Carta en defensa de Fernando Rendón
Por: Bernard Noël
Medellín, julio 13 de 2008
Señor Guillermo Gaviria
Director de El Mundo
Ciudad
Señor director:
¿Se puede ser un “oportunista político” cuando, lejos de elegir el partido del poder, uno se entrega a la tendencia más reprimida de la oposición? Ésta es, sin embargo, la acusación que osa formular un tal Alvarado Tenorio contra Fernando Rendón, inconsciente de que así, su argumentación se ridiculiza.
Este Tenorio, parece ignorar que el Festival de Poesía de Medellín tiene este año por consigna: “Por una paz más activa que todas las guerras”, extraña elección para un director sospechoso de ser nocivo para su país.
¿Se debe deducir, según la lógica de este Tenorio, que la mejor manera de servir a Colombia es prolongando las divisiones partidistas? Es cierto que estas divisiones son encontradas por Tenorio hasta en el entorno de Fernando Rendón, que sería tan autocrático como para despedir abusivamente a sus empleados. Ésto debe ser fácil de verificar en un país en donde reina la “seguridad democrática”, pero todos los invitados del festival pueden atestiguar la solidaridad que reina en el equipo de acogida, como también pueden aseverar al mencionado Alvarado Tenorio, que ningún enviado de las FARC se ha aparecido nunca en una de sus habitaciones, para alabar las ventajas de una existencia desesperada. En cuanto a la acusación dirigida contra los invitados, de hablar “lenguas incomprensibles” y de ser agentes del terrorismo, dejamos a la incultura del señor Tenorio la difícil tarea de demostrarlo.
Bernard Noël
Los poetas, alojados por la organización en el Hotel Nutibara, en el centro de la ciudad, se sorprendieron el 6 de julio, al día siguiente de la apertura del evento, al ver que por debajo de las puertas de sus habitaciones era introducido un ejemplar del periódico local El Mundo, dirigido por Guillermo Gaviria Echeverri, conteniendo envenenadas preguntas y acusaciones tendientes a afectar el prestigio y la pertinencia del Festival Internacional de Poesía de Medellín, al señalar sus presuntos vínculos con la guerrilla de las FARC, cuyos delegados supuestamente “visitaban cada año a los poetas invitados” en sus cuartos en el hotel donde se hospedaban; y agitando el cotarro acerca del supuesto “oportunismo político” del director del Festival “al servicio de ideas que solo hacen daño a Colombia… a fin de mantener entre los poetas la imagen de una Colombia oprimida y violentada desde la misma Casa de Nariño”, a través de un proyecto desarrollado “por una pandilla” que oculta y “no justifica ni siquiera sus gastos e ingresos”. Eran acusaciones típicas de un agente del aparato policial de la época (DAS), como se comprobó luego, destinadas a enlodar la imagen de los críticos del Gobierno de Uribe Vélez. No me habían visto durante mi vida dedicado únicamente al serio juego poético del imposible realizable. En un titular contiguo en la misma edición continuaba la andanada represora:
¿ES RENDÓN UN APÁTRIDA?
'Según algunos poetas, sorprende que éste Festival acuda al Gobierno Nacional para su financiación y promoción, mientras su director y fundador. Femando Rendón. se declara férreo opositor de la política de Seguridad Democrática y lanza arengas contra el Presidente de la República y contra la democracia colombiana, no solo en Colombia, sino también en otros países como en Nicaragua donde declaró al periódico “El Nuevo Diario": "Álvaro Uribe es un presidente que sólo piensa en sus fincas, sus caballos, su nombre y en los bancos de sus amigos, con quienes gobierna (…) Es un hombre que no ama la paz ni la vida, que no experimenta generosidad con nuestro pueblo, porque obedece a orientaciones de sus superiores, que han condenado al país a la guerra, la indigencia, la desolación” (Domingo 7 de octubre de 2007)
En otros artículos como “Los intelectuales y la guerra infinita en Colombia” publicado en numerosas páginas web internacionales, Rendón dice que: “Para no reconocer la naturaleza política de las fuerzas insurgentes colombianas, Uribe ha señalado, en diversos foros internacionales, que en Colombia no existe una guerra, sino una ‘amenaza terrorista’ encarnada en las FARC” En otro escrito, dice Rendón: “El presidente Uribe Vélez (...) señala como terroristas a los ciudadanos colombianos que criticamos su pensamiento déspota y autoritario”.
Un paraintelectural, agente de la extrema derecha, Harold Alvarado Tenorio, reconocido intimidador de los poetas colombianos al servicio del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, había obtenido que el diario El Mundo hiciera eco a sus calumnias. Haciéndose sujeto de múltiples denuncias penales, en uno de sus escritos había sostenido que los poetas invitados al Festival eran mascarones de proa del terrorismo internacional, visitados cada año en los cuartos del hotel por guerrilleros de las FARC. Alvarado, presentado en aquella edición por el diario El Mundo como “un famoso poeta” era en realidad un provocador de inspiración paramilitar, que había enviado una fotografía suya, enfundado en una camiseta de la Brigada de Institutos Militares (BIM) al escritor Carlos Vidales, hijo del poeta nacional Luis Vidales. Movía los hilos de su campaña, en consonancia con los dictados del antiguo aparato de inteligencia estatal (DAS) infiltrado por paramilitares, siguiendo al pie de la letra los manuales para desprestigiar a los protagonistas de la oposición y a los poetas y artistas que no participábamos de la unanimidad política promovida desde las altas instancias gubernamentales.
Otro de los argumentos que esgrimía este activo provocador, parapetado tras su disfraz de crítico literario, en un país donde el pan de cada día para muchos deriva de la corrupción desbordada, es que presuntamente nosotros no rendíamos cuentas de los dineros públicos que ingresaban para financiar la materialización del Festival. Pues bien, anualmente nuestros gastos eran y son refrendados por funcionarios delegados por el Ministerio de Cultura, el Departamento de Antioquia y el Municipio de Medellín, que desarrollan minuciosas labores de contraloría, auditoría e interventoría sobre nuestros informes, jamás cuestionados en las continuas tareas de control oficial. Su histérico panfleto, inspirado en los peores designios de la guerra sucia, generó solidarias reacciones hacia el Festival en todo el mundo.
En realidad Alvarado Tenorio, un confeso uribista y morboso anticomunista, capaz de albergar un montón de odio, proseguía una metódica y planificada campaña intimidatoria contra los poetas y escritores colombianos más influyentes: Juan Manuel Roca, María Mercedes Carranza, William Ospina, Piedad Bonnett, Héctor Abad Faciolince, entre muchos. Con las artimañas propias de un perverso detective, Alvarado hurgaba en toda clase de archivos y fuentes, indagando por detalles de la vida personal de los objetivos de su cacería, a fin de mezclar esta información con textos presuntamente críticos, para intentar destruir su prestigio, a través de una persistente labor de “ablandamiento”. Ahí les queda el parvulito Alvarado a los registradores de la Historia Universal de la Infamia.
Ese día en horas de la noche se reunieron en un salón del hotel los poetas invitados y el grupo organizador, para repudiar enérgicamente los términos de la publicación y acordaron tareas de defensa y protección del Festival. Un reconocimiento especial merece el poeta francés Bernard Nöel, uno de los pensadores más reconocidos de Europa quien, indignado, se apersonó de la situación, y escribió la carta que compartimos, al director del periódico El Mundo.