Poesía de algunos pueblos originarios
Alaska
Esquilmales
El difunto
La alegría me rebosa
cuando comienza a lucir el día.
Cuando el enorme sol
sube al borde del cielo.
El resto del tiempo me llena de angustia:
la actividad constante de los gusanos me aterra.
Penetran en el cuenco de la clavícula
y me devoran los ojos.
En mi angustia pienso:
¿Era, acaso, tan bella la vida en la tierra?
Recuerda el invierno
en que nos devoraban los cuidados:
zozobra por las suelas del calzado,
zozobra por el cuero de las botas.
¿Era, acaso, tan bella la vida en la tierra?
Aquí estoy, sumido en inquietud y angustia:
¿pero no conocí siempre miseria y zozobra?
Incluso en el espléndido verano,
si la cacería era mala
y no había en casa
un trozo de piel para vestidos,
¿era, acaso, tan bella la vida?
Estoy aquí, preso de angustia;
¿pero no estuve siempre en apuros
cuando acechaba entre los hielos
y cuando perdía la cabeza
porque no mordían los salmones?
¿Era, acaso, tan bella la vida en la tierra?
Cuando en el tumulto de la Casa de las Fiestas
me bañaban, enrojeciendo de vergüenza,
y cuando el coro se burlaba de mí
porque en mi canto perdía el hilo,
¿era, acaso, tan bella la vida?
Dime: ¿era, acaso, tan bella la vida en la tierra?
Aquí, la alegría me rebosa
cuando comienza a lucir el día
y cuando el inmenso sol
sube lentamente al horizonte;
pero el resto del tiempo me llena de angustia.
¡Cómo me aterra la incesante actividad de los gusanos!
Me roen hasta el cuenco del hombro
y me devoran los ojos.
Culturas norteamericanas
Smohalla, poeta Sokulk
Mis jóvenes jamás trabajarán.
Quien trabaja no puede soñar, y
la sabiduría nos visita en los sueños.
Me pides que are la tierra
¿por qué debería tomar un cuchillo
y destrozar el pecho de mi madre?
Entonces cuando yo muera ella no me llevará
en su seno a descansar.
Me pides que desentierre las piedras.
¿Por qué debería cavar bajo su piel
para sacar sus huesos?
Entonces cuando yo muera no podré
volver a entrar en su cuerpo
para volver a nacer.
Apaches
En el Sur,
donde están los arrecifes de conchas blancas,
donde todas las frutas maduran,
nos encontraremos los dos.
Allá, en los arrecifes de corales,
nos veremos tú y yo.
Donde las frutas son fragantes,
allá los dos nos uniremos.
Sioux
Canción de toro sentado
Yo fui
un guerrero Sioux.
Aquello ya ha pasado.
Mi vida
es dura.
Pápagos
¿Cómo empezaré mis cantos
en la noche azul que llega?
En la gran noche azul
mi corazón saldrá al campo,
las sombras vienen hacia mí,
sonando.
En la gran noche azul
afuera
saldrá mi corazón.
Pueblos
Los siete deseos
¿Por qué no seré la banda que ciñe tu frente,
tan próxima a tus pensamientos?
¿Por qué no seré el grano de maíz
que trituran tus dientes de gata salvaje?
¿Por qué no seré en tu cuello la turquesa
que calienta la tempestad de tu sangre?
¿Por qué no seré la túnica de terciopelo
sobre el flujo y reflujo de tu corazón?
¿Por qué no seré la arena entre tus mocasines
que se atreve a acariciar los dedos de tus pies?
¿Por qué no seré tu ensueño nocturno
cuando en los negros brazos del sueño gimes?
Culturas centroamericanas
México
Xochicuicatl de Chalco
La amistad efímera
(Fragmento)
He bebido vino de hongos. Mi corazón Llora.
Sufro desolación en la tierra, soy un desdichado.
No hago más que pensar en que no he gozado,
No he buscado el placer en la tierra, soy un desdichado.
( ...)
Aquí sólo venimos a conocernos
Sólo estamos de paso..
En paz y placer pasemos la vida, venid y gocemos.
Cultura Náhuatl
Grandeza del poeta
Flores forman un cerco
en el recinto de musgos acuático,
en el recinto de mariposas.
La tierra está matizada.
Se difunde tu canto, se difunde tu palabra.
Sólo retumba allí y repercute.
Múltiples son tus rojas mariposas:
en medio de mariposas estás y hablas.
Yaocuicatl
Nada como la muerte en guerra,
nada como esa muerte florida,
la florecida muerte del campo de batalla,
bella para el que muere,
para el grato elegido.
Lejos la veo aún, sí, pero
cerca o lejos,
mi corazón no tiembla
si no con la emoción del elegido,
del glorioso elegido.
Muriendo en la guerra
serás conocido.
Al borde de la batalla,
cerca de la hoguera,
serás conocido.
La noche triste
Con suerte lamentosa nos vimos angustiados.
En los caminos yacen dardos rotos;
esparcidos están los cabellos;
destechadas las casas;
enrojecidos sus muros.
Los gusanos pululan por las calles y plazas
y en las paredes están salpicados los sesos…
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebemos es como si bebiésemos un
agua de sangre.
Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe
y era nuestra herencia una red de agujeros.
En los escudos estuvo su resguardo:
pero no con escudos pudo ser sostenida
su soledad.
Hemos comido estacas de eritrina:
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, ratones, tierra en polvo, gusanos.
Todo esto pasó con nosotros.
Nahuas de hoy
En tiempos pasados el saber de los aztecas
brilló en toda la tierra de Anáhuac,
encandiló hasta al hombre de Castilla.
Ahora resplandece en nuestras manos.
Tarascos
Mirando la Cruz del Sur
Mi corazón recuerda muchas cosas
cuando veo brillar las cuatro estrellas.
Ellas siempre saldrán, yo me estoy yendo.
No volveré jamás, yo me estoy yendo.
Yaquis
Canción
Muchas flores bellas,
rojas, azules, amarillas.
Decimos a las muchachas:
"Vamos a pasear entre las flores".
El viento llega y mece las flores.
Las muchachas, cuando danzan, son como ellas.
Unas flores son grandes, son abiertas,
otras son florecitas pequeñitas.
Los pájaros aman al sol y a las estrellas.
El olor de las flores es muy dulce.
Las muchachas son más dulces que las flores.
Cultura Maya
Canción de la danza
Del arquero flechador
Da tres ligeras vueltas
alrededor de la pétrea columna pintada
a la que se halla atado ese viril
muchacho: impoluto, virgen, hombre.
Da la primera vuelta. A la segunda,
empuña el arco, pónle un dardo,
apúntale al pecho. No es necesario
que emplées toda su fuerza
para asaetearlo.
Dispara sin herirlo
hasta lo hondo de sus carnes,
para que así pueda sufrir
poco a poco, como lo quiso
el Bello Señor Dios.
A la tercera vuelta que des
a esa pétrea columna azul,
fléchalo otra vez;
atada quedará a un árbol
y a la tercera vuelta otra vez,
la burla del sol.
Cantar sin título
Ponéos vuestras bellas ropas;
ha llegado el día de la alegría;
peinad la maraña de vuestra cabellera;
ponéos la más bella de vuestras ropas;
ponéos vuestro bello calzado;
colgad grandes pendientes en vuestras orejas;
poneos buena toca; poned los adornos en vuestra
bella garganta;
poned adornos enroscados en vuestros brazos.
Es preciso que seáis vista
todo lo bella que sois,
como ninguna,
aquí en el asiento de
Dzitbalché, pueblo. Os amo,
bella señora. Por ello
quiero que os vean
resplandeciente, en verdad muy bella,
porque os pareceréis a la
humeante estrella,
porque os desearán hasta
la luna y las flores
de los campos.
Pura y blanca es vuestra ropa, doncella.
Salid a dar la alegría de vuestra risa;
poned bondad en vuestro corazón porque hoy
es la hora de la alegría de todos los hombres
que ponen su bondad en vos.
Las estrellas
son los ojos
de los dioses.
Nicaragua
Miskitos
Me iré lejos de ti.
Mi tristeza es muy grande.
Voy a conseguirte collares de colores.
Cuando venga traeré para ti ropas
y soplará muy fuerte el viento del Oriente.
Culturas suramericanas
Venezuela
Waraos
Canción de cuna
Hermano pequeño,
no llores, duérmete.
el tigre vendrá
por ti
si continúas llorando;
duérmete.
El tigre viene…
no llores,
duérmete.
Los caribes,
los caribes,
ahora, del mar lejano,
de las islas,
llegaron.
Vienen por nuestra carne
para comerla ellos.
Ahora están
en frente de nosotros.
Allí, en Montanaina,
en el recodo,
jadeantes de alegría,
ahora están los caribes.
Colombia
Guahibos
Estamos bailando como la garza morena,
estamos bailando como el gaván,
estamos bailando como el garzón.
La gente y las garzas están bailando,
estamos andando por el remanso
echando barbasco.
Huitotos
La libélula se baña en el agua.
En el agua se baña la libélula.
Rog-ge ne bu-ne
Rog-ge ne bu-ne
Vengan todos a bailar.
Allá abajo, abajo, grande, grande
está el río, está el río.
En la orilla, el árbol, el árbol.
Sus ramas, sus ramas,
mueve, mueve el viento.
Cuando todavía
no existía nadie,
el Padre creó las palabras
y nos las dió
como nos dió la yuca.
La palabra fue puesta
entre el corazón y la mente.
Así, las palabras del corazón
serán endulzadas por la mente,
y las palabras de la mente serán
endulzadas por el corazón.
Kofanes
Ahora, mientras vivimos, vamos a tomar chicha bonito. Si morimos, no tomaremos más chicha. Si morimos, ¿cuándo podremos tomarla? Nosotros nos acabaremos, nuestro cuerpo será tierra, y ya no sabremos más.
Paeces
Ea, Ea, Ea…
El mar está arriba,
el mar está arriba
y la luna también.
Las estrellas nadan
alrededor.
¡Ah!, es el cielo azul…
Ea, ea, ea, es el cielo azul.
Tribus del Amazonas
Chamas
La llegada de los blancos
Blancas garzas vienen,
de lejos ideas traen.
A través del gran mar
gentes blancas se acercan.
En todos los veranos
con garzas negras caminan.
En las riberas del Perú
juntándose caminan.
¡Vengan, vengan, vengan!
Perú
Poesía Quéchua
Elegía a Athaualpa
(Fragmento)
El límpido resplandeciente trono de oro
y tu cuna;
los vasos de oro, todo
se repartieron.
Bajo un extraño imperio, colmados de martirios,
y destruidos;
perplejos, extraviados, negada la memoria,
solos;
muerta la sombra que protege
lloramos;
sin tener a quién a dónde volver,
estamos delirando.
¿Soportará tu corazón Inca,
nuestra errabunda vida
dispersada,
por peligros sin cuento cercada, en manos ajenas,
pisoteada?
Tus ojos que como flechas de ventura herían,
ábrelos;
tus magnánimas manos
extiéndelas;
y con esa visión fortalecidos,
despídenos.
Nube
(Fragmento)
Bella princesa,
tu propio hermano
rompe
el vaso que llevas.
Entonces
luce el relámpago,
gruñe el trueno,
cae el rayo.
Tú princesa,
nos das
tu lluvia;
también, a veces,
el granizo
y la nieve.
El guerrero español
(Fragmento)
I
Ladrón,
como zorro; como tortuga,
cobarde.
No es valor el pelear ocultando el cuerpo.
Descubre tu pecho
y entonces veremos qué alma templó mejor el sol.
Cuando el Inca guerreaba para enseñar su ley,
regalos llevaba y amor.
Sólo los locos morían.
Tú dices que tu Dios es bueno,
y nos matas.
Dices que es piadoso,
y nos robas.
Canción de amor
¿Acaso fue mi madre la vicuña de las pampas
o fue mi padre el venado de los montes,
para ser errante,
para andar sin descanso
por los montes y las pampas
arropado tan sólo por el viento,
en los valles y los cerros
vestido de viento y frío?
¿O nací en el nido del pukupuku
para llorar en el día,
para llorar en la noche,
como el pichón del pukupuku,
arropado tan sólo por el viento?
Las gotas de agua
que amanecen en las flores
son lágrimas de la luna
que llora por la noche.
Chile
Araucanos
Canciones del poeta Kolupan
Siento pena.
Pasan los días, las noches se van,
pero mi corazón continúa triste.
Quiero ir a la tierra,
a mi tierra.
A mi tierra lejana. Porque tú me dejaste,
paloma azul,
alma forastera.
Canciones de la poetisa
Melillan de Panguipulli
Parecía que nuestros corazones
estaban amarrados con enredaderas,
pero el lazo se rompió
y yo llevo sola el gajo.
Ay, siempre lloro, amado,
y cargo mucha pena
dentro del corazón.
Argentina
Indios pampas
Nuestra llanura
Esta es, hermanos, nuestra tierra amplia,
donde nada se detiene, todo pasa,
el viento no duerme, el horizonte anda.
Esta es, hermanos, nuestra tierra ancha,
vivimos en toldos. Cuando el tiempo cambia,
cambiamos los toldos. Así es nuestra vida.
Esta es, hermanos, nuestra tierra pampa.
No es tierra estrecha. Es tierra bien ancha.
Por mucha que quieran, a todos alcanza.
Invocación al sol
Dáme siempre mi cielo azul,
hombre antiguo de rostro iluminado.
Dáme una y otra vez mi nube blanca,
alma vieja de cabeza encendida.
Dáme siempre tu dorado abrigo,
gran cuchillo de oro por quien
sobre la tierra estamos parados.
Publicado el 12 de junio de 2015