Surrealismo en Chile
Por: Rodrigo Verdugo
El surrealismo, mas allá de una determinada demarcación histórica, se mantiene en un nivel constante de verificación y también demostrando una inacabada actualidad, aun cuando una importante parte de la critica en general lo asimile solo en términos de un ismo más entre muchos otros ismos o reitere su caducidad, ya sea porque resulta incomprensible para las leyes de la estética clásica, o porque no es asimilable canónicamente. Frente a dicho estado de cosas.
Existe una contraparte que si demuestra su vigencia, numerosos grupos surrealistas en distintos continentes que organizan exposiciones, editan revistas y mantienen una adhesión total a los principios del surrealismo, y continuando con muchos de los recursos propuestos por este intemporal movimiento: la gran articulación entre literatura y plástica, la contrastación entre lo verificable, lo concreto y lo enigmático e invisible, la develacion de coexistencias y de una alteridad deformada, la transferencia de contenidos inconcientes, etc. También hay que destacar que su propagación por distintos lugares del mundo, ha sido leída como una urgencia de establecer adeptos, casi con una voluntad política, en verdad pensamos que se debe fundamentalmente a que lo que plantea resulta tan afín a cualquier impulso por buscar lo desconocido o a una natural indagación creativa, por ello ha sido el ismo de mayor influencia en la historia del arte durante el siglo XX y creo que durante los siglos venideros. En la tradición plástico literaria chilena el primer gran antecedente de esto es la aparición del grupo surrealista chileno “Mandrágora” a saber compuesto por los poetas Braulio Arenas, Enrique Gómez Correa, Jorge Cáceres y Teofilo Cid, quienes participaron activamente con el grupo surrealista francés y posibilitaron una serie de actividades como exposiciones y publicaciones, entre ellas y sin duda la más relevante fue “Mandrágora”, de la cual se alcanzaron a editar siete números, que más allá del desfase cronológico, incansablemente señalado por la critica (casi como una delimitación enciclopédica) en relación a los orígenes del surrealismo chileno y el surrealismo francés, la magnitud que tuvo este intercambio se traduce en que el grupo surrealista chileno "Mandrágora" fue reconocido como un núcleo esencial dentro del surrealismo, y esto lo confirman artistas y estudiosos como Aldo Pellegrini, Jacques Herold y Octavio Paz. Y por supuesto lo confirma la colaboración y participación de artistas como Rene Magritte, Andre Bretón, Jacques Herold, Victor Brauner, Marcel Duchamp, entre otros. El ideario estético de ambos grupos, tienen características similares, y no corresponde a una adopción premeditada por parte del grupo chileno sino a una extensión natural. El grupo surrealista chileno “Mandrágora” es el primero en recoger las directrices del surrealismo con tal ímpetu, ideando manifiestos y escritos, donde se contrasta lo delirante y lo metodológico y aun más un plan de acción para intervenir la realidad como muy pocas veces se ha visto en nuestra historia literaria, dejando las bases para futuros descubrimientos. Todo lo que significo el grupo surrealista chileno “Mandrágora” es relativizado debido a que existen graves imprecisiones en los estudios sobre los orígenes del surrealismo chileno, pero afortunadamente las investigaciones en relación a esto ya están dando algunos resultados, principalmente por parte del investigador e historiador independiente de arte contemporáneo y quizás el más exhaustivo biógrafo del pintor chileno Roberto Matta, Ernesto Gallardo Navarro, quien reformulara y corregirá estas últimas en un futuro ensayo, lo cual aun más nos permite acusar una actualidad del surrealismo en Chile, ya que no se trataría ya de una aparición posterior a la primera sino que habría una cierta sincronía en ambas. Cabe destacar que el caso del pintor chileno Roberto Matta, es clave para situar de manera decisiva la gravitación del surrealismo en Chile, ya que Roberto Matta, no solo fue el pintor chileno más importante del siglo XX, sino además que dentro del movimiento surrealista francés, fue aceptado y reconocido por autonomasia, influyendo hasta en tan descatados pintores como Jackson Pollok, en momentos en que Roberto Matta llega a EE UU.
Paralelo a toda la actividad desarrollada por el grupo surrealista chileno “Mandrágora”, habría que mencionar lo determinante que fue el impulso que daría Vicente Huidobro para situar una vanguardia en Chile o al menos su espíritu. Un conjunto apreciable de poetas que colaboraron en la Revista “Mandrágora” fueron Gonzalo Rojas, Fernando Onfray, Gustavo Ossorio, etc. y aun más mencionaremos a otros poetas que sin pertenecer a grupo ninguno, tienen al igual que los integrantes de “Mandrágora”, ciertas lecturas y procedimientos comunes como Carlos de Rokha, Dámaso Ogaz, Juan Negro, Omar Cáceres, Eduardo Anguita, Jaime Rayo, Heriberto Rocuant, Boris Calderón, Aldo Torres Púa, Ludwig Zeller, Rosamel Del Valle, Humberto Díaz Casanueva, Stella Díaz Varin Hugo Goldsack, Reginaldo Vázquez, Enrique Jones, entre otros. Primer gran antecedente del surrealismo chileno que daria lugar años más tarde a que ese mismo espíritu surrealista se reposicione, es así entonces como surge después de muchos años, exactamente durante la década de los noventas, y con el mismo ímpetu y familiaridad con el misterio. un segundo grupo surrealista chileno “Derrame” compuesto por los poetas y pintores Aldo Alcota, Rodrigo Hernández, Roberto Yáñez, Rodrigo Verdugo, Carlos Sedille, Miguel Ángel Huerta, Enrique de Santiago, Magdalena Benavente, quienes han editado hasta la fecha siete números e la Revista “Derrame” y además tienen una importante colaboración con grupos surrealistas de otras latitudes, renovando y actualizando el intercambio entre estos diversos grupos, al igual como lo hicieron sus antecesores de “Mandrágora”. Derrame ha sido reconocido como el único grupo surrealista chileno actual y como tal ha sido invitado a exponer a países como España y Portugal, en exposiciones internacionales cuya intención es demostrar la vigencia del surrealismo en diversas partes del mundo, tal como se lo propusieron Natalia Fernández Segarra, hija del artista Eugenio Granell y directora de la Fundación Granell, de Santiago de Compostela, España y el artista Miguel de Carvalho, organizador y animador de una importantes exposiciones surrealistas en Portugal, y cuyas figuras son uno de los ejes centrales en la expansión y actualidad del surrealismo en el mundo. Otro hecho que corrobora esto es la realización durante el año 2004 de la exposición Phases- Derrame, la cuál marcó un hito en la historia plástica chilena ya que por primera vez el grupo “Phases”, liderado por los artistas surrealistas franceses Edouard Jaguer y Anne Ethuin, llegaba a exponer en Chile, lo cual en ha posibilitado un intercambio y colaboración mutua entre diversos artistas surrealistas. Colaboradores de Derrame y poetas que es necesario mencionar al momento de hacer un catastro de poetas surrealistas chilenos actuales, serian Carlos Delgado Páez, Milán Bodis Suckel, Emilio Padilla, Jorge Solís, entre otros, Otros artistas que han participado tanto en revistas como en exposiciones son: Enrico Baj, Jorge Camacho, Jean Benôit Víctor Chab, Franklin Rosemontt, Penélope Rosemontt, Wilfredo Barcelo, Pastor de Moya, Sally Rodríguez, Roberto Adames Ana Borges, Chema Madoz Jorge Valdés Ramos Marcelo Calixto, Anasor Ed Searom, Alex Juanario Carlos Poveda, Franklin Fernández, Marcelo Bórdese, Virginia Tentindo, Gabriela Trujillo, Enrique Lechuga, Alejandro Puga, Ludwig Zeller, Susana Wald, Konrad Zeller, Sergio Lima, Artur Cruzeiro Seixas, Sara Ávila, Eugenio Granell, entre otros.