Justicia Poética
Por: Fernando Rendón
200 festivales y organizaciones poéticas internacionales y más de 1.000 poetas se han sumado en el mundo a la proposición de World Poetry Movement (WPM).
Cuando evocamos el símbolo que encarna la existencia de este proceso fresco de unidad poética, que comienza a desplegarse con tanta fuerza en la mayoría de los países que conocemos, pensamos en el viejo anhelo de la convergencia de los poetas del mundo, para construir una nueva historia humana, una especie de contra-historia o de promesa para edificar una realidad alterna, un cruce de caminos en la deriva del mundo en el que ninguno se pregunta: “¿qué hay para mí?”.
En esta visión del porvenir que la humanidad desea y espera, coincidimos en que sin el abrazo y la mutua ayuda de los poetas y las organizaciones poéticas de la Tierra, no habrá en el porvenir nada para todos. Sobre nuestra frente no se derramarán lentamente las blancas gotas del rocío en la ruta hacia una Tierra Pura, como anhelaba Basho.
El deterioro de la Naturaleza, cuya devastación precede a nuestra propia destrucción como especie humana, puesto que somos la Tierra, el final del camino de los individuos y de los pueblos, llega aparejado al metódico cultivo de la cizaña del nihilismo.
Es la mezquindad del pensamiento que rige al mundo la que ha producido la ruina de la naturaleza y de las naciones. La matanza nos ha incomunicado y disgregado. La poesía es la suprema forma de comunicación y de reunificación y reconciliación del mundo y de los humanos.
Al desmoronamiento y diáspora de la especie que sobrevive sobre el planeta, sucede una controlada operación de desgaste y desintegración del espíritu, para alimentar una atmósfera de soledad sitiada, el terreno fértil y maduro para la muerte, que de manera perversa ha conducido a algunos poetas a exaltar la derrota inevitable de la Vida como destino.
Como el sueño y la energía de la poesía están vinculados a la Tierra, y en cada poema hay un fragmento de ella, la unidad de los poetas significa en profundidad el retorno a la unidad de los fragmentos a su hierro magnético, vuelta a la unidad de los orígenes de la poesía, al espiritual entrelazamiento de los humanos consigo mismos y con la naturaleza, desde la menesterosa fragmentación de los tiempos.
De las piedras que hablan, de los árboles oraculares con ramas de oro signadas con muescas que narran la leyenda humana, de las fieras parlantes que escuchan en paz los órficos cantos, de los antiguos y nuevos vientos que llegan para refrescarnos y embriagarnos en un clan de comunión con el vigor desbordante de la naturaleza, en la fiesta de la desnuda percepción de la materia, que celebra la existencia, de todo esto proviene la poesía.
¿Por qué la unidad de los poetas suscita alegría y entusiasmo, alentando la esperanza de muchos miles de personas, cuando se propicia una cohesionada acción espiritual en 520 ciudades en un solo día?
Porque todos saben que la poesía es la reserva espiritual y la manifestación persistente de la resistencia del espíritu humano en la suma adversa de los siglos, esperan que ella desarrolle una operación capaz de traducir y transformar la realidad de la pesadilla humana que expresamos cada día en las palabras del laberinto, en un elaborado lenguaje y una alta acción, conectados a las expectativas de un despliegue desconocido de la energía dislocante, al esplendor decisivo de la libertad de los individuos y los pueblos encadenados injustamente a la visión de sus límites.
Así nos reconoceremos en la infinita riqueza de la pluralidad del mundo, en las tradiciones poéticas de los siglos, en la unidad múltiple de las manifestaciones y percepciones de la existencia.
La poesía contribuirá a la unidad del espíritu humano a través del diálogo sobre nuestro destino, globalizando la imaginación creadora hasta alcanzar formas superiores de la vida humana. La poesía es el arte de las transformaciones.
Un conjuro como el mar reverdecerá este plural. Recobrada su condición sagrada, la tierra se renovará a sí misma. La tierra será “el país loco de vida donde el vino canta y abundan todas las cosechas”.
Y la primavera triunfante de la vida, y no la muerte, gobernará el mundo. Entonces los humanos volveremos a cabalgar sobre las energías del Universo.
Septiembre 22, 2011