Más allá del instante: prolegómenos para una poesía antropológica
Por: Jacobo Márchal (Jhonattan Arango)
Especial para Prometeo
Más allá del instante: prolegómenos para una poesía antropológica
La poesía es el íntimo lenguaje de lo humano, abarca la experiencia de vida que se expande, dotando de sentido aquello que parece estar en la incertidumbre, en el vacío. La poesía como expresión humana está sujeta a la sensibilidad, como río donde fluyen y refluyen vivencias distintas bajo el mismo referente, la existencia. Por tanto, ser poeta, es ser suceso inagotable, que implica ser un creador de horizontes de sentido, más allá de la fragilidad que se impone en los avatares de los tiempos y diferentes visones de mundo que se imponen por orden social, político, económico filosófico, entre otros.
Ahora bien, hay en la poesía un acto indudablemente creativo, una evocación comunicativa, con la firme intención de advertir una idea a través del sentimiento, es decir, el acto creativo en la poesía nos embelesa en un estado tal, que podemos sentir incluso aquello que nos es ajeno a nuestra experiencia vital, a nuestro contexto inmediato, incluso a nuestro tiempo; pero que permanece siempre a la espera del lector, de aquel que da nuevamente vida a su sentido más íntimo y profundo.
Sin embargo, el acto creativo está permeado por numerosas formas de exteriorizar un sentido, una emoción o una idea, lo cual se puede observar en tan diferentes y numerosas tradiciones literarias, como por ejemplo, el romanticismo, el simbolismo, el surrealismo, entre otras tantas, tal y como se consigna en los diferentes manifiestos. Un ejemplo de ello lo encontramos en el manifiesto dadaísta o si se quiere, el surrealista; donde a modo de sentencia se señala el camino por el cual se debe transitar si se tiene la intención de escribir bajo tal visión de mundo. Lo anteriormente dicho implica entonces tener un referente, una perspectiva desde la cual se percibe, lo cual en sí no es una condición elemental, pero que si opta por ella, facilita en gran medida la relación del escritor con su contexto, y por tanto, el producto, fruto de su lugar en el mundo, puede estar determinado por dicha tradición.
Así por ejemplo, un escritor influenciado por el surrealismo, que opte por tener como método para su creación literaria la escritura automática, tendrá como resultado un texto bajo la lógica del inconsciente, con elementos que distan de relación pensable fuera del lenguaje poético del mismo surrealismo.
Sin embargo, quiero en esta ocasión señalar un nuevo camino para la creación literaria, traerá colación una propuesta remarcada fuertemente por una figura de cohesión entre el pensamiento y lo percibido; se trata de la Poesía Antropológica. Dicha poesía surge entre las diferentes formas de entender y crear poesía, teniendo presente cada lugar donde la humanidad ha posado sus huellas, generando con ello una reflexión respecto a los modos de proceder y observar.
¿Cómo podríamos definir la poesía antropológica? Se podría decir que la poesía antropológica es una síntesis, una creación intencionada a partir de la observación detallada, y dicha observación está fundamentada bajo un referente teórico y con fines creativos. Para lograr lo anterior, es necesario entonces tener una mirada y una actitud estética, “valorar lo que en sí mismo no tiene valor alguno” podría ser una de las consignas que direccionen el carácter antropológico de dicha poesía, se trata de percibir la realidad bajo un condicionamiento, que si bien, nos da el referente y el tema a observar, no limita la realidad, pues la realidad es en suma múltiples realidades.
La poesía antropológica se basa en el método etnográfico como medio de obtener información, sin embargo, es necesario tener como base una teoría, una visión para rastrearla en la realidad, de este modo, el poeta es un intérprete que lee el mundo bajo una clave, que direcciona su mirada bajo una intención.
Entender la poesía antropológica como arte, responde a comprender la consigna hegeliana de “el arte es conocimiento sensible” lo anterior, debido que el producto de dicha observación teorizada, intencionada, es una síntesis reflexiva, articulada por el pensamiento, es un pensamiento sentido y sentimiento pensado sobre el contexto en que se encuentra inmerso el sujeto.
Así, un poema antropológico es un poema que escapa a la inspiración del momento, va más allá del instante y se instaura como producto de una investigación, es un acto reflexivo, donde la intención sustancial es revelar un poco de lo mucho que somos, y que además, dota la poesía de rigurosidad, como un proyecto de investigación que pretende dar cuenta, en clave poética, de las diferentes posibilidades existentes en cada contexto.
La poesía antropológica cuenta con un método, el cual se basa en tres momentos, los cuales son, a saber: indagación teórica, etnografía y creación poética.
- Indagación teórica: En este punto se trata de buscar elementos teóricos que señalen la dirección bajo la cual se fijará la mirada. El tema que se elija será bajo el cual se escribirá posteriormente, es el fundamento de nuestra escritura. Es importante, además, alternar lecturas, pues es necesario tener siempre a la mano poesía, si es posible, que trate el mismo tema que nos proponemos investigar, con lo cual nos iremos familiarizando con de tipo de temática en el campo poético.
- Etnografía: La etnografía como método de investigación tiene como elemento central la observación. En este punto se trata de observar el contexto, las prácticas humanas bajo una teoría, de aquí la importancia de la indagación teórica. Nuestra observación será intencionada, estará determinada por aquello que queremos rastrear, que queremos percibir, del modo en que queremos percibirlo. Es necesario tomar apuntes a modo de diario de campo de las posibles conclusiones, pues ellas serán la esencia de nuestra poesía.
- Creación literaria: Escribir un poema no solo es posible gracias a la inspiración. Es necesario tener algo que decir, más allá de las habilidades de lectoescritura correspondientes. Hacer de la mirada una pregunta y que cada uno de nosotros, con nuestros actos diarios estamos destinados a responder, es el equivalente a eso que tenemos que decir. Si hemos seguido los pasos planteados hasta el momento, escribir un poema con sentido, será revelar las conclusiones, será la síntesis de nuestro trabajo de investigación, tomando muchos de los elementos consignados en nuestro diario de campo, traducirlo a lenguaje poético, hacer de nuestra vida una obra de arte.
Un ejemplo respecto a lo anterior es uno de mis actuales investigaciones sobre el problema de la felicidad, para las cuales he tenido como base teórica El arte de ser feliz (eudemonología) de Arthur Schopenhauer, El Manual de Epicteto, las Odas de Horacio y las Odas de Ricardo Reis. Con lo anterior tracé la línea bajo la cual se preguntaría mi observación, posteriormente, luego del trabajo etnográfico que le fue correspondiente en diferentes lugares de la ciudad, me dedico a escribir mis conclusiones, que de no ser por la investigación previa, tendrían un sentido totalmente diferente. Mi juicio sobre ellas no habría cambiado.
Hegel en su obra titulada Lecciones sobre estética señala una distinción entre lo bello natural y lo bello artístico, proponiendo que lo bello artístico tiene superior belleza en tanto es producto del pensamiento, es decir, que hay la intención de rescatar el pensamiento a la hora de la creación, el pensamiento interpreta a la luz de los conocimiento adquiridos y otorgan un nuevo sentido a las cosas, abren caminos, dan forma, dan vida.
Percibir, identificar, observar, crear identidad, son elementos imprescindibles para cualquier escritor, pues cuando escribimos nos revelamos, nos mostramos, damos lo que somos y por tanto, la creación es una huella de nuestro camino en el mundo.
La poesía antropológica parte de una pregunta por lo humano, intenta responder aquello que somos, describe nuestro comportamiento, señala nuestras falencias, piensa, reflexiona y surge en la diversidad, y con ello busca a su vez el descubrimiento de nuestra propia identidad, pues es necesario saber que siempre estamos siendo afectados por nuestro propio entorno, e identificar nuestro contexto implica asumirnos como parte del mismo.
Publicado en junio 15 de 2012.