Vilma Tapia Anaya (Bolivia)
Por: Vilma Tapia Anaya
Te cubres
Te cubres
hasta los ojos
Te ciegas
No ves que el animal pía después de su decapitación
salpicado de esa sangre
te enfrentas a las aguas del espejo matinal
y te es dado todavía
asistes a un don a la epifanía:
un rostro tu rostro
el Íntimo:
No matarás
Urna en la nieve
(Inédito)
A Jacques Derrida
¿Deberíamos responder? pregunté
Tú te arreglabas el cabello
Éramos la escena precisa Nuestros nombres
Que repasáramos los pasos de la cita inicial pedían
Fue en la nieve dijiste Marguerite
Ni una sola palabra más
Y el blanco esplendor de la promesa
de vuelta
en el reservado tú y yo
Miramos
el silencio del temblor se impuso y
nos detuvimos en las lindes de una confidencia imposible
Árbol, memoria y anunciación
(El agua más cercana, 2008)
La terca fijación de tus raíces
hace que adentro
gire
un aro incandescente
El suelo está nutriendo
mi muerte
Inclinada
cruzo de esta mudez
a la tuya
definitiva
la serenidad de tu altura
es una verdad
Adentro
unos brazos crecían
como doradas ramas
Dancemos
Yo suplicante
(El agua más cercana, 2008)
A Paul Celan
de la mañana
ofrecías
tu pétalo más leve
un poco desprendido
ya de ti
del final de la mañana
traías
la desnuda concentración
de la tristeza
en la respiración del día
íntegro cumpliste
tu sol verde
tu verde sombra
todas las horas
pueden ser la hora
Hábla
me
La trapecista
(La fiesta de mi boda, 2006)
La trapecista
sonríe
(el que la asistirá
en su muerte
percibe
su aliento)
una vez más
se cuelga
de un solo pie
badajo iluminado
roza de ambos los días
recoge las más tiernas fresas
y se canta
tañe
se ciñe el cinturón del deseo
aprieta
el gesto inmediato
los escenarios para el mañana
se mueven
Y es Tu voz
la que hace rodar
mi nombre
por mi columna
Seré como el animal
(Oh estaciones, oh castillos, 1999)
El tren en el que viajo se despeñará
Caerá al fondo del barranco
muy abajo
y yo me quedaré para siempre
perdida en la selva
Seré como el animal
que amanece bello y húmedo
tendré ojos aún en la oscuridad
Tendré silencio
Cantar
(Oh estaciones, oh castillos, 1999)
En pos de ti
he ido por mil direcciones
ninguna equivocada
***
La llevaba unos pasos más allá (La fiesta de mi boda, 2006)
La llevaba unos pasos más allá
a la iluminada garganta del canto
Ella iba abriéndose el vientre
como para recibir
la lluvia
de la estación
Una voz me llama
(Oh estaciones, oh castillos, 1999)
Una voz me llama
no sé desde dónde.
Es una voz que gobierna
el viento que me danza.
Es mi música al oído.
Vamos:
caminando, caminante.
A su ritmo voy oliendo
las profundas sustancias
de la tierra.
Tras su origen he tocado
máscaras
y también transparencias.
Me he desnudado en zonas peligrosas
y estoy ilesa. Sin daño.
Otra es esta crucifixión.
Desde antiguas certezas
una voz (que venero)
grita mi nombre.
Vilma Tapia Anaya nació en La Paz, Bolivia, en 1960. Es autora de los libros de poesía: Del deseo y de la rosa, 1992; Oh estaciones, oh castillos, 1999; Luciérnagas del fondo, 2003; Corazones de terca escama, 1995, 2004; La fiesta de mi boda, 2006; El agua más cercana, 2008 y Fábulas íntimas y otros atavíos, 2011.
Trabaja en los ámbitos de la educación, de la investigación y de la gestión social en las comunidades rurales de su país. Es también editora y correctora de textos. Animó algunos talleres de escritura en Cochabamba, ciudad donde reside. Poemas suyos han sido incluidos en la Antología de la poesía boliviana (2004) hecha por Mónica Velásquez Guzmán y en la antología bilingüe Poesía entre dos mundos (2004), en la que la selección y la traducción al alemán son de Wolfgang Ratz.
Ha colaborado también con ensayos breves, poemas y otros textos en libros, periódicos y revistas de Bolivia, Colombia, España, Portugal, Bélgica y Austria. Representó a Bolivia en encuentros internacionales de poetas en La Paz, Oaxaca, Madrid, Bruselas, Liege, Viena, Quito, Asunción, Cochabamba y Rosario.