Pável Grushkó (Rusia, 1931)
Tomados de Poesía Soviética y de Otras Palabras
En el bosque
Aquí fueron batallas... Por la pendiente de abedules
me precipito al bosque de pinos sin cabeza,
esas ruinas de un Partenón silvestre
con las columnas rotas de los troncos.
Bajo el ronco y oscuro tabletear de los cuervos,
enmarañados bajo la yerba soñolienta,
yacen los gruesos troncos apilados...
(Es dudoso que sueñen los árboles caídos).
Pero si de repente algo les pica,
y ese algo es parecido al sufrimiento humano,
bajo el sordo rumor del aguacero
los árboles acaso recuerdan las raíces,
esas mismas raíces de que fueron tronchados...
Al bosque no le entierran. Se cubrieron de musgo,
los árboles se pudren en el templo ruinoso,
manchados por la sangre del fruto del saúco.
Vibrando, los visores de las telas de araña
taladran con mirada voraz el día terrestre.
Más es a mí, y a ustedes, que estas cosas ocurren.
Aún nos envuelve a todos la urdimbre de la guerra,
aunque el mundo, tal vez, se ha humanizado un poco.
Versión de Fayad Jamís
Encuentro en el parque
Una mujer liliputiense
me está mirando
y le sonrío.
Pace el tiempo las hojas marchitas del sendero
que entre los bancos nuestros se interpone.
Como por el revés de unos gemelos
admiro yo su perfección,
la dura intensidad
de tan minúsculo
poema.
¡Cuánto cuerpo se pierde
albergando un cerebro, en ocasiones!
Pero aquí, sin embargo,
cabe contento,
en este pajarillo,
en la pulida gota.
Cualquier nombre, seguro,
¡va a quedarte tan ancho!
¿Cómo se llamará: Mi Sol?... ¡Quién sabe!
Versión de Eliseo Diego
Escribió la obra teatral en verso Estrella y muerte de Joaquín Murieta. Es un famoso hispanista, traductor al ruso de poemas españoles y latinoamericanos.