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Medellín, hambriento de poesía: Ken McCullough

Por: Ken McCullough
Traductor: Rafael Patiño Góez

Este es el Mes de la Poesía, y yo consideré apropiado introducir una mención a la poesía, pero también comparar nuestra tradición con la tradición de otro país, Colombia, donde asistí a un importante festival el pasado julio. Cuando yo era un niño, allá por la mitad del siglo XX, todavía teníamos que memorizar poesía en el colegio. Actores famosos hacían álbumes de poesía grabada y los tíos a menudo recitaban viejos clásicos cuando tenían encima uno o dos jarros; era parte de nuestras vidas. En los 40’s y 50’s, la poesía entró a ser custodiada por la academia hasta que los Poetas Beat una vez más la hicieron pública, pero estas cosas ocurren en ciclos – ahora, en años recientes, mucha de la poesía publicada ha vuelto bajo la égida de la academia, y es accesible únicamente si llevas tu decodificador.  

La mayoría de lecturas de poesía tienen escasa asistencia y no son asuntos trascendentales. Hay focos de fervor y entusiasmo, por supuesto. Las Competencias de Poesía Hablada, por ejemplo, continúan siendo populares como lo son otras formas de eventos de Palabra Hablada, y las competiciones de ¡Poesía Recitada! proliferan a nivel de la educación superior. Éste es el clima al cual estoy acostumbrado. Pero consideren esto: cuando asistí al XX Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, en julio de 2010, nuestra ceremonia de apertura fue concurrida por 4.000 personas, que se sentaron en un anfiteatro bajo la lluvia para una lectura que duró tres horas. Durante la semana que estuve allá, hice seis lecturas (en compañía de otros poetas de una diversidad de países que abarcaban desde Tíbet hasta Togo y Nueva Zelanda) y en cada lectura, ya fuera en un auditorio enorme, librería decorada, hall citadino o centro comunitario de barrio, leíamos ante un recinto abarrotado y generalmente recibíamos un aplauso después de cada poema. El festival había publicado una hermosa antología con selecciones de nuestra poesía en nuestra lengua nativa acompañada por traducciones al español. Cada uno de nosotros tenía un traductor propio como también nuestro propio lector. Un caballero, persona más bien introvertida y callado lector él mismo, tenía a un actor profesional como lector en español- éste daba énfasis a la obra que era interpretada en una forma mucho más vívida que lo usual. Mi lector era un talentoso poeta, traductor y también abogado.  

Después de las lecturas, multitudes de jóvenes se congregaban alrededor de nosotros y pedían que les tomaran fotos con nosotros, y los mayores nos pedían que firmáramos la antología o ejemplares de nuestros libros que habían comprado. Una cantante bastante bien conocida y ostentosamente popular asistió  a tres de mis lecturas, pidió ser fotografiada conmigo y me dio algunos de sus c.d.’s. Cuando nosotros los poetas volvíamos al hotel en las noches, había grupos de estudiantes de secundaria y de universidad esperando por autógrafos. Una noche, mientras caminaba a través del Parque Bolívar, que es frecuentado por parias, un caballero boca arriba apoyado en su codo y viendo que yo llevaba una mochila con el logo del festival, me dijo, con voz ronca “¿Poeta?” “¡Sí!”Dije yo con entusiasmo. Él dijo “¡Bravo!” y levantó su puño a modo de saludo. Los poetas estábamos todos alojados en el mismo hotel y comíamos juntos, así que la camaradería era profunda y el entrelazamiento asombroso. Incidentalmente, uno de los poetas participantes en el festival era Yevgeny Yevtushenko, el más famoso poeta ruso vivo, quien en su apogeo leyó para estadios  con 50,000 personas. ¿Por qué la gente se presenta multitudinariamente a lecturas de poesía? Wole Soyinka, el primer africano en ganar el Premio Nobel de Literatura (y quien participó en el Festival de Medellín festival en 2005), dijo que la gente asiste a las lecturas de poesía porque “siempre experimenta una transformación interior de ella misma.”

 

Sin duda se están preguntando cómo habrá sido volver a la realidad cuando regresé a casa. Cuando soy presentado como nuestro Poeta Laureado, la gente muy a menudo es cortés, de vez en cuando entusiástica, pero los muchachos de secundaria no me detienen en la calle por mi autógrafo. Mis propios ancestros irlandeses-escoceses aportaron las melancólicas baladas de largo aliento (que se transformaron en música country) a nuestra cultura, y la poesía, aparte de letras de canciones, se convirtió, para nosotros, en una actividad un tanto frívola. A menos que seas un híbrido, como Robert Burns, el escocés, o Robert Zimmerman, de arriba de la vía a Hibbing. Sí, considera la diferencia de culturas. Un viejo amigo, muy trasegado por Suramérica, me dijo que él había testimoniado una vez una vigorosa discusión entre dos trabajadores que cavaban un canal en Santiago de Chile. La discusión se entabló cuando uno de los trabajadores citó una línea de un poema del laureado poeta Pablo Neruda. Trabajé durante muchos años como trabajador sindicalizado y encuentro difícil creer que alguna vez hubiera podido ganar una discusión de esa manera. Pero entonces pudieran afirmar, Neruda era comunista y se vendió al régimen en el poder. Yo replicaría, consideren lo que una vez dijo Jorge Luis Borges, que no deben nunca juzgar a un escritor sobre la base de su política. Neruda es un escritor por el mundo entero, a pesar de su política.  

Pudieran preguntarme ustedes, frívolamente, si acaso preferiría yo vivir en Medellín Colombia o en Winona, Minnesota USA. Si conocen ustedes algo acerca de la historia reciente de Medellín estarán conscientes que ella fue el centro de los carteles de la droga. Y bajo el mando de Pablo  Escobar  hubo miríadas de asesinatos en esa ciudad cada día. Era el salvaje oeste enloquecido. El Festival Internacional de Poesía comenzó en Medellín hace ahora 21 años, como un intento de oponer a esa violencia poesía. Y ellos dicen ahora que Medellín es posiblemente la ciudad más segura de Suramérica. En julio pasado había 101 poetas de 28 países que participaban en el festival. Y era claro para mí que los ciudadanos de Medellín estaban hambrientos de lo que nosotros les traíamos. Antes de una lectura en una escuela elemental en un empobrecido barrio me conocí de antemano con algunos niños de escuela primaria y ellos me preguntaron si yo les cantaría algo. Yo les regalé mi mejor imitación de “All Shook Up.”de Elvis. Y cuando me solicitaron otra más les canté “Tutti Frutti” de L’il Richard complementada con giros y zapateo. Yo no tengo semejantes oportunidades en las clases acá. Los niños se sentaron a lo largo de nuestra seria poesía aquella tarde y todos se portaron bien.

Recuerdo, por allá en 1974, cuando asistí a una conferencia en El Paso, me escurrí a través de la frontera hasta Juárez con el poeta Ricardo Sánchez, Médico Diplomado. Ricardo era ligeramente un coyote, en eso el médico diplomado pasaba por “perro macho” pero dejaba que los  académicos lo llamaran Dr. Sánchez, jamás despojándose de su investidura. De todos modos, Ricardo era un tipo corpulento, con una pequeña cicatriz de barbera que atravesaba su cara, así que yo dejé que manejara las cosas cuando entramos a una cantina. Una pandilla de malosos*, un grupo de fulanos ásperos, me dirigió duras miradas hasta que Ricardo me arrastró hasta el frente y me presentó como “Un Poeta.*” Estaba adentro. Así que parte de esta diferencia es cultural. El estereotipo es que la gente latina es más apasionada, más inclinada probablemente hacia la expresión artística. Parte de ello es lo contrario, sin embargo. Existe un factor de clase también. Por allá en 1973 yo llevaba al poeta Allen Ginsberg de vuelta por Montana y nos habíamos detenido en Butte, un típico pueblo minero caído en desgracia. Estábamos tomando una cerveza en un lugar llamado, adecuadamente, El Bar Terminal, y Allen estaba hablando con algunos de los hombres en la esquina del bar, personas todas ellas que habían trabajado en las minas, y uno de los cuales había realmente conocido a Neal Cassady, protagonista de la novela de Jack Kerouac On The Road, y buen amigo deAllen.Allen tomaba algunas notas, como habituaba hacer donde quiera que iba. Justo entonces un tipo se abalanzó y dijo “¿Quién es este tipo, y qué es lo que está husmeando?” ” Butte había sido un hervidero de actividad desestabilizante más tempranamente en el siglo, y, a comienzos de los 70’s el FBI estuvo haciendo mucho fisgoneo a través de la mayor parte del país. Los residentes de Butte eran recelosos por naturaleza. Alguien dijo “Siéntate y cállate—él es un poeta.” “Bueno…está bien entonces” fue la respuesta. No hay razón para estar recelosos.

Pero cuando todo ha sido dicho y hecho, Winona es donde prefiero estar. La gente es amistosa, resolvemos nuestras disputas apaciguadamente, y SÍ apreciamos las artes aquí. Echen un vistazo: GRSF, Beethoven Festival, Frozen River, Midwest Music Festival, Theatre du Mississippi. Quizás vuelva a ser popular otra vez el memorizar la poesía –que cambia de dirección. Y yo no esperaría que me pidieran un autógrafo. Como dijo Whitman “ante ningún hombre quito mi sombrero.” Es de ese modo como aquí lo hacemos. En Dublín, donde toman en serio a sus escritores, encontrarás escritores citados en buses, placas, carteleras, etc. De forma modesta, nos movemos en esa dirección. Si ustedes se detienen en la parada de descanso al oeste de Rochester sobre la Interestatal 90, con dirección al este, encontrarán una placa que se alza independiente con el poema de James Wright “A Blessing –Una Bendición-.” Garrison Keillor pagó para que la ubicaran allí. En St. Paul, tienen poemas escritos por poetas locales impresos sobre las aceras. Nosotros estamos discutiendo un proyecto similar con la Ciudad de Winona. Y somos una de las siete ciudades en el estado que tiene un Poeta Laureado.

Para concluir, los dejo con un corto poema de mi experiencia en Medellín. No tiene rima y está en dos lenguas, pero quizás encontrarán algo en él que los atraiga.

 

DOMINGO, 11 DE JULIO, 2010
     para Gémino Abad

 

En la catedral, el cura pone a un lado
la mitra del arzobispo. El arzobispo
camina hacia adelante y nos mira a nosotros todos.
Comienza a hablar, diciendo a voz en cuello, bandidos*.
Dos escaños adelante de mí, una madre
con cabello de ángeles de Rafael
ojos y rostro de este mundo, aferra
las manos de su fornido hijo adolescente
quien no puede ni ver ni puede oír.  
Una luminosidad los envuelve a ambos.
Ella le traza en los dedos las palabras
del canto, la liturgia
y el rostro de él se inclina, fervoroso:

      …por quien todo fue hecho;
      que por nosotros, los hombres,
      y por nuestra salvación,
      bajó del cielo,….
      y por obra del Espíritu Santo
      se encarnó de María, la Virgen,
      y se hizo hombre…*

 

(interludio)

A la izquierda de ellos, el padre acuna a la hermanita.
Éste, amigos míos, es el espíritu de Medellín.
Ármense ustedes con esto, no con balas.
Abrácense, abrácense uno a otro, Medellín.
Dejen que la madre tome sus manos
Y deletreen estas palabras entre su alma.

*en español en el original

 


Ken McCullough   nació en Estados Unidos en 1943. Poeta laureado de Winona, traductor, narrador y tallerista de escritura creativa. Obra poética: Migrations, 1972; Creosote, 1976; Travelling Light, 1987; Sycamore-Oriole, 1991; Obsidian Point, 2003; Walking Backwards, 2005. También publicó el libro de relatos Left Hand, en 2005. Su poesía ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos The Academy of American Poets Award; The National Endowment for the Arts Fellowship; The Pablo Neruda Award; The Galway Kinnell Poetry Prize; The New Millennium Poetry Award; The Blue Light Book Award y The Capricorn Book Award. También ha recibido, entre otras las becas: The Witter Bynner Foundation for Poetry; The Iowa Arts Council, y The Jerome Foundation para continuar traduciendo la obra de U Sam Oeur, sobreviviente del regimen de Pol Pot en Camboya. Sacred Vows, edición bilingüe con las traducciones al inglés de los poemas de U Sam Oeur desde el khmer, se publicó en 1998. La memoria de U Sam Oeur, Crossing Three Wildernesses, co-escrita con McCullough, fue publicada en 2005.

Mayo 8, 2011

 

Última actualización: 04/09/2021