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Monika Rinck, Alemania

23º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Sara Marín

Por: Monika Rinck
Traductor: Carlos Capella

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 94-95. Julio de 2013.

 

Dureza del cielo

Oigan esto, así escarnecen los protocolos de la miel. Un submundo de luz azul.
¿Es aire o pared? Pájaros mudos, mirlos artificiales, hasta gorriones,
confinados en resina plástica y endurecedor, colados en cubos transparentes.
Una casi quisiera llorar. O cantar y dar saltitos en lugar de los pájaros
Sin embargo yace todavía sobre ti una pesada noche y sólo tu sueño
sabe de los otros. Él te piensa, p.ej.: ¿Qué es un armario?
Poner algo dentro decididamente con una mano segura y ágil.
Porque allí es donde corresponde, una intrusión que encaja tan exacta, te da escozor.
Ahora yaces despierta en tu carpa de dinero y quieres pagar por todo.
Quédate, aguarda el final de la pared. Decora con ensueños
los bordes del día, no, peor aún, trénzate el kitsch en los cabellos.
Pero mira, ¡la vida vulnerable por las mañanas no es ninguna pequeñez!
¡Ni una palabra equivocada, levantarse, mirar por la ventana cómo se vuelve intenso
un submundo alarmado de luz azul, allí! Una Aurora se posa, tiembla, explota.

 

El golpe del timbal

Oigan esto, así escarnecen los protocolos de la miel: Tú no lo quieres.
Ese espacio: ¿no se vuelve catedral? ¿pileta de hombres?
¿o un Lutero? Cumplo a gusto tus deseos. Sólo comprende:
los vendajes se ven bellos, muy bellos, en gente bella.
Eso no dice nada sobre los vendajes. Ni tampoco habla
acerca de cuán apretado sientan, por no decir anudan. Tampoco dicen:
por qué. La imagen es frívola o cruda. Retírala. Podría ser
que todo se desarme, se destruya. O incluso al contrario,
que todo se recupere para siempre. Distinta que la destrucción,
la recuperación requiere el vínculo. Sólo eso la hace capaz.
¿Pero de qué? Piensa. Tú no tienes, pues, palabras pero quieres
poseer aquello para lo que no las tienes. Acero delante de cielo acerado,
el gesto de poner algo dentro o también el de sacarlo, una estantería,
una mano muy grande llena de ciruelas. ¿Cómo se llama eso en alemán?
En alemán uno diría sin dudas: un timbalista del todo entregado a lo suyo.

 

Paja

Oigan esto, así escarnecen los protocolos de la miel, ahora se ha expandido
la susceptibilidad, ahora ha recubierto y encendido todos los espacios.
Tristeza terrenal, los abedules se agrisaron, un ojo ha perdido el perro,
ceniza, coposo vacilar, penitencia, lo cansado, acaso enfado, pero tu obligación
es atravesar eso, como si fuese luz donde se halla la miseria, con manos
que te piensas amarradas. Entonces ves: afloja el comprender.
Sólo hay claridad con lo drástico del shock. Un estampido silencioso.
No entiendes más nada, estás atolondrada y, en el intento de comprender pese a todo,
vuelves a salir por el lado opuesto, relieve que no existe,
trémolo que no existe, como si sólo hubieses agarrado niebla,
te hubiesen montado en un caballito de niebla (¡Arre! el gris me arroja,
caigo a través de él) y tú estás bien abajo, susceptible, incomprendida,
a la espera del shock. ¡Pero de golpe, aquí, todo amarillo, lleno de paja!

 

 

Traducción

Oigan esto, así escarnecen los protocolos de la miel, tú te tradujiste
–¿no fue así? – en todas las cosas. Tradujiste tus camisitas,
tus migajas en la gran, abierta magnificencia donde desaparecieron
en vez de ayudar, en vez de estorbar. Clavaste hondo la vista en lo magnífico,
apareciste de un salto ante ellas, pero tu impulso era demasiado débil
para tu peso. Pelele. Se podría haber llegado a lo magnífico
con el tren rápido en unos diez minutos, pero tú no. Todos lo sabemos,
te confundiste. Ahí decía “trampilla para elefantes”, tú tradujiste:
“rabo meneador”, se le ofrecían dátiles al huésped bienvenido,
¿y qué pusiste? “Favor exterminar la cita”.
Estabas preparada, no eras buena, lo sabías, confusa estabas,
pérdidas grandes como nubes, es decir no tremendas puestas a la distancia, sí,
y volviéndose ligeras: Luego muchísimas cosas recién comprendidas al desaparecer.

 

Es Fontosch

Oigan esto, así escarnecen los protocolos de la miel, tan hondo en el sur, que el sur
vomita. Al alba rescatado del vómito el vestidito de verano. 
Llorona la mañana, desesperada la mesa del almuerzo – como si se cayese
al suelo todo lo luminoso y no se volviera a levantar. El vello alarmado
en la región lumbar. Se calla, pero no se sabe acerca de qué. Comidas.
Restos de comida. Luego también juegos de sociedad. El juego se llama: Festón Blanco. 
Hay uno que decide, los demás se camuflan de musgo o abeto.
A un elegido se le permite salir, entrar – o nada de nada. Hay preceptos
para Castores y Cortinas. Si eres Castor, le das forma a tu distrito,
como Cortina mantienes tu distrito oculto. ¿Qué quieres ser? Es fontosch.
Decídete. Más aprisa, es fontosch máximo, pero también podrías 
sacar un ocho, lo que significa que en casa te aguardan los huesos,  
tu les das abrigo, a esto se agrega la bikini licuefacta (Monte de Hegel) como joker
lo que, por cierto, cuesta. Entonces necesitas más de doce cositos verde claro, 
y pelusa alrededor de los labios que una desea besar involuntariamente, una y otra vez.
Que ganes, depende de cuántos cositos tengas de reserva. 
¿No podría suceder que tu esperanza te lleve tras pistas equivocadas
y te purifique hasta el suelo? Entonces quedas afuera a no ser que cantes,
mientras te vas yendo, cien veces hasta la vista y vuelvas a entrar en el juego.


Monika Rinck, Alemania. Fotografía: Festival de Poesía de MedellinMonika Rinck  Nació en Zweibrücken, Alemania, el 29 de abril de 1969. Realizó estudios de Religión, Historia y Literatura Comparada en Bochum, Berlín y en la Universidad de Yale. Poeta, ensayista y profesora. Ha recibido numerosos premios por su obra literaria, más recientemente, el Premio de Arte de Berlín de Literatura. Su obra poética, catalogada como experimental, comprende entre otros los títulos: Neues von der phasenfront, 1998; Verzückte Distanzen, 2004 y Begriffsstudio 1996-2001. Este último libro contiene una recopilación de extraños neologismos lingüísticos y otras nuevas y locas formaciones de palabras que descubrió en los medios de comunicación. Al decir de Alexander Gumz “Rinck es una poeta singular, cuyo pensamiento poético se equipara a su poesía en estatura y sutileza. Poeta docta de la marcha post-moderna, combina con confianza reflexiones lingüísticas, el romanticismo y la cultura popular, Rilke, Johnny Cash y el andar en bicicleta, junto con un poco de biología aplicada…

Publicado en agosto de 2013

Última actualización: 17/10/2023