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Francesca Randazzo (Honduras)

Fotografía tomada de El Pulso

Por: Francesca Randazzo

 

Amanece
doloroso en mi garganta.
El sol despunta
entre las piernas,
nublado y seco.
Alguien busca,
tropieza,
intuye
detrás del vidrio.
Voces
se pasean
por mi ropa,
una mano
las sacude;
mis pies
ya no están,
trato de recordarv la puerta
que no atravesaron.
Pruebo dar un paso
pero sólo mis ojos
avanzan
y encuentran
el miedo.

 

agujeros
escape de represas
FUENTE
implosión de luz

se vacía
el ojo de la frente
el ombligo
y el último dedo del último pie

se sabía de objetos
flotando en aguas nubladas
y
de
lanzas
abriendo los poros

p o c o   a   p o c o
se fugó
la sustancia

todo
quedó
en un recuento mojado

aquellas grietas
que lo sacaron todo
son ahora rendijas
por las que se cuela el sol

(húmedamente vivos
- los ojos -
desérticamente muertos)

ese iris que se quedó sin arco
se volvió
un tragaluz

*

Dónde está el calor
Ese ambiente ligero 
     Desenfadado
En el que navegabas poeta
Dónde quedó
Sin contratiempos entre el caos
Tu horizonte radiante y azul
Ahora el frío
Descubre los perros, los postes
Los muertos
Los guardias congelados
Cuidando la casa del amo
El hielo
De sus armas
En acecho
Una masa de policías
Levita y fermenta en la noche
Sin color sin palomas
Sin árboles
Sin casas  sin esquinas  sin callejones
Sólo añicos sólo golpes
Y un reloj
Que marca
El toque de queda


Tierra que se mueve

Perezosa
     Tibia
     Húmeda
Fuego que late 
     En la lejanía de los tiempos
Tierra compacta que es
Nuevamente
     Espacio de siembra 
     Lugar de semilla
Imagen que centella
     Inquieta 
     Al borde de la Salvación 
Como un soplo
Enceguecedor 
     El tiempo de 
     Los dominadores
Relampaguea con su látigo 
     Hemos sido esperados 
     Hoy
     Día del Juicio Final
Código genético 
     De un tiempo mesiánico
Gruta llanura
Símbolo que llamarás
Para llenar la ausencia
Presente susurrando
Aún
No
Me
Has
Perdido
Barro
Savia animal
De la historia
     Cita permanente
Reclamada en su crónica
Curso marino 
     Golfo bahía
Corriente que rescatarás de la sombra
     Y subirá por tu cuerpo
     Y será entre nosotros
     Signo de miradas
     Lenguaje familiar
     Resistencia

 

Mi pozo
 

agujeros
escape de represas
FUENTE
implosión de luz 

se vacía
el ojo de la frente
el ombligo
y el último dedo del último pié 

se sabía de objetos
flotando en aguas nubladas
y
de
lanzas
abriendo los poros 

p o co   a  p o c o
se fugó
la sustancia 

todo
quedó
en un recuento mojado 

aquellas grietas
que lo sacaron todo
son ahora rendijas
por las que se cuela el sol
 
(húmedamente vivos
- los ojos -
desérticamente muertos) 

ese iris que se quedó sin arco
se volvió
un tragaluz 

 

***

 

tu sombra
descompone con una sonrisa
el dolor
de todas las miradas 

ella que cruza fronteras
y cubre de olas y de arenas
otras tantas
- yo seguiré
descubriendo espacios - 

algunos recuentos
de estrellas en nuestras pupilas,
de la verdad y de otros planetas
que giran en sus órbitas,
son el sol
que puedo evocar
corriendo entre mis manos
- como el calor de las historias
que trajiste
para curar heridas y borrar cicatrices- 

tu mirada en la sombra
abre
otro
agujero
por el que sólo entra la luz
 


Francesca Randazzo nació en Tegucigalpa, Honduras, el 7 de mayo de 1973. Realizó amplios estudios en Lenguas, Psicología, y Sociología, en su país y en Europa. Ha publicado los libros de poemas: Roce de Tierra, 1997; A mar abierto, 2000 y Compás de Luz, 2002, así como artículos varios en los periódicos hondureños, fue articulista libre del Semanario de la Prensa y columnista de Opinión en El Heraldo.

En el año 2001 fue merecedora del Premio Edilberto Cardona Bulnes, en el 2000 del Tercer Lugar del Premio Gabriel Kattán de Poesía y en 1997 del Premio Roberto Sosa de Poesía Joven (premios hondureños). Trabaja como traductora y profesora de francés, inglés, italiano y español. También se ha desempeñado en el Proyecto de Niñez en Situación de calle, de Médicos sin Fronteras en Honduras.

Helena Ramos, afirma de la autora « se niega a amar el sufrimiento pasional, rechaza la renuncia, derriba el mito que las mujeres nacemos para morir de amor y que gozamos nuestras penas, todo esto mediante las imágenes y no las proclamas. También es cuestionada la masculinidad del amado, esta mitificada, magnificada masculinidad invulnerable y racional: «Un nido de respuestas/ensancha tu pecho/trato de encontrar en ellas/la pregunta.» Se controvierte, incluso, la misma dinámica de una relación amorosa, que ya no se presenta como el colmo de la felicidad sino un doloroso, a veces ineficaz ajuste: «él que insiste en que no entiendo/qué brazo debo cortar/para encajar en su frente». Y otro descubrimiento, aún más angustioso: «...estar juntos/no es el contrario de estar solos». Todas estas acerbas revelaciones nada tienen que ver con el rechazo a la afectividad, pues en otros poemas florecen breves exaltaciones amorosas, creadas con economía verbal y enmarcadas en paisajes de grave desasosiego.»

Última actualización: 17/11/2021