Poesía en Tayikistán
Traductor: Esteban Moore
Especial para Prometeo
Gulrukhsor Safieva nació en la aldea de Yahch, en Komsomolobad, distrito de Tayikistán, en 1947. Hija de granjeros, sus padres murieron siendo ella una niña. En 1968, se gradúo en filología en la Universidad Tajik, en Dushanbe. Poeta, escritora, dramaturga, letrista de canciones, cantante y traductora. Ejerce el periodismo y ha sido editora en jefe de revistas y diarios. Fue presidenta de la Unión de periodistas, secretaria de la Unión de escritores Tayikistán, presidente del Fondo Internacional de la Cultura de Tayikistán; diputada en el Supremo Soviet de la Unión Soviética (1989-1991) y miembro de la Unión de Escritores de la Unión Soviética. Integra la Unión de Escritores de Asia y África. Ha sido designada poeta laureada de Tayikistán y su obra ha sido distinguida con varios premios, entre ellos: Premio Americano de Khamet, 1994; Premio Komsomol, 1978 y el Premio Komsomol de Tayikistán, 1976. Su obra ha sido traducida a distintas lenguas, entre ellas, las de los países de la ex Unión Soviética. Ha dedicado una novela a la vida de las mujeres del Asia Central y en ensayo publicó en Irán, su trabajo sobre las Rubaiatas de Omar Khayam. Es autora también de una importante investigación sobre el folklore del Valle de Karategin. Ocupa la presidencia de la Academia Internacional de Cultura de Euroasiática; de la Academia Mundial de Poesía y del PEN club de Tayikistán; asimismo es miembro de: la Unión de escritores de Moscú; del PEN Internacional en Moscú y del Fondo de Literatura Internacional.
Poemas de Gulrukhsor Safieva
No hay guerra-
Sí, el aullido del tifón
sobre las rocas que se han enfriado.
No hay galopes-
Sí, un enjambre de abejas,
en las crines del caballo que corre
La muerte no tiene pasado,
existe la fría mirada en los ojos.
La vida no tiene futuro-
Tiene cartuchos-
hierro,
acero.
Los versos no se escriben- suceden
Los versos no se escriben-
Son dictados desde las alturas.
Los versos no nacen-
hay que esperarlos
en las lágrimas del silencio.
Los versos no pueden hablar
el lenguaje del fuego y del hielo.
Los versos estallarán como un desastre,
Para responderle a la muerte: ¡No!
Para responderle a la vida: ¡Sí!
Revolución
Para Yadviga
Nuevamente el invierno
hibernamos una vez más
sobre las crines del caballo salvaje.
Regresan las tormentas de nieve.
Flotan
sobre el océano del ser.
Nuevamente la luna cuelga como un melón
sobre la desnuda rama del silencio.
La estrella ciega
guiña inclinada
desde los oscuros agujeros de la altura.
Nuevamente la guerra-
Sí, nuevamente
combato con mí misma,
matándome.
Por mí, nadie llora
en secreto.
Nuevamente los cementerios-
¡Primavera!
Autoterapia
Estoy enferma.
Sufrir el dolor
purifica mi alma.
Yo vivo,
vivo en la esperanza,
que despertará viva en mi interior.
Sigo un tratamiento,
me someto a la cura de los vivos-
Con piedras,
pedernales,
barro.
Permuto mi vida
por el relámpago,
el arco iris,
la valentía...
Aprendo
las reglas de la supervivencia
cómo sobrevivir
entre la verdad y la mentira.
¡Suplico
que el destino
me castigue
con el amor!
Oh bebo, bebo miel y veneno
de una taza
jadeando, aspirando boquiabierta
el aire.
Corro,
corro veloz entre los vivos
como un tornado en las profundidades....
Vuelo,
vuelo sobre la pena
elevando el alma herida.
Para luego caer,
como una partícula de polvo
¡para besar el ojo del rocío!
Busco, busco ese caballo zaino
que me llevará mientras baila.
Llego a ti,
envejeciendo,
sí, para poder hallarme de nuevo...
Me aferro,
me sostengo de la vida,
como la zarzaperruna a la cerca.
De la vida tomo muy poco:
la muerte es la recompensa suprema.
Y vivir la vida,
después de todo, no existe nada en el mundo
más dulce que la vida-
Veneno,
yo vivo
para poder morir
como el atardecer
como las altas llamas...