Poesia Mapuche
(Centro de Documentación Mapuche)
En estas páginas nos proponemos un doble objetivo: primero, hacer una presentación sucinta de la poesía mapuche con referencia al cuadro histórico en que se inserta y luego subrayar su recurrencia a la historia. Nos referimos a ambos puntos desde la perspectiva del lector común, es decir de un aficionado a la poesía.
La textualidad
Empecemos por una consideración preliminar importante: la textualidad. Importante pues la tradición literaria mapuche monolingüe (mapudungun): epeu (cuentos), koneu (adivinanzas), ül (canto), fue eminentemente oral: He soñado en la luna creciente/y he trabajado los campos/Antes que las palabras...
El texto monolingüe y bilingüe es un rasgo característico de la literatura mapuche de este siglo XX. Los poetas hacen de la escritura no sólo una herramienta de su quehacer, sino también un medio de asunción identitaria: Nacimos mapuche, moriremos siéndolo y la escritura hermanos, es una de las más grandes maneras de dignificarnos, de guardar y recuperar ... para y por nosotros mismos el alma de nuestro pueblo. La poesía es creación literaria y a la vez acción dignificadora y continuidad del « alma araucana ».
Escribo, sí escribo porque es necesario hacerlo...
Yo raíz de esta tierra
lleno con palabras el legado de los antepasados ...
Juan Marimán.
En los versos arraigados en la textualidad se entrecruzan la historia, las vivencias (colectivas e individuales), la tradición oral, lo cotidiano.
La pluma de los poetas viene a recordarnos que el universo mapuche sigue allí: sus hombres y sus luchas, su memoria y sus sueños.
Las palabras se hacen poesía, pero también se convierten en una fuerza que empuja las puertas de un mundo a menudo sordo o despreciativo respecto a lo mapuche.
Ayer, los mapuches asimilaron perfectamente la ciencia militar española. Y en este siglo, los poetas asimilan la escritura. Así, los antepasados y sus descendientes de hoy y de mañana, seguirán viviendo en los versos de sus poetas.
Ayer fueron esencialmente monolingües mapudungun, pero en este siglo muchos manejan perfectamente, además, el castellano. El texto poético lo testimonia. Ante esto algunos abrieron de pronto los ojos para emitir, con desparpajo, perentorio juicio. Un poeta lo resume certeramente : Primero se les reprochó no hablar bien el castellano y empecinarse en su idioma natal. Ahora se escucha a menudo la condena contraria : el estar perdiendo su lengua.
La textualidad poética: nueva seña del quehacer cultural
Digamos primero que un poema épico contribuyó al conocimiento del pueblo y del territorio mapuche : La Araucana (publicado en 1589) del español Alonso de Ercilla y Zuñiga.
Este cantó las proezas del conquistador español y la bravura de los araucanos. De estos últimos escribió:
No ha habido rey jamás que sujetase
esta soberbia gente libertada
...
siempre fue exenta, indómita, temida,
de leyes libre y de cerviz erguida.
(Canto Primero).
Es un testimonio de la resistencia que el pueblo mapuche opuso al conquistador. Durante tres siglos (XVI, XVII y XVIII) se enfrentó a las huestes españolas. Y la resistencia se prosiguió durante el siglo XIX frente al Estado chileno, pero a finales de la centuria las armas de su ejército pudieron más que el tesón mapuche en la defensa de su libertad. Con este desenlace se clausuró un período de su historia durante el cual la guerra y el estado de guerra constituyeron la marca indeleble.
En el siglo XX el decurso histórico tiene el sello de otra impronta: vencido por las armas el pueblo mapuche quedó incorporado a la autoridad del Estado chileno. Prosiguió sus luchas reivindicativas y la defensa de sus tierras, pero ahora en el marco de la legalidad chilena.
Es en esta etapa de la historia que se inscribe la textualidad como una nueva seña identitaria. La escritura, en mapudungun y en castellano, pasa a ser uno de los elementos resaltantes del quehacer mapuche. Esto subraya la relevancia de la poesía en este siglo. Diríamos que la textualidad poética se revela como un acto de vida y esperanza. Incluso, un acto de resistencia. Las raíces legadas por los antepasados contribuyeron a su brote.
La producción poética mapuche ha recorrido este siglo. Se reveló ante los ojos de un público más amplio gracias a periódicos, folletos, folletines hechos por los mapuches mismos. Desde las primeras décadas encontramos ya varios nombres que surcan los campos de la poesía. En 1935 se conocen los nombres de Anselmo Quilaqueo, Guillermo Igayman, Teodoberto Neculman, Antonio Painemal, A. T. Antillanca. Otros continuaron por la misma senda. Sólo en 1966 vio la luz un libro bilingüe: Poemas mapuches en castellano de Sebastian Queupul.
Desde fines de los años 70 se produjo un brote poético más amplio y con mayor difusión mediante hojas, trípticos, páginas de algunas revistas. Nuevos nombres se agregan a esta constelación poética: Sandra Trafilaf, María Angélica Reinanco, Elicura Chihuailaf, Leonel Lienlaf Jessica Cona, Jaime Huenún, Armando Marileo, Angélica Hueitra, y otros más. Se publicaron algunos libros : Algunas cosas de José Painemilla, 1981 ; Mi mundo niño de Emilio Antilef, 1982 (su autor tenía ocho años) ; Nuke Mapu de Rayen Kvjh, 1991. Tal vez lo más notable en materia de publicación fue la edición de libros bilingües como los de Leonel Lienlaf, Se ha despertado el ave de mi corazón, 1989; y de Elicura Chihuailaf, En el país de la memoria, 1988; El invierno, su imagen y otros poemas azules, 1991; De sueños azules y contrasueños, 1995.
La referencia a la historia
Quisiéramos subrayar aquí lo que nos parece una de las singularidades de la poesía mapuche: la referencia a la historia. Historia en un sentido amplio : vivencias, raíces culturales, la evocación de los antepasados, el papel de los héroes, la referencia a la historia reciente. Sin duda esto no es una casualidad. Basta con pensar que la historia desde la llegada del conquistador ha estado cargada de embates y combates.
Naturalmente, en la producción poética que nos ocupa la historia no tiene un sentido diacrónico, puesto que es presente, pasado y futuro a la vez. Es la memoria histórica, pero al mismo tiempo más que eso. Es reconocerse en una dimensión colectiva: los antepasados, las luchas centenarias, la casa común: la tierra. Es decir, en la poesía se reencuentran los abuelos de nuestros abuelos, los hijos de hoy y aquéllos que vendrán.
El retorno a la historia en el sentido que señalamos es como volver al lar para mejor reafirmar el ser mapuche en el presente y en la perspectiva del porvenir.
La palabra de los antepasados
La conversación (es decir, la oralidad) con los abuelos y los padres fue el primer aprendizaje:
A orillas del fogón (en su memoria)
los abuelos mueven los tristes labios
del invierno
y nos recuerdan a nuestros muertos y
desaparecidos
y nos enseñan a entender el lenguaje
de los pájaros
Nos dicen: Todos somos hijos de la misma
Tierra, de la misma agua ...
...
Sentado en las rodillas de mi abuela oi
las primeras historias de árboles
y piedras que dialogan entre sí,con los
animales y con la gente
Nada más me decía, hay que aprender
a interpretar sus signos
y a percibir sus sonidos que suelen esconderse
en el viento.
...
También con mi abuelo compartimos muchas
noches a la intemperie
Largos silencios, largos relatos que nos
hablaban del origen de la gente nuestra
del primer espíritu mapuche arrojado desde
/el Azul
De las almas que colgaban en el infinito
como estrellas
Nos enseñaba los caminos del cielo, sus ríos
/sus señales.
(Elicura Chihuailaf)
Esta poesía es, asimismo, la « visión », el «alma », el «sueño » de los antepasados.
Yo soy la visión
de los antiguos espíritus
que durmieron en estas pampas.
...
Soy el sueño de mi abuelo
que se durmió pensando
que algún día regresaría
a esta tierra amada.
...
He corrido a recoger el sueño
de mi pueblo
para que sea el aire respirable
de este mundo.
(Leonel Lienlaf)
Esta recurrencia a los « antiguos espíritus » no es sorprendente. Ya lo hemos dicho: la oralidad constituyó la piedra angular de la cultura mapuche. Los abuelos, y los abuelos de nuestros abuelos representaron el primer libro del conocimiento. Ellos transmitieron no sólo lo que sabían, sino también la sabiduría.
La sangre derramada
La exaltación del genio indómito mapuche y de sus lonkos (líderes) se destaca con palabras como: indómito, valor de antiguas gestas, ímpetu bravío, grito... que vuela como un pájaro libre, guerreros.
El viento transmite el sonido de las hojas
es la voz de un indómito pueblo
por miles de estrellas protegida.
(Rayen Kvyeh)
Es el alma de Arauco
la que perdura en las dormidas cuestas
donde en las selvas de ropaje glauco
brilla el valor de sus antiguas gestas.
...
Vibra con el arrojo
y en la altura soberbia de Los Andes.
(Guillermo Igayman)
Ay Arauco!
Recuerda que un día derramaste
tu bella sangre en esta tierra querida, negándote mil veces a entregarte,
luchando con porfía allá en la sierra.
(Antonio Painemal)
Marichiwew
grito grabado en el casette de la historia
saliendo de la boca enfurecida
de mis abuelos.
(Ricardo Loncón)
Y las mujeres no están ausentes de las gestas libradas:
Guacolda-mujer :
En sus brazos la montaña cobija guerrilleras naturales
brotes de lunas justicieras de su pueblo.
Erguidas sobre brioso caballo
Guacolda embiste contra el ejército invasor...
(Rayen Kvyeh)
.
Pero la evocación, la memoria, no lo es todo. La dimensión del presente y del porvenir también despunta en el paisaje poético. Así, se invoca el espíritu de los lonkos (líderes) como soplo alentador:
Guerreros mapuche
Lautaro, Caupolicán, Galvarino
necesitamos sus fuerzas
Escucho sonidos en la tierra
en la noche
cultrún, trompe
y sueños de libertad...
(Karen Molfinqueo)
La historia reciente
usurpaciones de tierras y el asesinato de quienes no querían renunciar a ellas:
La trutruka rebelde vierte su tristeza
Infamias y desprecios le hicieron llorar.
Sebastián Queupul
¿Por qué canta la loika?
si le han robado la tierra
donde iba a anidar
tendrá que buscar tierras nuevas
cantando se va...
(Graciela Huina)
Para la historia más reciente no sólo mapuche sino del país (nos referimos a los años 70 y 80), aquélla en que la palabra apareció a menudo como una amenaza y la creatividad artística aún más, hay aquí unos versos testimoniales:
Pero hasta la muerte (hoy) es otra
en estas irreconocibles calles de Chile
Estas mismas calles que rememoran a Alejandro Ancao
mientras su madre sueña que habita entre las araucarias
y muele piñones en la piedra y bebe cosay
(la savia de los coigües) ...
Soñar y levantarnos, qué más nos queda
Soñar, a lo mejor Alejandro es el jinete que llega
el hombre que salta la alambrada
su canto, el canto del estero
Levantarnos, y su recuerdo sea el libro abierto
en el que hayan de mirarse nuestros hijos
con sus sonrisas desdentadas y hermosas.
(Elicura Chihuailaf)
Hoy, gracias a la poesía el genio indómito de los antepasados, el de nuestros abuelos y el de nuestros padres aún « vuela como un pájaro libre ».
Digamos para concluir que esta poesía hunde sus raíces en un mundo propio, pero se enraíza también en las venas literarias chilenas, pues pese a todo, todas las sangres han terminado cohabitando e incluso cruzándose. Sobre todo cuando esto se inscribe en un contacto de siglos.
En el andar poético de este siglo el mapudugun se da la mano con el castellano en las ediciones bilingües. Algunos poetas mapuches escriben en mapudugun y luego traducen al castellano, otros escriben en castellano y traducen en mapudugun.
Y quien dice idioma, dice también cultura. En la textualidad poética ambas culturas se conjugan. Y para que la poesía y la cultura sigan floreciendo, el reconocimiento de la pluralidad se insinúa como requisito indispensable.
Justamente, esta poesía viene a recordarnos la diversidad de la cultura chilena. Un hecho a menudo olvidado. La cultura mapuche, en la que se inscribe la producción poética, ha sido a menudo ignorada u olvidada, o considerada como simple folklore.
Que al menos la literatura pueda abrir las puertas a una creatividad en donde la diversidad de savias se hermanen.
La poesía mapuche es entonces una expresión identitaria y patrimonio cultural de un pueblo, pero igualmente uno de los ingredientes de la cultura chilena. Por lo tanto, si queremos conocerla mejor: leámosla, escuchémosla.
WEUPITUN
(PENSAMIENTOS QUE VAN NACIENDO)
EL ESPIRITU DE LAUTARO
Leonel Lienlaf
Anda cerca de la vertiente
bebiendo el agua fresca
y grita en las montañas
llamando a sus guerreros.
El espíritu de Lautaro
camina cerca de mi corazón
mirando
escuchando
llamándome todas las mañanas.
Lautaro viene a buscarme,
a buscar a su gente
para luchar con el espíritu
y el canto.
Tu espíritu Lautaro
anda de pie
sobre esta tierra.
LAUTARO NI PÜLLI
Miawy kachill trayen
pütokopelu lifko,
wirarümekey mawidapüle
mutrümpelu ñi pu kona.
Lautraro ñi pülli
miawy ñi piukepüle
adkintuyawi,
allkütuyawi,
mütrümkenew kom liwen.
Lautraro kintupaenew
kintupay che,
kewatuam piukeyengu
ka ülkantunmew.
Mi pülli
Lautraro
witrayawi
wente mapu.
(De su libro, Se ha despertado el ave de mi corazón, 1990).
HABLANDO CON LA GENTE DE LA TIERRA DE ARRIBA
Elicura Chihuailaf
Cabalgo en círculo, llevado por el aliento
de los animales
que te ofrecí en sacrificio
Galopo, galopo, soñando voy
por los caminos del cielo
De todos lados vienen a saludarme
las estrellas
Oo !, Anciana, Anciano
Doncella y Joven de la Tierra
de Arriba
en vuestro Azul se regocija mi sangre.
NVTRAMKALEYIN TAIN PU WENU MAPU CHE
Tretrogkvlen awvlerpun, pu kulliñ ñi neyvn
yewkvlerpun
genoafellvwvn mew elufeyu
Wiraf, wirafgen, pewmantulen amun
Wenu Mapu rvpv mew
Wallke pvle chalipaenew ti pu wagvlen
Oo ! Fvchakecheyem
Vlchakezomo ka Wechekeche mvlelu
Wenu Mapu
mi Kallfvmu ayvwvy ñi mollfvñ.
(De su libro, De sueños y contrasueños, 1995).
EN ESTE SUELO HABITAN LAS ESTRELLAS
Elicura Chihuailaf N.
En este suelo habitan las estrellas
En este cielo canta el agua
de la imaginación
Más allá de las nubes que surgen
de estas aguas y estos suelos
nos sueñan los antepasados
Su espíritu -diecen- es la luna llena
El silencio su corazón que late.
TVFACI MAPU MEW MOGELEY WAGBEN
Tvfaci mapu mew mogeley wagvben
Tvfaci kajfv wenu mew vlkantuley
ta ko pu rakiduwam
Doy fvta ka mapu tañi mvlen ta komv
xipalu ko mew ka pvjv mew
pewmakeiñmu tayiñ pu fvcakece yem
Apon kvyeh fey tañi am -pigekey
Ni hegvmkvleci piwke fewvla ñvkvfvy.
(De su libro, El invierno su imagen y otros poemas azules, 1991).