Cinco poemas de Yevgeny Yevtuchenko
Cinco poemas de Yevgeny Yevtuchenko
Traducciones de Javier Campos
El soliloquio de zorro azul
Soy un zorro azul que vive en una granja gris.
Condenado a la muerte por mi color,
detrás de estas rejas de alambres a prueba de mordiscos
no me siento nada de contento con mi color azul.
Oh Dios, ¡yo quiero cambiarme de piel! Quemarme
como un demente hasta descuerarme a mí mismo,
pero mi exuberante y tieso pelo azul se filtra por mi piel.
¡Cómo aúllo! , ¡desesperadamente lanzo alaridos!
igual que las peludas trompetas del Juicio Final
implorando a las estrellas deseando ser libre para siempre
o al menos sacarme esta piel de una vez por todas.
Alguien que paseaba por aquí oyó mi aullido
y lo metió en un máquina grabadora. ¡Qué estúpido!
¡Él no sabe ni siquiera aullar pero seguro
comenzaría a aprender si lo agarran y lo encierran aquí!
Me caí al suelo, moribundo.
Y quien sabe por qué no me morí.
Me vino una depresión como si tuviera mi propio Dachau (*)
pero ya lo tenía muy claro: jamás escaparía.
Una vez, después de comerme un pescado podrido,
me di cuenta que la jaula estaba entreabierta
y me lancé hacia el abismo
con la imprudencia de un ingenuo cachorro.
Una cascada de perlas lunares pasaron por mis ojos.
¡La luna era un círculo! Y ahí me di cuenta
que el cielo no estaba dividido en segmentos cuadrados
como yo me lo imaginada viviendo dentro de una jaula.
Pedazos de hielo flotantes de Alaska había por todas partes
de los que logré esquivar aún estando enfermo
pero sabiéndome libre algo cambió dentro de mis pulmones
por todas las estrellas que me había tragado.
Hice travesuras, ladré cosas hacia los árboles
que no tenían ningún sentido. Fui yo mismo.
Y hasta la misma brillante nieve tenía miedo
de que yo tuviera un color tan azulado.
Mi madre y mi padre no se amaban
pero se casaron de todas maneras.
Cómo me gustaría encontrar una hembra
con la que pudiera rodar y volar por la nieve.
Ahora me siento cansado. Hay demasiada nieve por todas partes.
No puedo levantar mis pesadas patas.
No he conseguido amigos ni tampoco hembras.
Un niño cautivo es muy débil para ser libre.
El que nació en una jaula sentirá nostalgia por su jaula.
Horrorizado me di cuenta de cuánto la amaba
y el espacio donde me escondían detrás de una reja,
ese lugar que era una industria de pieles, mi tierra natal.
Entonces regresé exhausto y golpeado.
Un poco después la jaula fue sellada
y mi sentimiento de culpa se transformó en rencor
pero el amor me protegió mágicamente contra el odio.
Es cierto, las cosas han cambiado en la granja de pieles.
Acostumbraban a asfixiarnos en sacos.
Ahora nos matan de una manera más moderna,
nos electrocutan. Todo es maravillosamente ordenado aquí. (**)
Contemplo a la cuidadora que es una muchacha esquimal.
Su mano se posa amigablemente sobre mí.
Sus dedos rascan la parte detrás de mi cuello.
Pero una tristeza parecida a la de Judas hay en sus ojos angélicos.
Ella me cuida de mis enfermedades
y por nada me dejará morir de hambre,
pero yo sé que cuando llegue la hora, implacablemente
ella me traicionará cumpliendo su trabajo.
Con un poco de humedad en sus ojos
ella sacará el collar de mi cuello cantando bajito:
“¡Hay que ser humano con los empleados! En la Oficina
de Ejecuciones del Instituto de la Granja de Pieles.
Me encantaría ser ingenuo como mi padre
pero nací en cautiverio: yo no soy él.
El que me da de comer, me traicionará
El que me cuida como animal doméstico, me matará.
(1967)
*N del T. Dachau fue el primer campo de concentración nazi para prisioneros políticos abierto en marzo de 1933. Estaba situado en el pueblo de Dachau a 16 kilómetros de Múnich. Fue uno de los mayores símbolos de inhumanidad. Dachau y muerte eran sinónimos.
**N del T. La estrofa número catorce, localizando la escena específicamente en Alaska, fue censurada y sacada después de la primera publicación de este poema de Yevtushenko en la entonces Unión Soviética.
En el país llamado Más o Menos (1)
Vivo en el país llamado Más o Menos,
donde,
muy extrañamente,
no hay ningún partido oficial llamado “Masomenosista”…
donde ellos
leen a nuestros escritores clásicos… más o menos.
Donde a veces,
hasta los distinguidos ciudadanos
se enamoran (más o menos),
pero a veces,
después de algunos meses
ya no hay besos,
los unen sólo los pesos.
Entonces no son ajenos,
más o menos.
“¿Es verdad, señor, que todos beben en su país Más o Menos??”
Hay algunas personas que no beben nada…
Más o menos…”
“Difícil de creer, señor,”
Ni siquiera algo así como…
una gota. Más o menos.”
“¿Qué tipo de gente es aquella, la de su amado pueblo
del país llamado Más o Menos?”
Son más o menos agradables…
Más o menos honestos…
Unas veces menos, otras veces más…
“¿Está Usted, señor, orgulloso de su gran país,
llamado Más o Menos?”
Hmmm…
Más o menos...
Por lo general, somos generosos más o menos..
suficientemente amistosos… menos o más...
Por supuesto, todos estamos por la paz…
un tanto más, un tanto menos..
Por supuesto, tenemos algunas pequeñitas,
pero más o menos
desagradables guerras.
En cada esquina,
en cada cocina de cada casa
cuando las esposas y los esposos están algo
así como peleando discretamente,
tenemos nuestra propia Chechenia doméstica,
y un Irak privado,
ondeando un trapo húmedo de cocina
como una bandera nacional,
cuando las sandalias y las planchas
a veces vuelan por encima de las cabezas
como ovnis…
sin embargo, apreciamos nuestros valores de familia..
Más o menos…
En nuestras cortes de justicia tenemos
más o menos incorruptibles jueces,
en nuestros centros de investigación
hay pensadores, más o menos insobornables.
Una más o menos bella mujer me susurró:
“Estoy más o menos enamorada de Ud.
Más o menos para siempre…”
Me gustaría pararme frente a Dios,
así como soy,
no algo así como más o menos.
No estar más o menos feliz
En esta más o menos vida…
En esta más o menos libertad.
(2004)
1. En los últimos años, el idioma ruso fue invadido por una muy pegajosa y ambivalente expresión: “kak bi”,que en español se parece al expresión “Más o menos”. Esta expresión a mucha gente le sirve para más o menos esconder su más o menos conciencia.
La ejecución de Stenka Razin
En Moscú, en la blanca y amurallada ciudad,
un ladrón calle abajo arranca con un pan de centeno.
No tiene miedo de ser linchado.
No hay tiempo para panes…
¡Es que ya traen a Stenka Razin!
El Zar está bebiendo vino dulce de malvazia,
ante un espejo suizo
se aprieta una espinilla en la cara,
y se pone el anillo real de esmeraldas
y en la plaza…
¡Ya traen a Stenka Razin!
Como un pequeño barril
que sigue a un barril más grande
un bebé corre hacia su madre
mascando un dulce con sus dientes de leche.
¡Hoy día es feriado!
¡Es que ya traen a Stenka Razin!
Un comerciante entra a empujones
echando flatulencias con olor a arvejas.
Dos bufones irrumpen apurados galopando como caballos.
Borrachos pícaros llegan tambaleándose
¡Ya traen a Stenka Razin!
Unos viejos, cubiertos de costras por todo el cuerpo,
casi muertos,
llevando gruesos cordeles amarrados a sus cuellos
murmuran algo,
y caminan casi arrastrándose…
¡Ya traen a Stenka Razin!
Y también muchachas bien despabiladas
saltando un poco ebrias de sus camas
embadurnadas con pedazos de pepinillos en sus caras
entran trotando
con una picazón en sus muslos
¡Ya traen a Stenka Razin!
Y con gritos de las esposas de la Guardia Real
escupiendo para todos los lados
en una destartalada carreta
él
como si estuviera arriba de un barco
aparece en camisa blanca.
Viene en silencio,
cubierto con los escupitajos de la muchedumbre,
que él no se limpia ni le preocupa,
sólo sonríe con sarcasmo
y se ríe de sí mismo:
“ ¡Stenka, Stenka,
tú eres como una rama
que ha perdido todas sus hojas!
¡Y querías entrar a Moscú!
Y pues ahora tú estás entrando a Moscú …
Pues muy bien entonces,
¡escúpanlo
¡escúpanlo!
¡escúpanlo!
Es una farándula gratis después de todo.
Buenas gente,
ustedes siempre escupen
a esos
quienes les desean el bien.
El escribano del Zar me golpea deliberadamente entre sus dientes,
repitiendo,
implacablemente:
“Decidiste lanzarte contra el pueblo, ¿no es así?
¡Tú sabrás ahora contra quienes lo hiciste!”
Me contuve pero sin bajar mis ojos.
Escupí mi respuesta con mi propia sangre:
“¡Contra los dueños de la tierra,
es cierto!
¡Contra el pueblo,
nunca!
No reniego de mí mismo,
¡He elegido mi propio destino!
Ante ustedes,
el pueblo, me arrepiento
pero no por lo que el escribano del Zar desea.
Es mi cabeza la culpable.
Ya lo veo,
y me he sentenciado a mí mismo.
Estuve siempre a medio camino
contra las cosas
cuando realmente debí haber llegado hasta el final.
He pecado en esto,
porque en un mundo guiado por el demonio
yo fui un gran estúpido.
Soy un pecador
porque siendo un enemigo de la esclavitud
fui realmente un esclavo de mí mismo,
He sido un pecador
al querer levantarme en rebelión
para tener un mejor Zar.
¡No hay Zares nobles!
¡fuiste un loco
Stenka!
¡tú ahora morirás por nada! ”
Pero sobre los hocicos,
las caras de cerdos de la gente
las sucias cajas
de los recolectores de impuestos
y los cambiadores de dinero,
como una luz a través de la neblina,
Stenka
vio
los rostros.
Vale la pena verlos sin una lágrima en sus ojos,
estar sobre el patíbulo al lado de la horca,
porque más pronto que tarde
los rostros
crecerán amenazantes
en la propia cara de los rostros anónimos…
Y tranquilamente
(por cierto que él no había vivido en vano)
Stenka dejó caer su cabeza doblada
y su mejilla cayó hacia el hueco cortado de su cuello
y desde la parte de atrás de su cabeza ordenaron:
“cortar, el hacha…”
La cabeza comenzó a rodar,
ardiendo en su propia sangre,
y con una voz ronca la cabeza habló:
“no muero en vano…”
Desde el ensangrentado lugar de ejecución,
allí,
donde estaban los pobres,
la cabeza lanzó una mirada
como hacia unas anónimas cartas…
Espantado,
el pobre sacerdote que temblaba corrió sobre la cabeza
deseando cerrar los ojos de Stenka.
Furiosos,
parecidos a la reacción de una bestia salvaje
sus ayudantes la apartaban de su manos.
La cabeza del Zar
temblaba al ver esos ojos diabólicos,
el capitán de Vladimir Monomakh comenzó a estremecerse
y cruelmente,
regocijándose de su triunfo,
la cabeza de Stenka
explotó en carcajadas
sobre la cabeza del Zar!
(1964)
N del T: Stenka Razin (1630-1671) fue un líder cosaco que organizó una rebelión en el sur de Rusia contra la nobleza y la burocracia del Zar Aleksey Mikhailovich. Fue apresado y ahorcado en la Plaza Roja de Moscú en 1671. El compositor ruso Dmitri Shostakovich compuso un poema sinfónico basado en este poema de Yevtushenko y con el mismo título: “La ejecución de Stenka Razin”
La hamaca con sabor a sal
Para Ye. Rein
Como el tiempo es la inteligente arena,
el tabaco cruje en la bolsita…
Y como la madera podrida de un viejo barco ballenero,
así también ocurre con la gente y con las redes para pescar.
Y feliz como un hombre viejo
esas transparentes vallas
hechas de viejas redes
escuchan las ruidosas voces de los niños.
Ellas han hecho muchas veces su trabajo
y aunque están fuera de práctica todavía pescan
algo de basura, lluvias y fósforos gastados.
Ahora una estrella quedó atrapada en ellas
ahora el balbuceo de un amor juvenil
ahora unas malas palabras de alguien
ahora un fugaz suspiro.
Ellas agarran de todo, la ráfaga del viento
una frase o la canción que alguien canta
y, pescando un botón de ropa,
lo sueltan levemente pero sin mucho apuro.
Y un viejo pescador
(esos seres robustos que esquivan la muerte)
comienza él mismo a hacerse una hamaca
de viejas redes de pescar que hace mucho tiempo usó.
Y escondiendo un dolor dentro de si
iba reconociendo en los aislados pedazos
de la grisácea red y sus nudos
un sabor salado que se impregnaba en sus dientes.
Se mece la hamaca con sabor a sal
en el suave susurro de los pinos.
Cada pescador que se jubila
en algún momento viene a ser algo atrapado.
Cuando somos viejos vivimos en una calle estrecha
desde la cual miramos hacia nuestro pasado
y nos retorcemos
en nuestras olvidadas redes.
Tú eras un conversador, un derrochador de dinero.
Pero ahora no hay tiempo para peleas. Tu cuerpo tiene costras.
Se mece la hamaca con sabor a sal
creando una ilusión de las aguas del mar.
Pero el mar no llegará a tus orillas
y el cielo permanece traicioneramente despejado.
Mecerse porque uno lo desea es muy diferente,
eso requiere algo mucho más que ser sabio.
Y él quiere vientos huracanados y tormentas
¡al diablo con toda esta comodidad!
Pero si su juventud volviera de nuevo.
Sin embargo él ha renunciado a toda su sabiduría.
Pero es falso que tú no seas feliz.
Quien no ha conocido las tormentas no ha sido afortunado.
Y tú eres tan distinta
a cualquier otra hamaca que cuelga en una casa de campo.
Tú has conocido cada golpe de las tormentas
te arrastraron los huracanes más fuertes .
Deja que las hamacas de agua dulce envidien
esta hamaca con sabor a sal.
Hay un sabor especial cuando se mece esta hamaca
aún cuando traiga mala suerte.
Mécete, hamaca con sabor a sal
mécete,
mécete
mécete…
(1971)
Lamento por un hermano
Para V. Shchukin
Igual que un descolorado molde plateado
un ganso está en un bote
con sangre cayendo aún de su tibia nariz
y su cuello meciéndose en el borde de un balde.
Había dos de ellos volando sobre el río Vilyuy.
Uno cayó mientras volaba
y el otro
a ras del agua, muy bajo, arriesgando su cuello
cerca del bote,
se lamentaba después en el bosque:
“Hermano querido, vinimos a este mundo gritando
a través de nuestras cáscaras quebradas
pero cada mañana nuestra Madre y nuestro Padre
te alimentaban primero a ti
cuando tenía que ser yo antes que tú.
Mi querido hermano,
tú tenías un color azulado
y desafiabas al cielo con arrogancia.
Yo en cambio era muy oscuro,
y las hembras te deseaban más a ti que a mí
cuando tenía que ser yo el más deseado.
Querido hermano, sin tener miedo del regreso,
tú y yo volamos muy lejos sobre los mares
pero gansos malvados de otras tierras te rodearon
primero a ti
cuando tenía que ser yo antes que tú.
Hermano mío,
ambos fuimos golpeados y obligados
a agachar el cuello.
Juntos fuimos arrasados con violencia por las tormentas de lluvia,
pero por alguna razón el agua se escurría rápidamente
de tu espalda de ganso
cuando eso tenía primero que pasarme a mi.
Hermano,
la gente nos comerá de todas maneras a los dos
al lado del fuego.
Hermano querido,
toda nuestra vida fue una lucha por ser el primero
y no apreciar nuestra hermandad, nuestras alas y nuestras almas.
¿Era nuestra dependencia algo imposible
eso de o tú o yo?
Querido hermano,
te pido al menos un cartucho de fusil
para así terminar con mi envidia
pero al recibir yo mi castigo, la gente te matará primero a ti,
cuando yo realmente tenía que morir antes que tú.”
(1974)