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Juan Diego Velásquez (Colombia)

Por: Juan Diego Velásquez

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 86-87. Julio de 2010.

                        

 

1
      El doctor Marx
después de regresar de la biblioteca
con numerosa hojas de anotaciones
saboreó un pedazo de pan con queso
y sé dispuso a la luz de una vela
a redactar la correspondencia al Licenciado Engels:

“Las ideas que se apoderan de nuestra
inteligencia, de nuestra alma, de nuestra
conciencia, son cadenas de las que no es
posible desprenderse sin desgarrarse el
corazón, demonios que sólo pueden vencerse
sometiéndose a ellos.”

Tales palabras han sido tema de polémicas
y algunos llegaron a hacer de ellas
una piedra que quiebra los cristales.
Tan sólo Jenny comprendía y su pezón
recordaba los leves mordiscos que Karl
le brindaba en aquellos momentos cuando los
 sentidos adquirían el valor de sus Teorías.

2.
Se podría decir que el Licenciado Friedrich Engels
era extraño en sus estilos literarios.
En uno de sus escritos abordó la poesía
en tono profético:

               “Un moreno muchachote de Tréveris,
                 un auténtico monstruo, avanza
                 lleno de ira, como si quisiera
                 asir la vasta Luz del cielo
                 y a puño traerla a Tierra. “

Sin embargo los ensayos condensan las fronteras de sus
pupilas:
“Los tejedores que trabajan en sus casas están doblados
 desde la mañana hasta muy tarde la noche, en tanto que
 el calor de la caldera les seca la médula.”

El Doctor Karl Marx
participaba de las opiniones de su entrañable amigo,
quien puntualmente le enviaba el correo
adjuntando una rosa fresca para su amada esposa
Jenny.

En una de las cartas del Doctor  Karl Marx
se lee la siguiente posdata:

“Mi querido Fred: He cogido tu rosa en la oscuridad
y la he esparcido por el cuerpo desnudo de Jenny;
después me he inclinado para identificar con mis labios
su piel entre los pétalos, a la espera de un cálido
gemido que aprueba mi acierto.”

3.
¿De quién heredó el maestro
Vladimir Ilich Lenin
la emoción del verso y qué lo llevó a escribir
el extenso poema,  “Desde el destierro”?

La Historia señala que muchos de sus lectores
luchaban entre la nieve por un pedazo de pan
y las tropas zaristas con sus sables manchaban
de púrpura carmín, púrpura escarlata y púrpura violeta
el blanco paisaje ruso.

De donde se deduce que cuando
Vladimir Ilich Lenin
-maestro del pueblo-
escribía:
             “La flor de la libertad quebrada y deshonrada
               ha sido pisoteada y muerta está por siempre.
                    Los oscuros se fascinan con el Mundo en Tinieblas,                   
               pero en la tierra natal el fruto de esta flor
               ya espera en el subsuelo.”

Lo hacía inspirado en sus lecturas de los grandes guías
proletarios.
Por tanto recurre a la metáfora e incita al pueblo
a tomar las armas y exterminar al Emperador con sus
verdugos.

Es de suponer además que Vladimir Ilich Lenin
líder del Movimiento Bolchevique
tenía en esos momentos poco tiempo para dedicarse
a la intimidad:
por eso su poesía encierra el testimonio
de su acción.

¿De quién heredó
Vladimir Ilich Lenin
la emoción del Verso?

Los soldados apoyados en las tesis del Camarada
Lenin
escribían desde sus trincheras:

  “Amada: La nieve se siente en los huesos, por eso me
    aferro más al fusil. Para derretir este frío y volver
    a tu vientre a recoger otro olor que no sea el de la
    pólvora.”

4.
Nadezha Krúpskaya
llevaba tres días consecutivos
bajo la mirada oficial del Camarada Lenin
Vladimir Ilich Lenin
llevaba tres días consecutivos
bajo la mirara oficial de la camarada Krúpskaya.

Los soldados del Ejército Rojo
llevaban más de tres días consecutivos
aniquilando al Ejército Blanco
bajo las órdenes del Comité Central.

Finalizada la reunión
Nadia en impecable dulzura
guiñó el ojo a Volodia.

Muchos soldados cedieron al cansancio y quedaron
para siempre soñando en futuras estatuas.

Volodia abrió con impaciencia la puerta
y Nadia preparó temblorosa la cama
los soldados Rojos hacían retroceder a los Blancos
las madres hermanas esposas los colmaron de besos
y cuando Nadia explotó en febril imploración
Volodia deseaba rescatar el aire
la ciudad toda parecía estremecer
en un coro colectivo entonando La Internacional.

(Los anteriores  poemas hacen parte del libro inédito “En los límites del día”)

 

CORAZON  HERIDO

Ya de nada sirve
Dejar los oídos en las noches
Junto a la canción de los grillos
O seguir con el pulso de la sangre
el agua resbalando entre las piedras
y mucho menos imaginar
que las olas son las vocales del viento

Ya de nada sirve tanto murmullo
Porque el corazón lo tenemos herido
Ahora el cuchicheo habita en los rincones
De cafeterías
Porque el corazón lo tenemos herido.

Y tanta voz en las esquinas
Concreta la táctica y la estrategia
Contra el sistema y su ejército
Porque el corazón lo tenemos herido

Y se vuelve lentamente necesario
Escuchar los graznidos de los búhos
En las noches pintando las paredes
Porque el corazón lo tenemos herido
Y si el aire agita los lamentos
Diremos que es el grito de los sexos
Porque el corazón lo tenemos herido.

 

SERA QUE VAMOS GANANDO?

 
La ciudad cada vez va cogiendo un color de
invierno
¿Será por el humo de los buses?
¿Será que va a llover?
eso piensa mi madre a través de la
ventana
Pero por fortuna
ella últimamente ha oído hablar:
de los gases lacrimógenos
de las barricadas de llantas incendiadas
y por momentos duda:
¿Será que vamos ganando?
Pero todos sabemos que el vidrio es fácil
de quebrar cuando el humo lo empaña.

 

CUPIDO

Sólo el iluminado mientras enseña, es capaz de no interrum-
pir su meditación:
Mi cometa sobrevuela la espalda del cielo
Y desciende a flechar el corazón humano.

Envenenaré por prudencia  aquello que he tomado por augurio.

 

MEDELLIN 1963

Había una vez, dos niñitos solitos en el Mundo. En el barrio
los árboles se mecían por los vientos llegados del lejano
océano y el color de las hojas reverdecían por el mismo sol
de todos los países. Jugaban plácidamente en las horas de
la tarde. Aún no conocían la escuela, únicamente a sus pa-
rientes y la misa los domingos.

Un día, según palabras de mayores, ellos hicieron groserías.

Los árboles rozaban sus hojas provocando destellos en las
estrellas. Desde ese instante, andan buscando niñitas, para
revelarles los misterios del Universo.

 

EL OFICIO

Sea ésta mi única expresión. Sean estos poemas más
Que mis conversaciones y vivencias.
(Estoy esperando una llamada)
La palabra me acosa y tengo que hablar en voz baja.
Procuro dejar sólo palabras suaves. Las ásperas merecen
El olvido.
(El teléfono aún no suena)
Mis temas serán políticos, porque así está escrito.
No me dejo influenciar por el ánimo de la época.
(La mujer que anhelo marcará el número tres veces)
Para la poética bastan estos ojos que se conmueven
Con los colores  y los gestos. Simplemente olfateo el poema
Una vez concluido, hasta que se me haga agua en la boca.
(El tono de su voz lubricará el paso de estas páginas)
Sé que escribo para la Revolución, ante ustedes me expongo
Sin secretos. No preciso espantar a los lectores.
(El teléfono repica con insistencia)
Contesto con rapidez sin pensar en cambiar de vida
Yella me dice:

 

 

PALABRA

Palabra.
Así fue llamada en el comienzo
Luego vino la luz   continuaron los sonidos
Pero la palabra fue primero
Los soles existían y se hicieron palabras
Pero la palabra fue primero
Las aguas se deslizaban y se hicieron palabras
Pero la palabra fue primero.

 

Después llegó la noche.

 

Relatan los antiguos que la palabra fue primero
Unos hombres habitan en la selva
Unas mujeres cultivan el fuego de la selva
Hombres y mujeres saborean los animales de la selva
Mujeres y hombres se regocijan al tacto de sus cuerpos
En lo más impenetrable de la selva
Todos se imaginan la Muerte al terminar los límites
De la selva.

(Las aves cruzan con sus cantos los cielos de la selva)

Un semejante asesina un sentimiento y la selva seduce al
Silencio susurrando sórdidas sombras.

Alguien inicia la búsqueda de la palabra
En los siglos de los siglos
Es oficio humano hacer común la palabra
Común a la poesía de hombres y mujeres.

 


Juan Diego Velásquez nació en Medellín. Miembro fundador del Taller de escritores de la Biblioteca Pública Piloto. Miembro de la junta directiva Cineclub Ukamau. Miembro fundador Del Día Internacional de Teatro. Codirector del Programa Radial 8,16, 35 de la Universidad de Antioquia. Finalista Premio Nacional de poesía Universidad de Antioquia. Editor De los Cuadernos Uno en Uno. Crítico de cine En los periódicos “El Colombiano” “El mundo” El Emisor” Revista Pared. Poemas publicados en: Cuadernos “Uno en Uno” (Fin de semana); Volumen  Nº 2 POETAS EN ABRIL; Selección de poesía colombiana contemporánea Revista Puesto de Combate y 25 años Punto Seguido (Madame Destino); Revista Zócalo, Revista Imago, Periódicos El Mundo, El colombiano, Lucha y Unidad. Talleres de motivación poética en el municipio de Pauna y en el corregimiento de Nariño (Boyacá). Biógrafo de Julio Flórez Roa. Poesía en la Conquista y Colonia  en el Festival de Cine Santa Fe de Antioquia.

Última actualización: 22/06/2021