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"La dificultad está en construir algo nuevo": Ana Istarú

"La dificultad está en construir algo nuevo": Ana Istarú


Por Ailyn Morera

(Red Cultura)

Ana Istarú nace en 1960 y a los 15 años publica su primer poemario, desde entonces ha cosechado premios y reconocimientos en esta rama de la literatura, pero también como actriz y dramaturga. Lleva 25 años en las tablas de escenarios costarricenses e internacionales.

En la dramaturgia se inicia con El vuelo de la grulla (1984), le sigue Madre Nuestra que estás en la tierra (1989), y en 1995 con Baby Boom en el paraíso obtiene el premio María Teresa León para Autoras Dramáticas de la Asociación de Directores de Escena de España. Esta obra lanza a esta dramaturga a la esfera internacional e inicia un gratificante camino de puestas en escena en varios países.

En 1999 obtiene el premio Hermanos Machado en Sevilla, España, por la obra Hombres en Escabeche. Su más reciente texto dramático es Sexus Benedictus (2003).

¿Entiendo que te tocó crecer en una familia atípica donde los estímulos venían tanto del padre como de la madre?

Sí. Mí afición por la escritura y por la lectura viene de la relación amorosa con mi padre. Lo cual es muy agradable. Había cierto mandato de que yo me hiciera escritora porque él no lo había podido hacer, pero al mismo tiempo la complicidad intelectual era tan fuerte, que me dio un impulso muy poderoso que me inclinó a las letras y al arte. A mí madre por ejemplo, no la veía nunca en labores domésticas y quizá eso fue un aliciente.

Sos una creadora que recibe tanto afecto y estímulo paterno desde niña, sin embargo, escribís personajes que cuestionan el rol masculino...

En mi caso el estímulo literario artístico lo recibí de parte de mi padre, pero el ejemplo de vida no convencional fue de mi madre. El feminismo lo heredé de mi madre y el amor por el arte de mi padre. Si uno tiene un padre que te quiere, te estimula que te hace crecer como ser humano, cuando confrontás el resto de los padres de la sociedad, descubrís que el comportamiento de los otros es anormal o es antinatural, o te hiere. Si yo hubiera sido criada por un padre indiferente asumiría que eso es lo normal, no tendría la claridad, la lucidez que me permitiera ver lo aberrante que es ese tipo de relación padre-hija. El haber tenido un padre amoroso me hizo visible lo incorrecto de la relación de padre- hija convencional.

¿Qué es lo femenino de tu escritura?

Eso me lleva a otra pregunta, sí hay una diferencia entre la literatura femenina y masculina que ha sido como el gran debate y dolor de cabeza durante los últimos años, que implica otra profunda y escondida pregunta, cuál es la diferencia esencial entre un hombre y una mujer que esa es la pregunta que me ha corroído el cerebro durante toda mi vida.

He intentado leer las diferencias en el mundo onírico, las diferencias entre la conformación del cerebro, las diferencias obvias, la anatómica, la hormonal, parece que si la hay, y que cada individuo es distinto y eso es lo esencial, que cada persona es diferente a la otra independientemente de su género, pero que son más las similitudes que las diferencias pero a pesar de que yo no tengo la respuesta todavía exacta, entre las diferencias de un hombre y una mujer, sí sé que existen, y que lo importante es que esta diferencia no le otorgue a ninguno de los dos sexos, el derecho de dominar al otro.

¿Cómo se refleja eso en la literatura? Pienso que concretamente en la literatura femenina escrita por mujeres en Costa Rica la diferencia está en la óptica, en la perspectiva, en la forma de ver y presentar las relaciones humanas, las relaciones entre los géneros. Yo por ejemplo que he escrito literatura erótica digo que la escribí porque quería leer algo que me placiera, porque lo que había leído escrito por varones me resultaba chocante y agresivo y entonces fue como proponer un tipo de erotismo partiendo de un punto de sensibilidad distinta.

La literatura que escribimos las mujeres pienso que además de presentar una imagen distinta de lo que es la feminidad y masculinidad alejada de los estereotipos además de intentar derribar mitos, tabúes y de intentar darle una presencia a la mujer y a sus conflictos específicos, es una literatura que es más subversiva, irreverente y transgresora que la masculina, porque muchas veces el varón en un orden social patriarcal se siente más cómodo, no tiene tal necesidad de revelarse en tanto que la literatura que escriben las mujeres es más corrosiva, más crítica, más irónica, más incisiva, es más iconoclasta. Lo veo también mucho en la poesía, además de la dramaturgia.

De hecho eso hace que muchas veces la literatura escrita por mujeres trascienda más fuera del país. Por ejemplo Gioconda Belli en la poesía, una Ana Cristina Rossi en la narrativa costarricense, una Tatiana Lobo. Creo que esas son las características de la escritura femenina, una perspectiva de género completamente distinta y una tendencia a la insurrección.

La obra Baby Boom en el paraíso ha tenido mucha aceptación dentro y fuera de nuestro país; uno de los valores de la obra es el tema de la maternidad, bastante novedoso en la literatura en general ¿Qué acciones y detalles cotidianos siente que refleja esta obra de la sociedad costarricense?

Hay cosas que son más universales, el hecho de que el parto es un hecho banalizado o que no se trate en la literatura; de que la idea de la maternidad es sacralizar la imagen de la mujer y al mismo tiempo rebajarla, hay ese doble mensaje, la madre es lo más sagrado y al mismo tiempo es lo más despreciable.

La mujer en su casa es una cosa sin prestigio, sin mayor mérito social pero eso es como de todas las culturas. Lo que es más costarricense o latino por ejemplo, lo veo con esta misma obra que la pasan por radio en Alemania, es lo del control social familiar, eso en otros lugares no se da. En países europeos la familia está disgregada. Entonces ese control sobre la conducta del individuo en el embarazo, sobre el heredero, eso no existe, eso es algo muy tico.

La doble moral de no ser capaz de enfrentar un conflicto de forma frontal, eso es muy costarricense. Me complace evidenciar esas contradicciones. Se supone que uno va a una clínica a que lo contenga lo ayuden y en realidad se enfrenta con obstáculos, con incomprensión, con hostilidad. Se cacarea que este es un país democrático y solidario y sin embargo hay racismo, hay segregación con razón de tu sexo. Se apropian de tu propio cuerpo cuando empiezan a decidir dónde vas a parir, cómo se va a llamar; creo que son esos los aspectos más relativos a la sociedad tica.

Ana Istarú es madre de tres hijas y con cada una de ellas, se dedicó exclusivamente a amamantar, porque esta mujer está convencida y tiene, como ella afirma "una fe inclaudicable y profunda en los beneficios psíquicos emocionales, y físicos, para la madre y el bebé, en el amamantamiento exclusivo, y a cada niña la amamanté más del año". ¿Cómo es para una creadora como vos tener tres hijas?

Es otro tipo de creación, pero obviamente me hace profundizar en el proceso en que se va generando la identidad femenina. Me hace intentar ensayar con mi propia vida propuestas distintas de manera de ser mujer, de ser pareja y de ser madre.

La dificultad está ahora en construir algo nuevo y en ese ensayo y error, es que vamos haciendo nuestra vida y trazando un camino y dando una guía y ejemplo a nuestras hijas. Mi hija me dijo algo tan conmovedor, me dijo que quería solo tener hijos varones, porque quiere darle al mundo hombres distintos "...quiero mostrar que es posible, que hay hombres diferentes, que sean bondadosos que sean igualitarios".

Es la labor de las madres en una sociedad en la que además se deposita básicamente esa responsabilidad sobre nuestros hombros elaborar un mundo distinto, criar mujeres y hombres diferentes.

Yo también he intentado evidenciar la responsabilidad que tenemos las propias mujeres en la crianza de los niños en la formación de individuos diferentes y, como muchas veces tendemos a perpetuar los mismos estereotipos. La verdad es que a mí me hace muy feliz tener mujercitas y espero que la sociedad sea capaz de criar los hombres que necesitarán mis hijas para poder tener una pareja complementaria y plena.

Siguiendo con la obra Baby Boom en el paraíso, la protagonista, Ariana está constantemente reafirmando su autoidentidad, ¿hasta dónde es una necesidad de reafirmar a la mujer costarricense?

La idea era sensibilizar espectadores tanto mujeres como hombres sobre la necesidad de la mujer, que se respete su propio cuerpo, que se le dé socialmente a la mujer los medios para vivir de forma plena y gozosa su maternidad. La sociedad con la maternidad tiene ese doble lenguaje, sos la Virgen María y al mismo tiempo sos una persona sin categoría que se dedica a criar niños, existe esa ambivalencia. La maternidad es como un don que te da Dios y al mismo tiempo es una tara, un grillete que arrastrás, es la razón por la que no te van a emplear si estás embarazada o te van a despedir.

La sociedad te penaliza por ser madre, te saca de la competencia del mercado laboral, se te aplica el prejuicio de que no vas a funcionar correctamente en el sector laboral; entonces lo que yo quería evidenciar era todos los obstáculos que la sociedad va poniendo para que una mujer viva su maternidad en forma plena, para que amamante a su niño, para que tenga un parto donde ejerza el derecho de elegir, para que llegue informada, para que pueda defenderse de un medio hospitalario indiferente, insensible.

Si he contribuido en algo de que la mujer tome conciencia, de que tiene derechos, de que puede decir que no o a imponer sus necesidades o a protegerse de esos mandatos de la familia que quieren decidir por qué rumbo tiene que tomar su maternidad o la relación con su hijo, sí el público es consciente de eso, si el público llega a ser consciente de todas las transformaciones emocionales y físicas que tiene una mujer en el proceso del embarazo, si se sensibiliza la gente y pueden elaborar una imagen de mujer distinta, una relación distinta de la mujer con su propio cuerpo y con su capacidad de reproducirse, no como una vulnerabilidad, o como una maldición bíblica, sino como un privilegio que nos ha dado la naturaleza; no como una imposición sino por elección consciente. El problema es que aunque sea una decisión consciente hay un montón de elementos de la sociedad que se conjugan en contra tuya, que conspiran.

En varias de tus obras hay un claro uso de la auto-ironía, lo que Weigel llama "la mirada bizca" que le permite al personaje evaluar la situación y cuando es necesario, reírse de sí misma. ¿Lo hacés consciente, por ejemplo en Baby Boom....? Utilizo la voz cantante de la obra, que es el personaje central que confronta a la sociedad, con sus contradicciones porque le toca ser víctima de esas contradicciones. Hay dos elementos más que pienso que pueden representar un cuestionamiento a la postura convencional de la sociedad, uno el hecho de que es una obra donde el machismo no está ejercido tanto por los varones como por las mujeres, porque el médico y marido son más flexibles que la enfermera y la suegra. Quería mostrar como también las mujeres son transmisoras de valores sexistas y el otro elemento es el de asociar la maternidad con el deseo sexual, que la maternidad proviene de un deseo y que embarazada tiene una vida sexual con su esposo, lo que muchas veces es tabú. Son elementos que pienso van a contravenir una visión. Creo que Ariana busca defenderse, defender su maternidad.

En los años 90 se ha dado una eclosión de dramaturgas que además han ido adquiriendo mayor presencia en nuestro país y en el extranjero. ¿A qué crees que se deba el cambio? ¿Pensás que se adecuaron los cánones establecidos o que las mujeres se han preparado mejor?

Pienso que tiene que ver con la transgresión y la necesidad de una sacudida de los valores convencionales, que es más fácil de encontrar en la literatura escrita por mujeres. Tendemos más a poner en tela de juicio los valores en que se fundamenta nuestra sociedad, no lo digo en detrimento de los autores varones pero quizá por eso ha tenido mayor incidencia. Creo que no solamente tenemos ganas de decir cosas sino de decirlo en forma distinta como el no resignarnos a un estado convencional de cosas, nos hace más curiosas o más imaginativas.

Ana Istarú se ha encargado de poner en escena sus obras dramáticas. Porque si algo tiene claro esta dramaturga es no estar dispuesta a escribir una obra que solo montará la Compañía Nacional de Teatro, pues como ella manifiesta, significa esperar sentada 20 años, a que la obra sea del agrado de la Junta Directiva, del director de la Compañía, a que un director artístico la quiera montar; significa que se conjuguen un montón de elementos, es complicado y no sé si tendría esa paciencia.

¿Qué significa ser dramaturga en nuestro país?

Significa luchar contra muchas cosas para poder hacer emerger la obra, primero contra los dueños de teatro que únicamente quieren montar textos que signifiquen taquilla, significa por lo tanto hacer un equilibrio difícil y laborioso para que una obra efectivamente convoque a mucho público y al mismo tiempo llene la pretensión artística que uno tiene, entonces para no quedarse con la gaveta llena de obras inéditas, hay que hacer un teatro posible, no un teatro ideal. Esto aquí, y en cualquier parte del mundo, sea una dramaturga o dramaturgo. Hay una obligación a constreñirse a lo que el medio le proporciona en términos de producción y actorales. Las limitaciones te determinan el género.

Aquí nadie te monta drama, entonces yo escribo comedia no necesariamente porque es lo que más me interesa, sino porque es el género a través del cual puedo demostrar que tengo alguna credibilidad como autora, y posteriormente permitirme el lujo de montar una cosa distinta, o sea, es una cosa de etapas y barreras que hay que ir brincando. Creo que esto ocurre aquí y en muchas partes. Son adversidades que hay que sobrepasar para poder llegar hacer lo que realmente uno quiere hacer y, tener el tino de no perderse en el camino.

¿Cuáles considerás que son tus aportes a la cultura nacional con tu dramaturgia?

Pienso que lo que podría haber aportado en medio de esta literatura escrita por mujeres es que soy la que con más énfasis ha introducido el tema de la sexualidad, del libre ejercicio de la sexualidad de la mujer. Con más vehemencia he criticado la doble moral sexual porque otras hemos y han criticado otros aspectos de la sociedad en que se refleja la discriminación a la mujer, pero yo me he centrado más en esto que es un tema al que soy afecta y, el tema de la maternidad también, bajo una óptica donde también se involucra lo físico y se hace un hincapié en la sexualidad, porque la maternidad siempre como que está rodeada de una asepsia sexual; cuando en realidad es el hecho más sexual que existe.

También he contribuido con el hecho de haber obtenido la posibilidad de que mis obras sean montadas en España, en Argentina, en Uruguay, de abrir una pequeña puerta para hacer visible la dramaturgia tica fuera del país, de generar una confianza en que lo que se escribe en este país puede tener un éxito afuera.

Tenemos un país aldeano y distante pero desde el que eventualmente se pueden producir cosas que pueden tener interés en otro lugar. El que curiosamente Claudia (Barrionuevo) va a ser publicada en España y que es una mujer, es como sintomático.

Terminamos esta conversación y Ana se va a su lucha, la creación, donde adoba letras, embellece la palabra, a veces ácida, erótica, cotidiana, espejo.

Última actualización: 04/07/2018