Dedicatorias
1.3. Dedicatorias.
Las dedicatorias son paisajes desconocidos, convivencia insospechada de seres, sentimientos, símbolos y objetos, despojados de sus apariencias ordinarias, para entrar en comunión.
Esta escritura se moviliza en una sencilla estructura, pero rica en ritmos por el colorido de las palabras, sus sonoridades y significados.
Cada autor descubre sutiles afinidades a través de una danza verbal, no de juegos de palabras, sino de cópula de imágenes.
Al dolor:
una princesa.
Al mal:
corazón y coma,
malsueño, hasta malamuerte.
A la espera:
una mano clasificando carbones ardientes.
A la lejanía:
mi sombra en la noche.
Al viento:
la cabellera de Berenice.
Al oasis:
Semíramis inmortal
alzando los jardines
de su vientre a sus senos.
A la roca de Sísifo:
marea, marea de sangre.
Al para-brisas:
una llama en tus grandes ojos abiertos.
A la puerta cerrada:
el desierto.
Al Unicornio:
una selva de papel.
Al amor:
el gran hotel hacia las 4 de la mañana.
Al perro:
un charco de luna.
Al miedo:
la mirada de Uta.
Al espejismo:
A la urgencia:
Al origen:
A la caída:
A la necesidad:
A la necesidad:
un gesto secreto, un puñado de ciegas semillas
y el sí por el sí.
Jean-Clarence Lambert.
*
Y proseguimos su impulso:
A la pelirroja:
la lengua de un dragón.
A la piedra:
el llanto de la venusina.
Al campanario:
el afán del pingüino.
Al crepúsculo marino:
la resurrección.
A la viña:
el alunizaje.
A la carroza:
la gracia del ciervo.
A la reina:
el alarido de un cavernícola.
Al cavernícola:
una agencia noticiosa.
Al lector:
una pradera
y el tintineo.
A tu corazón:
una tormenta
y las llaves del verano.
Al paracaidista:
la espera del espantapájaros.
A la paciencia:
el retorno de la amada muerta.
A la sandía y al lobo:
miel de estrellas.
Al vendaje y al pavor:
el pavo real.
Al gong y al trueno:
el último suspiro del dinosaurio.