como la grupa de un
pura sangre -pero la mesa permanece invisible
teniendo la transparencia y el color del aire

 

*

a partir de entonces nada existe fuera de los labios de
la lluvia las vértebras del viento la verga del
día más largo la vagina de la noche más
breve desde entonces encrespada o hirsuta buena
o mala la hierba vertiginosa más verde que
nunca sí el delirio de la hierba el oro del
verbo -leer es herborizar
escribir es reverdecer cultivar el vacío
echar al viento la casa por la ventana
(tus piernas se diluyen mi cráneo
es un arroyo de nieve silenciosa
chorreamos rutilantes sobre impalpables muros)

*

Me sofoco. Desabotono mi cuello... Ningún progreso, ningún subrayado: Mi cuello esconde otro, cerrado también y no menos estrecho. Reiterando los mismos gestos, descubro un nuevo torno –y así continúa. No termino de desabotonarme, con una mano cada vez más febril. Es incómodo hacer deslizar estas pequeñas pastillas de nácar, todas parecidas, a través de hendijas tan delgadas –a tal punto que al repasar han endurecido los labios. Mis dedos se agotan. Me duelen las uñas. Me sofoco. Cuanto más me desabotono, más crece mi impresión de que el cuello se encoge... Pero he aquí de repente un botón bien curioso, tanto por el tamaño como por la consistencia: una bolita un poco blanda y rugosa (una especie de cerrojo) que no tengo ninguna dificultad en extraer de su ganga- puesto que esta última es elástica. Respiro mejor. Me palpo el cuello, largamente, como para encontrar señales de estrangulación... En el presente, contemplo mis manos: ensangrentadas. Un pedazo de espejo me acaba de aclarar: El final de todo este desabotonamiento habrá sido la carnada de un cierre ¡En la piel de mi pecho se recorta una ancha escotadura, un delta rojo sombrío, con franjas en redecilla de luminosa sangre... ¿Voy yo con mis propias manos, defendiendo a mi cuerpo, continuar el desollamiento de este cuerpo sin defensa? ¿Voy yo a cavar esta herida triangular? ¿Voy a arrancarme el corazón? ... ¿Y para ofrecerlo a quién? –Incluso una perra no lo querría.

            Traducción de Rafael Patiño

Otros poemas Prometeo # 65-66


Vahé Godel, nacido el 16 de agosto de 1931, en Ginebra, Suiza, ha sido considerado como uno de los más originales creadores dentro de la actual poesía suiza en lengua francesa. Es licenciado en Letras de la Universidad de Genève y ha enseñado francés por casi cuarenta años en el Colegio de dicha ciudad. Sus obras han sido traducidas y publicadas en diversas lenguas, entre ellas, español, rumano, armenio y ruso. Es miembro de la Société des Gens de Lettres de France y del PEN-Club. Miembro de honor de la Unión de Escritores de Armenia. Integrante de la Casa Internacional de la Poesía de Bruselas. Es corresponsal de la revista Présages (La Différence, Paris). Autor de una obra de cerca de cuarenta libros entre los que se cuenta poesía, ensayo y traducciones del armenio. Algunos de ellos son: Qui parle? que voyez-vous? (Prix Schiller, 1982); Du même désert à la même nuit (Poche Suisse, 1991); Quelque chose quelqu´un (Ed. de La Différence, 1987); La poésie arménienne du Ve siècle à nos jours (La Différence, 1990); De plus belle (La Différence, 1993); Arthur Autre (La Différence, 1994); Un homme errant (Metropolis, 1997) y Fragments d´une chronique: Genève-Paris-Arménie (Metropolis, 2001) .El crítico venezolano Alfredo Silva Estrada, su traductor y estudioso de su obra, ha afirmado que desde Señas Particulares (1969) hasta Algo Alguien (1987), Godel no ha cesado de adentrarse, armado de humor y ternura, a través de límites naturales entre lo natural y lo mental, en la búsqueda del yo y el otro, en la lucha y connivencia entre el algo y el alguien, en la indagación en soledad del adentro y el afuera. Así, claridad y sombra se alternan en su escritura.

Última actualización: 02/03/2022