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Llamado de los hermanos mayores

Fotografía tomada de El Tiempo

Por: Mamo Avinteiru (Juan Bautista Villafaña)

Bienvenidos todos los hermanos menores que tienen la oportunidad y la paciencia de escucharnos. Me agradaría mucho que pudiéramos comunicarnos más de cerca, pero por razones del idioma nos queda muy difícil. De todas maneras, a través de mi interprete, yo pienso que algún mensaje debe quedar de esta charla y ustedes deben propagarlo de alguna manera, para bien de las nuevas generaciones y de todos los que están alrededor de esta gran región cafetera.

Quiero hacerles un gran llamado a una reflexión, no solamente por nuestro país, sino también por el continente. Esta es una gran necesidad, pues parece que hay una gran apertura por diferentes corrientes filosóficas o religiosas que nosotros los mamos llevamos en la entraña, pero también nos da dolor que este pensamiento se pueda desviar del verdadero camino que ustedes necesitan para orientarse por una verdadera senda, donde nos reencontremos en algo que está por construirse.

Ustedes mismos han vivido en carne propia los destrozos que se le están causando a la tierra. Esos destrozos están reflejados también en el hombre que cada día pierde su identidad.

Por conservar lo que nosotros milenariamente venimos defendiendo, esa reflexión nos debe llevar a una comunicación interna, individual, alrededor de ustedes, porque es como si nosotros fuéramos a hacer una selección de las mejores semillas que se van a regar por el futuro. Yo sé que esto es un poco difícil en la comunidad que estamos observando aquí presente, porque hay diferentes pensamientos, hay diferentes intereses. Algunos tienen identidad con la obscuridad, otros tendrán identidad con la luz. Realmente, yo no sabría evaluarlos en este momento, pero en fin, hay algo de lo que nosotros no podemos desprendernos para podernos estimar como verdaderos hermanos. Ustedes tienen que redescubrir sus propios mamos, tienen que redescubrir sus propias raíces, y esas raíces tienen que irlas abonando muy bien, para que tengan un cimiento profundo acerca del conocimiento que nosotros queremos transmitir a ustedes.

Ojalá volvieran otra vez a hacer sus pagamentos, a hacer sus ofrendas por los quehaceres diarios que ustedes realizan. Ojalá hicieran sus reflexiones profundas por todo lo que investigan, por lo que estudian, por los sabios, por los científicos, por los que leen, por todos aquellos quienes de alguna manera se interesan por la supervivencia de la humanidad. Eso nos debería llevar a una verdadera convivencia humana y no lo que nosotros estamos viendo en este momento.

Hace unos segundos escuchaba el mensaje del trueno y estaba diciendo que en este momento nos están necesitando en la Sierra para lograr que ustedes y nosotros empecemos una verdadera comunicación. De esa manera nosotros vamos a ir perdiéndole miedo a los fenómenos naturales porque ellos hacen parte de nuestra integridad. Yo me sentiría muy contento y feliz de estar con ustedes compartiendo muchas enseñanzas sencillas que yo les pudiera transmitir. No las de aquel sabio opulento, avariento sin ganas de enseñar nada, todo lo contrario, la humildad para nosotros es signo de la sabiduría y eso es lo que yo quiero que les sigan transmitiendo a las nuevas generaciones.

También quiero hacer un llamado para que nosotros empecemos a reencontrar nuestra verdadera identidad. Todavía es tiempo para lograr ese gran esfuerzo, que nosotros los mamos y ustedes estemos pendientes. A diario y en todo momento, nuestra reflexión desde lo más alto de la Sierra es porque la humanidad vuelva a buscar su verdadero equilibrio. Parece un poco difícil esto, pero si hacemos un esfuerzo lo podemos lograr. Sabemos que hay hermanos menores con buenos sentimientos, con buenas ideas, pero lo único malo que vemos es que de pronto las bases de ustedes no las han podido cimentar muy bien. Los han estratificado mucho con las carreras, las profesiones, para alejarlos, para desunirlos y así, cada uno se especializa en su campo, y no lo hace por su hermano, sino sólo para salir avante en lo que sabe y eso es irse desequilibrando. No solamente el pensamiento, se va a desequilibrar la idea que nosotros tenemos en función de lo que representan las grandes riquezas que posee la tierra. Así vemos como milenariamente, cuando existían las grandes vegetaciones en estos valles, en estas montañas se vivía en una armonía completa. Existía un sinnúmero de fuentes de agua, de pájaros, de especies de animales, de aves rapaces que eran mensajeras, los truenos se escuchaban mejor, el viento era mucho más puro, cada uno de ellos era mensajero de todos. Pero si yo me siento hoy en cualquiera de estas cordilleras a tener la reflexión de hace 2500 años, de pronto todo lo que vaya a interpretar en este momento va a ser un poco erróneo, porque de aquí no se puede reflexionar. Entonces, yo les llamo a ustedes para que ese llamado se haga también al Presidente de la República, para que en las campañas de reforestación, en las campañas de educación ambiental, tengan en cuenta los productos originarios de cada una de las regiones, porque allí es donde esta el alimento del futuro. No lo que están sembrando de una manera individual, porque el embate de los insectos va a ser tremendamente destructor; entonces nosotros necesitamos que así como hemos mantenido en la Sierra por cientos de miles de años una comunidad de producción, ustedes también tienen que empezar a hacer propuestas especiales para volver a rescatar esos frutos que perdieron. Hay que hacer mucha investigación sobre esa parte. Por otro lado, ustedes pueden observar que aquí en nuestro continente hubo idiomas de muchas comunidades. Se habla ijka, wayu, kamsa como pueden hablar ustedes los diferentes idiomas de la tierra, pero es que hablar el idioma de la tierra no es suficiente, ustedes necesitan tener el idioma de la naturaleza, el idioma de todo lo que está alrededor de ustedes.

Para nosotros todo lo que gira alrededor nuestro está lleno de vivencias, está lleno de vida, y si ustedes no entienden eso así, es porque hacen uso de esos objetos que los están beneficiando. Entonces es bueno que esos elementos los volvamos a encontrar. Todavía en esta región hay lugares que yo considero que son remanentes sagrados. Volver a rescatar esas grandes fuentes, esos grandes frutos que aparentemente están desaparecidos, eso es lo que yo entiendo. El primero y segundo relámpagos y los truenos que oí , me dicen que estoy rodeado de grandes montañas y que hacia el occidente de donde estamos sentados hay una gran variedad de selva que hay que defender. Parece que allí hay remanentes de grandes fuentes de agua que podían ser como la respiración de este país.

Nosotros vemos que en la Sierra progresa la destrucción a través del embate del guaquero y del colono; vemos también que las nieves van mostrando su dolor, y ese dolor se demuestra porque se van deshielando las grandes cumbres en señal de que las tempestades, los temblores, las enfermedades se van a agudizar más en esta sociedad. Yo como mamo no desearía a ustedes nada malo, todo lo contrario. Es necesario que ustedes encuentren esa gran identidad, que vuelvan a sus raíces. Sabemos que aquí hay identidad de muchas tribus que ya perdieron su idioma, pero de las plantas todavía hay semillas que hay que rescatar y esas semillas tienen que ser el ejemplo de la identidad del pensamiento nuevo que ustedes van a divulgar de ahora en adelante.

Entonces, no es suficiente que se creen ministerios o que el presidente plantee políticas si nosotros mismos no presentamos proyectos de lo que realmente nosotros necesitamos. Ya nosotros somos ejemplo de ello, tenemos ya más de 2500 años de existencia en este continente, y en vez de ser para nosotros parece que estamos en vía de extinción.

Es bueno que ustedes tengan en cuenta de que tenemos una madre en común, que tenemos un padre en común como es el viento, que hace parte de nuestra respiración. Tenemos un ojo en común, el sol , que es el reflejo de nosotros para poder observar, ver las cosas. Así como existen las variedades de idiomas, también existen las variedades de pisos térmicos, los climas, las plantas, las aves, los animales. Entonces no podemos dejarnos confundir de cosas que sean extrañas a nuestro planeta, nuestra tierra, aquí está la esencia de todo lo que ello representa, nosotros mismos, nuestro cuerpo, hace parte elemental de esa gran búsqueda que tenemos nosotros por lo que ustedes pudieran interpretar como Dios. Aquí no caben diferencias de religiones porque nosotros no tenemos ese concepto. El concepto de Dios, para nosotros es la unidad, es la convivencia total, es la identidad total máxima que podamos tener como seres humanos. Si esa convivencia máxima la logramos, lograremos un respeto de lo más profundo acerca de todas las cosas que nosotros podemos observar. De esa manera, nada nos hará daño, porque en esta vida nada es malo, todo es bueno; quien ha hecho que esto se vuelva malo son ustedes mismos, los hombres mismos han hecho que esto se vuelva malo.

Nosotros, allá en la Sierra tenemos los elementales, las deidades que representan las grandes ciudades de la tierra, los grandes edificios, los vuelos de los aviones que son la imitación de los pájaros, nosotros entendemos eso. Tenemos la imitación del conducto auditivo como el milagro de la comunicación, pero nosotros lo hacemos de una manera reflexiva y todo eso lo entendemos. Nada de eso es extraño a nosotros, todo lo contrario. Lo que vemos es que el hombre ha tomado todas esas cosas de una manera tan acelerada, que es capaz de destruir nuestro planeta. Yo entiendo, mirando los edificios, mirando los carros, mirando las carreteras y todo lo que observé durante el viaje, que es demasiada la aceleración para destruir nuestra madre tierra. Yo llamaría a que algunos de ustedes tengan la oportunidad de ir y conocer de cerca de que manera vivimos nosotros.

Cuando ustedes tengan la capacidad de identificarse con el día y tengan un sentido amplio de lo que significa la cosmogonía que nos rodea y que todos nosotros tenemos aquí, entonces empezaran a interpretar sus verdaderos idiomas de lo que nosotros tenemos en común. Yo ahora simple mente les pido que esta no sea la última oportunidad de nosotros charlar, de reencontrar esos lugares que nos están rodeando. Nuestro deseo es ir a redescubrir esos lugares. Yo estaré en capacidad de regresar, de indicarles de que manera reconstruir esos montículos, esas montañas sagradas, esas lagunas para que ellos vuelvan a tener nuevamente su verdadero respiro.

Este es un diálogo informal, es una apertura simplemente, pero allá en la Sierra tenemos mucho para aportarles en el campo de la filosofía, en el campo de la medicina nuestra y de interpretar los fenómenos que tienen lugar alrededor de nosotros y de ustedes. Para ir madurando esa idea, les pido por favor que sean multiplicadores de esta charla y ojalá que lo puedan divulgar a través de los distintos medios de comunicación, porque eso nos sirve allá en lo alto de la Sierra para hacer pagamentos, ofrendas a Dios para que esto no quede en el vacío y no se lo lleve el viento, para que ustedes encuentren como una vibración, una felicidad, una alegría de que esta idea se va a multiplicar por toda la tierra, por todo el país.

(Conferencia presentada en el Fondo Cultural Cafetero)
junio 7 de 1995
Intérprete: Mamo Arwa Viku

Última actualización: 11/11/2021