English

Philip Hammial, Australia

Fotografía de Sara Marín
Clausura del 22º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Philip Hammial
Traductor: Juan Garrido Salgado

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 88-89. Julio de 2011.

 

POSESIONES


Un hombre que lleva todas sus pertenencias en su boca se sienta en un banco del parque (está desnudo), utiliza ambas manos para apalancar sus quijadas abiertas, alarga extractos de un par de zapatos y algo de ropa, se viste y luego, protegido contra el frío que cala por la noche, llega de nuevo y saca su cena, una hamburguesa; la engulle toda.

 

CORREDORES


 Un corredor con zapatos de cuero de pescado consigue adelantarse a través de un río de sus competidores que están usando zapatos de conejo. Pero, ¿ganará la carrera? A medida que la corriente consta de tres cruces de ríos y tres cuerpos de tierra reseca, esto es una incógnita para cualquiera…

 

 

 

CORNAMENTAS


llegando a casa a altas horas de la noche para encontrar las paredes de su casa cubiertas con cuernos, un hombre, una vez que supera el impacto de esta intrusión, quiere eliminarlos, pero esto resulta imposible porque no están colgados en las paredes, sino están incrustados a través de las paredes, una situación que sugiere que animales- ciervos, alces, alces del hemisferio norte, etc. - todavía podría estar unido a ellos y, si es así, que estos animales podrían estar al otro lado de las paredes, a las afueras. Así que el hombre sale a la calle, rodea la casa, ahí están, los espasmos de cola, pezuñas de estampido. Y ahora se da cuenta de que lo están esperando a que vuelva a entrar a colgar su abrigo y sombrero; ya celoso de que las criaturas sean lo que son, ¡ay de él si hace una mala elección.

 

 

LEÑA


 En una noche heladísima de invierno un hombre sale a buscar su pila de leña, pero en vez de madera encuentra cortado en cuerdas y apilados cuidadosamente, su árbol genealógico. Aquí está una pierna de Lil, la madre del huesudo de su padre, y aquí está uno de los brazos de la abnegada tía Jane. Ahí, resistente y con nudos, una de las manos del tío Bob, y allá... Pero está demasiado helado para seguir con esto. Coge unos cuantos y vuelve rápido  al interior.

 

 

ENCUENTRO DE UN TRUEQUE


Después de un arduo viaje, un hombre en un monociclo llega al corazón de un bosque antiguo y se encuentra con un unicornio. «¡Qué maravilloso método de locomoción que tienes", dice el unicornio. -Es que me viene una T. Seguramente tengo algo que te atrae para hacer un negocio. “El  hombre no necesita preguntar. Sin dudarlo, señala el cuerno del unicornio, y el canje se hace rápidamente - los cuernos del unicornio ahora con orgullo a horcajadas en un monociclo y el hombre en un cuerno de pogo-se lo va pegando de vuelta a la civilización.

 

 

CAFÉ DEL POETA

Lo que estoy haciendo es viendo el espectáculo pasar
esta mañana en el Café Patmos.

En el centro comercial de Penrith mientras espero a mi esposa 
y a mi hija en una locura de compras navideñas, 
en la Plaza - 30% de descuento en todo. En la acera
otro hombre de edad, el quinto en diez minutos, tropieza
sobre un ladrillo suelto, sonríe para cubrir
su vergüenza. Setenta veces hoy, que me tropiezo 
adentro  mi tumba sonreiré para cubrir
mi vergüenza? Probablemente. Mientras tanto 
continuaré imaginando que esto es 1900
en París, su servidor en la cafetería del poeta León
Paul Fargue describiendo los coches estrepitosos
sobre los adoquines en el Boul Mich. Bueno,
no del todo, los coches de hoy son de color rojo de bomberos,
Holdens canario amarillo y liquido de hierbas palpitante
con el ritmo de la música techno, Romeo, máquina joven haciendo fuego
en una carrera a ningún lado. Poco romántico
como París a la vuelta del siglo, entonces
si yo fuera "el coche de París" ya estaría muerto a los 71, sólo
un año más, mi alma en un  bosque. Toco madera
(El nombre de la tienda La Nueva Era esta cruzandola calle)
todavía funciona después de todos esos años, mientras espero
por mi mujer (el 50 del diciembre pasado) y a mi hija
(el 10 de marzo) para encontrar un regalo de cumpleaños
para el anciano que está enfriando sus talones en un café.

 

PERROS


Tomaré el perro grande.
Tú tomas el perro pequeño.
Cuando lleguemos al árbol de los ladridos lo subiré
y bajo la cuerda. Tú lo atas
alrededor del perro pequeño, lo izaré.
Si no se rompe lo usaremos
para levantar al perro grande. Si esto funciona
los tres nos sentaremos en una rama y ladramos.
Siente te libre de unirte a nosotros.
Cuantos más, mejor.

 

 

ESPERANDO POR EL CAMBIO DE LUZ   


Estornudo y de inmediato el anciano a mi lado me ofrece un pañuelo, uno sucio, lleno de mocos. Y el viejo - puaj, asqueroso, su traje me trasmite el gris brilloso de la suciedad, probablemente huele a que no se ha bañado por meses. "No, gracias-le digo, limpiándome la nariz con los dedos. "Tal vez lo que necesita es uno más grande", dice, y saca otro pañuelo, mas grande y más sucio aún que el primero. "No, gracias, de verdad, no lo necesito."  Pero él no acepta un no por respuesta y sigue sacando pañuelos cada vez más grandes de los bolsillos del traje, el último es del tamaño de un mantel, que cuidadosamente lo extiende sobre la hierba en la pasarela del medio. Y entonces, por arte de magia, crea una botella de vino del malo y dos bocadillos envueltos en celofán. "Seguramente no me negará el placer de su compañía en el almuerzo, mientras esperamos el cambio la luz.”

 

CAMPANA


 Fui abajo donde estaba la campana.
En una mesa larga había monjes doblados 
sorbiendo sopa en tazones.
Repugnante. Cuando les pregunté,
 ¿la  dejará sonar?
uno, el mayor, limpiándose la boca con la manga
de la sotana, respondió: El sonido llevará
a tu madre a casa, ¿Qué tan grande debe ser?
Era una buena pregunta, y  a la cual
Yo no tenía respuesta.
Ellos ofrecieron sopa, que acepte a regañadientes,
un tazón, al parecer, sin fondo.
Cuando hayas terminado, dijo el monje viejo, haré
el sonido que lleve tu madre a casa.

 

 

GRAN DESFILE


Luces de hadas en la portada del último, en
¿Qué podría haber estado pensando?
Qué cuarenta y siete poemas acerca del  combate de lucha libre
en condiciones de mal tiempo traería

 un cambio fundamental
en mi condición de estrella - desde el número cuarenta y siete
en el gran desfile en la Iglesia Anglicana del Este para el número uno
en una sola vida; que absurdo, este poema
es un perfecto ejemplo de mi perenne incapacidad
Para articular alguna verdad universal, una triste realidad
que me ha garantizado en mantenerme en las filas

del montón hasta el día que muera o decida
encontrar una ocupación razonable que me pueda llevar
a la cima; de la lucha libre, con una corona, ¿por qué no?

 

 

 

CABALLERO


Su honor ha sido puesto en duda, insulto que no puede /que no desea dejar pasar. La armadura es pesada y complicada. Hábil en el manejo de lo que sea, le toma al criado, dos horas y media dejar listo a su amo para la batalla. Ya no es joven, los músculos se vuelven grasa, después de mucho empuje y opresión, finalmente, nuestro héroe está listo para defender su honor - una fortaleza de libros, de palabras mientras corre en la arena en un corcel blanco.
Pero el oponente, el crítico, aburrido con la espera, desde hace mucho tiempo errante de insultar algún otro escritor mucho más sensible  a las tonterías.

 

 

 

LAS AUTORIDADES

Sin brazos y sin piernas, las autoridades se arrastran afuera del mar hacia la playa gritando órdenes desde sus bocotas como de pescados. “Pongan sus mejores y más azules ojos en las cicatrizas arrugadas donde nuestros miembros estuvieron atados. ¡Apúrense! Qué están esperando? Ya conocen las condenas por desobediencia.” Y así, como tímidas creaturas que somos, lo hacemos. Siempre lo hacemos, siempre esperando que no hayamos perdido la capacidad de hacer crecer nuevos ojos,  mejores y más azules que los que desechamos.

 

 

HERMANOS

Solo en casa, tarde en la noche, haciendo lo de siempre. Estoy remando. Sentado en mi silla en la cocina, encadenado a un remo, uno de los cien esclavos asegurando que el galeón  continúe moviéndose hacia adelante a través de un mar a veces calmo, a veces embravecido. Hacia adelante, a ese puerto lejano donde, según los rumores, ellos nos dejarán en libertad, finalmente, después de tantos años. Los otros, mis hermanos encadenados, sentados en sus propias sillas en sus cocinas en esta  enorme expansión descontrolada de residencias públicas, todos remando sin cesar, con una fuerza inagotable y nunca sospechada.

¿Qué más lejos? ¿Cuántos días más? No puede ser una gran distancia. Pero supongamos que yo soy el único que rema todavía (el galeón parece haber la velocidad), y los otros haciendo nada más que sentarse  a la mesa en sus cocinas bebiendo cervezas y masticando galletas? Esos cerdos perezosos e hinchados, por supuesto que han dejado de remar. Lo han dejado todo a mi cuenta. Algún acuerdo tácito entre ellos para dejar de remar. Ese idiota de 108, aún está remando a base a pura  disciplina; es insaciable.

 

 

TÚNELES

He empezado a caminar encorvado. ¿El peso del mundo en mis hombros? De ninguna manera. Se trata de túneles. Dondequiera que vaya – afuera en el  garaje en  busca de una herramienta, al ir de compras al supermercado, – hay un túnel por el que tengo que pasar y jamás es de un tamaño suficiente para  poder mantenerme completamente erguido. Quién pone esos túneles allí, siempre bloqueando mi camino, y no importa lo que hago (cada desviación repentina y anticipada por mi parte) ¿y por qué razón? ¿Por simple despecho? ¿Para enseñarme la humildad? Probablemente nunca lo sabré.

 


Philip Hammial nació en Estados Unidos en 1937 y vive en Australia desde 1972, habiendo adquirido la nacionalidad australiana. Poeta, editor y escultor. Ha publicado 22 libros de poesía, entre ellos: Pan, En el año de nuestro Señor, Masacre de la infancia y Teoría de la piel. En 2006 editó una antología de 25 poetas australianos, traducida al francés y publicada en Quebec. Su poesía ha aparecido en una veintena de antologías en Australia y también en periódicos y publicaciones de varios países. Como escultor ha realizado treinta exposiciones individuales. En su poema Posesiones nos dice: “Un hombre que lleva todas sus pertenencias en su boca se sienta en un banco del parque (está desnudo), utiliza ambas manos para apalancar sus quijadas abiertas, alarga extractos de un par de zapatos y algo de ropa, se viste y  luego, protegido contra el frío que cala por la noche, llega de nuevo y saca su cena, una hamburguesa, la engulle toda”.

“…En un nivel más significativo, la energía es lo que anima sus poemas. Tienen una vida y una intensidad que los hace crujir para al lector a pesar de las inevitables frustraciones de nuestra “irritante búsqueda de significado”. Pasando de los toques del surrealismo francés a la antipoesía de James Tate, la obra de Hammial ha sido implacable, incansable y revela en su narración la idiosincrasia del control de sí mismo y de la comunidad perversamente refractada a través del lente de la poesía. La agresividad, el amor, el humor y la honestidad forman parte de la energía de su obra…”. “Uno de los problemas de la poesía australiana es que, con notables excepciones, la mayoría de los poetas australianos sólo han leído poesía en lengua inglesa. Su lectura de poesía en otras lenguas, en traducción, o del original, ha sido superficial, limitada a unas pocas antologías. Esa es una deficiencia que limita su visión de lo que la poesía puede llegar a ser. Probablemente el mayor problema que nuestros poetas tienen, sobre todo los de raza blanca, es el miedo, el temor de ser ridiculizados por sus compañeros si salen fuera del molde y escriben algo que no se ajusta a los E.U. o algún otro modelo. Con el resultado que la mayor parte de nuestra poesía es segura, aburrida y predecible. A veces me pregunto por qué una nación que ha producido excelentes atletas y valientes soldados, ha producido al tiempo tantos poetas cobardes”.

Última actualización: 06/12/2021