Ensayo sobre la poesía
Por: Lenrie Peters
Ensayo para Prometeo
¿Qué es la poesía? ¿Se remonta a los orígenes de la universidad? ¿Al eco de las colisiones intercósmicas, hábilmente conducidas por seres celestiales? ¿Es el despliegue de llamaradas y fogonazos de luz intercósmicos que reconocieron la certeza de una autoridad suprema controlando el universo? ¿Es poesía el hecho de que una mujer Neandertal acariciara el cabello de un niño?
Actualmente con una pronunciada madurez de la sensibilidad hemos limitado la poesía de la experiencia a la palabra escrita, actividad que sólo tiene unos pocos miles de años de antigüedad y se halla en declinación.
Hoy sostenemos que cualquier conjunto de palabras que responden a estos tiempos salvajes en los que vivimos es poesía, sin importarnos si esas palabras tienen o no tienen significado. Ahora necesitamos una nueva tecnología que nos permita arrojar luz sobre la conciencia general. Sin embargo, no se puede negar que la tecnología científica posee su propia poesía, una que se aleja en proporciones geométricas de las necesidades del hombre, de su dignidad en esta época brutal, en este nuevo siglo en que el hombre enfrenta la barbarie del hombre y de la naturaleza.
Un tiempo en que la tierra agota sus recursos, el tiempo del calentamiento global y de un futuro de creciente codicia; sí, en el presente la poesía declina hacia el limbo de la humanidad y necesita del G20 de la sabiduría humana y de la reflexión para revivir sus glorias pasadas.
El futuro de la poesía, como el de muchas cosas depende de los niños. Debemos preguntarnos si los niños reciben una educación que les permita apreciar y emocionarse con el espíritu de la poesía. Pienso que no. Si deseamos que el fuego de la poesía sobreviva debemos comenzar desde el principio asumiendo el arrobamiento y el temor reverente que la rodea. Debemos lograr que los niños perciban la poesía como parte de sus juegos y entretenimientos para poder enfrentar la crudeza de la televisión, los videos e incluso del cine. Para que puedan acceder a la poesía, en tanto esta pueda constituir su salvación, representando la sangre eterna de la vida. Este proceso en un sentido amplio debe incluir el acertijo cósmico introduciendo la alegría y el respeto por el pulso de la vida.
Cuando en Gambia se enteraron del Festival de Medellín se escucharon varios comentarios negativo, decepcionantes. Oh en ese país existe la guerrilla, están asesinando personas. ¿Cómo pueden pensar en la poesía? ¿Tendrás suficiente comida? ¿Y si te secuestran? Para mí fue suficiente que en esa tierra se viviera y honrara la poesía. ¿En cuántos países se organizan festivales de poesía? Me asombró profundamente que a pesar de la violencia y todos los problemas que esta acarrea en Medellín se pensara en la poesía.
Cuando meditamos sobre los cataclismos y todas las dificultades que han tenido lugar en este último siglo, debemos reconocer que el mundo ha sufrido cambios que van más allá de todo entendimiento humano.
Sin ir más lejos, los cambios ocurridos en la Unión Soviética. Recordemos la poesía mecánica de comienzos del proceso revolucionario, sólo quebrada marginalmente por Maya Skorsky y Yevtushenko y Mandestan y Akhamatova y algunos otros que se zambulleron profundamente en las aguas de la poesía como los pescadores de perlas, emergiendo con su brillante tesoro.
Actitud retomada por A. Ginsberg que guió a los poetas. Luego, la rebelión de la juventud de Occidente, enfrentando el status quo y también su desesperada búsqueda de la igualdad.
Recientemente hemos escuchado a los raperos que aspiran a que nos paremos sobre nuestras cabezas para comprender su mensaje. Algunos raperos incluso se han hecho famosos por derecho propio e ingresan a los salones de la fama. Lo que no los exime de que cuestionemos la moralidad de sus obras; esa preferencia por las regiones más burdas de la actividad humana y su voluntarismo de combinar fama, celebridad y el mundo de la criminalidad.
Indudablemente la poesía ha recibido fuertes golpes destructivos de parte de distintos poetas de generaciones diferentes, pero a pesar de ello continúa existiendo; y remodelará y corromperá a muchas generaciones más. Allí, Neruda permanecerá sentado en su trono. Quizás el dicho mejor conocido de nuestra época es aquel que sostiene que: “Hablar y hablar es mucho mejor que guerrear y guerrear. No se me ocurre otro deletéreo comentario sobre este nuestro tiempo.
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Lenrie Peters nació en Banjul, Gambia, el 1 de septiembre de 1932, falleció en Senegal, en mayo de 2009. Poeta, narrador, editor, médico cirujano y cantante de óperas. Autor de los libros de poemas: Poems (Poemas), 1964; Satellites (Satélites), 1967; Katchikali, 1971; y Selected Poetry (Poesía selecta), 1981 y de la novela The Second Round (La segunda ronda), 1965. Todas sus obras fueron publicadas por Heinemann, en Londres, en la colección «Serie de escritores africanos”. En Inglaterra realizó estudios de Ciencias Naturales y fue presidente de la Unión de Estudiantes Africanos. Trabajó durante 13 años para la BBC, en sus programas sobre África. Sensibilizado con los acontecimientos del 10 de abril de 2001, cuando estudiantes gambianos cayeron bajo las balas de la policía, dedicó uno de sus poemas más famosos al episodio: I was there (Yo estuve ahí). Se desempeñó como editor de uno de los primeros diarios gambianos, The Gambia Echo. Entusiasta defensor del panafricanismo, según Peters, el colonialismo, la occidentalización y los políticos corruptos de África, han destruido el alma africana. "África ha dormido demasiado tiempo en el centro geográfico del mundo, un mero juguete eternamente castrado. Un poema de Satélites inicia: "Mis ancestros usaron alas para volar desde la opresión, tintura de la esclavitud de la piel, árido nacimiento y muerte/cuelgan, cojean sobre mis hombros/con la culpabilidad del opresor." Lenrie Peters fue invitado a participar en el XIX Festival Internacional de Poesía de Medellín y murió una semana antes de la inauguración del evento.
Publicado en abril 4 de 2009.