C. K. Stead, Nueva Zelanda
Por:
Christian Karlson Stead
Traductor:
Esteban Moore
LO CORRECTO
"¿Has descifrado
los códigos de la nieve que cae
o los del lenguaje de la luz?"
"¿Cuánta miel
contienen las Pléyades?
¿En qué lugar
se libera Orión?"
"¿Cuál es el peso
de la sombra sobre
un corazón endurecido?"
"¿En qué difieren del sueño
las diez órdenes vigentes
del cielo?"
"Soy detestable, Señor
Contestó correctamente Job
"Yo no tengo respuestas."
Ovejas fueron
su recompensa, buenos pastos
y camellos y también hijas
y la derrota de sus enemigos-
Elifaz de Temán,
y Bildad y Sofar *
*Job (42.7-12)
PAULINA...
Paulina, fui tu primer
Pretendiente. Todavía me irrita
Recordar este mes con cuánta fuerza
Martillé el portal de tu jardín.
Una verdadera patricia
Mantuviste tus piernas cruzadas.
Te casaste con un fabricante
De enanos de plástico
Y bañaderas para pájaros enjaulados
Y le diste, así dicen
Una sucesión de rencillas.
Yo llevé mi semilla a otra parte.
Paulina aún soy tu poeta
Celebrando hoy
Ya sin cabello, tu portal cerrado
Y las telas de araña en tu tumba.
ATRAVESANDO EL SALÓN
La poesía: luego de lo primero
la mejor.
Ella representa. Ella habla.
Es verdad pura en una casa en ruinas.
Sólo el hombre completo
puede levantar su propio peso.
Brumel, atravesando el salón,
Nada representa.
Aquel singular, agudo ingenio
Se deshace por un instante de su gravedad
Y cae sobre la espuma.
Al final los poetas asumen la destreza.
Me comprometo a ese fin
Mi segundo mejor arte
me servirá para alabar al primero.
El primero sólo se sirvió a sí mismo.
EN ESE PAÍS
En ese país
el poeta habló por su pueblo
enfrentando al invasor.
Entre un bombardeo y otro
cuando las sirenas callaban
se transmitían poemas.
Cuando los periódicos mentían
la gente hacía cola pidiendo poemas
y los leían en los tranvías.
Oh que tremenda responsabilidad
escribir sólo la verdad,
incluso morir por ella -
esto es mucho mejor que ser
un empleado público de las convenciones,
del Decoro, ese, nuestro amo.
Hablando con Bill
Le estoy contando a Bill
Pearson sobre el
Departamento, sobre mi
sorpresa de que se hayan
ido, todos los que pensé
eran como rocas
en un paisaje —
Mike Joseph, John
Reid, Betty Shepherd,
el profesor Musgrove, Allen
Curnow — ¿dónde están
ahora? Creo
que John Reid puede haber
muerto. Cuento que Bill
Allen se fue a vivir
a Australia. Incluso
cuando al decirlo
no parece
probable. Le doy un
abrazo de despedida.
Lo recibe
de mala gana. Me doy
cuenta lentamente
de que todos están
muertos, hasta Bill.
Me acerco a la ventana
y miro hacia afuera.
Una aldea medieval
bajo la luna me
responde la mirada.
¿También yo estoy muerto?
Todavía no. Solo soñando
y en Francia.
El remero
¿Remó el abuelo Stead
(ella quiere saber)
en Oxford
o en Cambridge — o
(como afirman a veces)
en la primera y luego
en la segunda? Estas
hazañas suyas las descarté
hace tiempos
pero ella ha oído decir
que hay una jarra de peltre
con su nombre escrito
que prueba que fue en
Oxford. Yo me acuerdo de
un hombre alto
“bienhablado”, que
solo venía en la Navidad
y siempre me
daba media
corona. Católico, un
pecador tal vez —
todo lo que en su
vida tuvo perdió o
gastó — lo encontraron
muerto en la cama en
una pensión en
Mount Eden
on los brazos cruzados
sobre el pecho en
un acto de contrición
Le digo a ella que creo
que todavía está remando
en el río negro.
***
H/oración
Los días que corren, ellos corren
manteniendo la cuenta ante nuestros rostros
Licinius, y la Muerte
con sus dientes de fluoruro
y el famoso y aburrido torso
siempre han de triunfar.
Nosotros que vivimos
pagando nuestras deudas al sol
en un istmo fructífero
entre dos puertos -
¿qué podremos ofrecer como soborno
a aquel cráneo de ojos secos
en el río más oscuro?
¿De qué valió escapar
a la guerra y al peor de los climas?
Pronto su alegre Señorío
doblegará nuestras rodillas.
Los últimos labios
habrán sido besados,
la última carrera corrida
y en nuestros sótanos
las mejores botellas
pertenecerán a otro.
Juntos entonces
Licinius
practiquémoslo osadamente
diciendo adiós
y queriendo decirlo para siempre
América: la película
Hay una película premonitoria
quizá de Robert Altman
que termina con sapos
cayendo del cielo -
una tormenta, un aguacero,
un Viejo Testamento lanzando
sapos acrobáticos -
y en caso de que pienses
que su historia se desliza
hacia el reino de lo irreal
él tiene un muchacho, un niño prodigio,
uno que lo sabe todo,
sonriendo, diciendo "Sí, esto sucede!"
Septiembre Once fue así -
formas diminutas que fueron cuerpos
un todo de brazos y piernas
lanzándose abajo.
Habíamos ido de gira
a las cuestas de piedras blancas
arriba de Mausanne-les-Alpilles
y regresamos a casa a verlo,
a verlo como se ve una película,
su horror, su áspera justicia.
Nueva York parecía estar en llamas.
Sí, ¡esto pasa!
Americanos
cayendo del cielo.
Este tiempo
Éstas son las estrellas de la poesía
Demasiado buenas para ser verdaderas
por sobre las colinas
Y en la bahía colmada hasta el borde.
Y ésta la última moneda
El muerto intercambio
El silencio.
¿Desatornillaste tus oídos?
¿Los guardaste para bien?
No. sácalos de la inmovilidad.
No eres un espíritu.
Escucha.
El rocío se recoge al borde y
Gotea. Gotea
Sobre escarchadas hojas.
Incluso tan pequeños
vocablos cristalinos
hablan del tiempo.
Cuéntalos.
Siéntete afortunado.
Traducciones de Raúl Jaime Gaviria
C. K. Stead nació en Auckland, Nueva Zelanda, en 1932. Es uno de los más famosos escritores de su país, ha publicado doce libros de poesía, nueve novelas, dos colecciones de relatos, seis libros de crítica literaria y ha editado otros textos numerosos. Su novela, Smith's Dream, fue adaptada para el guión de la película Sleeping Dogs. Ganó el New Zealand Book, tanto por su obra poética como por su obra en prosa. Bibliografía: Whether the Will is Free: Poems 1954-62, 1964; The New Poetic, 1964; Smith's Dream, 1971; Crossing the Bar, 1972; Quesada: Poems 1972-74, 1975; Walking Westward, 1979; Five for the Symbol, 1981; Geographies, 1982; In the Glass Case: Essays on New Zealand literature, 1982; Paris: A poem, 1984; Poems of a Decade, 1983; All Visitors Ashore, 1984; The Death of the Body, 1986; Pound, Yeats, Eliot and the Modernist Movement, 1986; Between, 1988; Sister Hollywood, 1989; Answering to the Language: Essays on modern writers, 1989; Voices, 1990; The End of the Century at the End of the World, 1992; The Singing Whakapapa, 1994; Villa Vittoria, 1997; Straw into Gold: New and selected poems, 1997; The Blind Blonde with Candles in Her Hair, 1998; Talking About O'Dwyer, 1999; The Right Thing, 2000; The Writer at Work: Essays, 2000; The Secret History of Modernism, 2001; Dog, 2002; Kin of Place: Essays on 20 New Zealand writers, 2002; Mansfield: a novel, 2004; My Name Was Judas, 2006.