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Poemas de Henri Michaux

YO REMO

 

Maldije tu frente tu vientre tu vida
maldije las calles que tu andar enfila
los objetos que tu mano aprehende
maldije el interior de tus sueños

Puse una charco en tu ojo que ya no ve
un insecto en tu oreja que ya no oye
una esponja en tu cerebro que ya no comprende

Te enfrié en el alma de tu cuerpo
te congelé en tu vida profunda

el aire que respiras te sofoca
el aire que respiras tiene un olor a sótano
es un aire ya espirado que fue desechado las hienas
el estiércol de ese aire ya nadie lo puede respirar

Tu piel está toda húmeda
tu piel suda el sudor del gran miedo
tus axilas exhalan a lo lejos un olor a cripta

Los animales de detienen cuando pasas
los perros aúllan por la noche, con la cabeza
enderezada hacia tu casa
no puedes huir
no te llega ni siquiera una fuerza de hormiga a la
punta del pie
tu cansancio hace tronco de plomo en tu cuerpo
tu cansancio es una larga caravana
tu cansancio llega hasta el país de Nan
tu cansancio es inexpresable

Tu boca te muerde
tus uñas te arañan
ya no es más tuya tu mujer
ya no es más tuyo tu hermano
la planta de tu pie es mordida por una serpiente
furiosa

Han babeado sobre tu progenitura
han babeado sobre la risa de tu hijita
han babeado frente al rostro de tu morada

El mundo se aleja de ti

Yo remo
remo
remo contra tu vida
remo
me multiplico en remeros innumerables
para remar más fuertemente contra ti

Caes en lo vago
careces de soplo
te fatigas ante el menor esfuerzo

Yo remo
remo
remo

Te vas, ebrio, atado a la cola de un mulo
la ebriedad como un enorme parasol que oscurece
el cielo
y junta las moscas
la ebriedad vertiginosa de los canales semicirculares
comienzo mal atendido de la hemiplejía
la ebriedad no te abandona ya
te tumba a la izquierda
te tumba a la derecha
te tumba sobre el suelo pedregoso del camino

Yo remo
remo
remo contra tus días

En la casa del sufrimiento entras

Yo remo
remo
sobre una faja negra se inscriben tus acciones
sobre el enorme ojo blanco de un caballo bizco
rueda tu por venir

YO REMO

 

¿NÁUSEA O ACASO ES LA MUERTE QUE LLEGA?

Ríndete, corazón mío.
Hemos luchado bastante,
Que mi vida se detenga,
No hemos sido cobardes,
Hicimos lo que pudimos.

¡Oh, alma mía!
Te vas o te quedas,
Tienes que decidirte,
No palpes así mis órganos,
A veces con atención, otras con extravío,
Te vas o te quedas,
Tienes que decidirte.
Yo ya no puedo más.

Señores de la Muerte
No los maldije ni los aplaudí.
Tengan piedad de mí, viajero de tantos viajes sin maleta,
Sin dueño tampoco, sin riqueza, y la gloria que se fue a otra parte,
Ustedes son ciertamente poderosos y divertidos por encima de todo,
Tengan piedad de este hombre enloquecido que antes
de cruzar la barrera ya les grita su nombre,
Atrápenlo al vuelo,
Y después que se amolde a sus temperamentos y costumbres,
si es posible,
Y si les place ayudarlo, ayúdenlo, se los ruego.

 

NOSOTROS

En nuestra vida, nada fue recto
Recto para nosotros
En nuestra vida, nada se consumó hasta el fondo
Hasta el fondo como para nosotros

Pero tomar el vacío entre mis manos
Cazar la liebre, cazar al oso
Golpear valientemente al oso
Ser despojado de todo, haciendo transpirar nuestro propio corazón
Arrojado al desierto, obligado a reunir su ganado,
un hueso por aquí, un diente por allá, a lo lejos un cuerno
Eso es para nosotros

Y decir que las siete vacas gordas nacen en este momento
Nacen, pero nosotros no las ordeñaremos
Los cuatro caballos alados acaban de nacer
Han nacido, sólo sueñan con volar
Nos da pena retenerlos. Llegarán casi hasta las estrellas esos animales
Pero no nos transportarán a nosotros
Para nosotros los caminos de topo, de alacrán
Además, hemos llegado a las puertas de la Ciudad,
De la ciudad-importante
Estamos ahí, no hay duda. Es ella. Es ella de verdad.
Todo lo que sufrimos para llegar… y para partir
Desatarse con lentitud, fraudulentamente, los brazos en la espalda…

Pero no somos nosotros los que entraremos
Son jóvenes qué-me-miras todos verdes, muy altivos quienes entrarán
Pero nosotros no entraremos
Tampoco iremos más allá. ¡Stop! No más allá
Entrar, cantar, triunfar, no, no, no es para nosotros.

 

SOY GONG

En el canto de mi cólera hay un huevo,
Y en ese huevo está mi padre, mi madre, mis hijos
Y en todo eso hay alegrías y tristezas mezcladas, y vida
Intensas tormentas me han socorrido,
Hermoso sol que me contrariaste
Hay odio en mí, fuente de antigua data,
Y ya decidiremos después sobre la belleza.
En efecto, no me volví duro sino por láminas
Si supieran cuan blando he quedado en el fondo;
Soy gong, y guata y canto nevado,
Lo digo y estoy seguro

 

LOS INACABADOS

Rostro que no dice, que no ríe
que no dice ni sí ni no
Monstruo.
Sombra.
Rostro que tiende
que va
que pasa,
que lentamente hacia nosotros brota
rostro perdido…

Lo maravillosamente normal.

Última actualización: 05/03/2019