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Alexis Gómez Rosa (República Dominicana)

Fotografía tomada de Vallejo & Co.

Por: Alexis Gómez Rosa

 

Del libro New York City

Sextante de noche a sol

Congeladas las manos y los pies y la cabeza en flecos dividida.
Unos contra otros apiñados. Los unos sobre los otros en las alturas.
El cielo se desploma transformando su azul en melodía de pífano.
El lago, carcelero, retiene la mirada de Dios imantada en la escarcha.
La hora manda un whisky y prevenido en el desgarrón del ahora.
Meditación : contempla arcos y escaleras. La luz catedralicia desova colibríes y gorriones.
Tanta belleza me azora y enloquece. A eso (¡por Dios!),
hay que sacarle el cuerpo.

 

Error en tiro
 

(Haciendo equilibrio entre el
postumismo y la poesía sorprendida)
No te voy a engañar: tu bien sabes que del béisbol
viene el titulo.
El misterio lo he dejado en una caja fuerte. También
el subjetivismo.
Busco una poesía sin memoria la historia: sostiene
la torre de los locos de la que hago memoria
en tránsito hacia el coro.
(Una carta de presentación con el decir de los vulgares
-decía-que baile un merengue profano en todos
los sancochos).
Nada de cristalería, baratijas, ni fragilidades
de ángeles desterrados.
Los problemas del cuerpo, a la cama. A la poesía
se viene desnudo con los dientes
de leche, incubando los huevos de la fiebre
en la ruta de una estrella gitana.
Quiero una poesía que respire con el pulmón
de Moreno Jiménes,
el aire que le fue destinado a Manuel del Cabral.
Muerte al ángel doctrinario, nada de maniqueísmos.
Lo moral es ridículo.

 

Plagio
 

A todas mis hermanas
Me acabo de reír de cuajo se me sale mi madre,
por los cuatro costados del cuerpo.
Con la cabeza, las tripas, el corazón me estoy riendo
y a nadie le debo el desparpajo.
Nunca he sido tan Altagracia como hoy padre
da olvido, desplumándome por el barrio
(157 Street and Broadway), ejecuta un ronco saxofón
venéreas nocharniego, pero esta risa madre?
Pin pún la mueca, el estallido, el punto de remate
con que me cierro a una, traigo de ti una sombra
intermediaria de comunicación tierra y cielo.
(Para los nacidos bajo el signo de Virgo: te favorece
el No. 14, el 26,
y "cuídate de esa mujer de piel trigueña".
Con tus ojos lo verás con tus manos.
Descaminar la risa, avance quilombos, tragaespaldas
miserable,
y mamá rodando al piso. (Versión original: "y al
unísono mamá, rodando abajo es que me orino").
Cacofonía de la calle (pero cacofonía física),
que termina en una bandeja de fiambre con galletas
de soda.
Dándome contra el imbécil bribón que me camina
(altagraciano), con los buches repletos de comida.
 

 

Dicen las malas lenguas que soy
 

           A Cayo Claudio Espinal  

Poeta: eso dicen las malas lenguas que soy: un decir
parásito al coro.
Argamasa de música y letras con todos los sentidos,
haciéndole la vida imposible a los buceadores de sueños,
a los enamorados que, en los palcos
de la luna, les desenrollo la lengua y la sacudo.
Bah, dizque poeta, y no poder empinarme en tus palabras
para echar florecitas a ese amor que me dieron
en préstamo.
Ni tampoco llevar, con legítimo orgullo
y sacerdotal desasosiego, el matrimonio de dos cuerpos
por mi poesía.
Error de la benevolencia (¿de cálculo?),
seguro que error de apreciación:
grave, muy grave, en el saludo rotundo que circula
(amantísimo),
lirismo del viento de Long Island.
(Para corazones de capa y espada,
una tonadilla de niebla y alcanfor).
 

 

Ferryboat de una noche invertebrada
 

Hacia el final de tus latidos,
el ferryboat corta la rosa de los vientos,
entre otras amputaciones y cicatrices
frente a la noche de un solo temblor.
En el ojo izquierdo:
                  pulso de águila,
guardo pequeñas travesías
que en tu cuerpo se pierden,
y hace olvido,
                  porque nuevos naufragios
el ojo derecho inicia y te bendice
señora,
por altas planicies
menos mía,
que el vaivén sobrecogido
en tu piel que delira y adormece
los sentidos.
                  Aprendiz de brujo,
te observo y me extravío
por tu fosforescente desnudez;
mas lírica cuanto más te abandonas;
sorprendida,
          y en la lengua te anudas
con un prontuario inútil
de sílabas líquidas,
                  entrecortadas,
como si en ellas se borraran
tus párpados de amarilla enfermedad,
y el mar y su infinito sombrío
que alimentaran
su inequívoco paisaje.

 

Animal hecho de la materia prima
de la muerte.
                  Sobre tu cuerpo la noche
avanza mi palabra en el tiempo,
el ferry muge anclado bajo el bostezo
de los astros:
                  el agua parlanchina
que intercambia el cifrado mensaje
de tu elocuencia danzaria.
Mujer,
manantial de niebla, trampa
del paraíso.
Gime tu piel en su castillo
el día,
se levanta intranquilo
ante tus ojos narcóticos
de contracción sedienta, irredimible.
En ellos cabe la urdimbre
de la incontinencia y del desasosiego,
el tránsito del amor en la ciudad
donde sangra,
el sol de tu quimera.


Alexis Gómez Rosa nació en Santo Domingo, República Dominicana, el 2 de septiembre de 1950- murió en 2019. Fue miembro del grupo La Antorcha, realizó estudios de Literatura. Su obra poética ha sido valorada en numerosos ensayos críticos y antologías de la poesía en lengua castellana. Publicó, entre otros, los siguientes poemarios: Oficio de post-muerte (1973); Pluróscopo (1977); High Quality, Ltd (1985); Contra la pluma la espuma (1990). También se publicó una antología de su obra bajo el título de Tiza & Tinta.

Última actualización: 22/11/2021