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1995

Clausura del 5º Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Por: Fernando Rendón

La enraizada vocación, la experiencia vivida y la certeza atesorada, nos impulsaron a afrontar mejor la proyección internacional de nuestra propuesta, que hacía de Medellín un espacio de confluencia de tradiciones poéticas de la Tierra. Aunque medios de comunicación continuaban reportando fuertes choques armados y agudas tensiones sociales, se percibía un pequeño margen de tranquilidad y expectativa por el futuro de la ciudad, alimentada por el creciente proceso que el Festival había iniciado y nutrido, que encontraba ecos en otras acciones artísticas, contribuyendo a la reconstrucción del incierto clima social en el entorno urbano.

Por primera vez en la trayectoria del Festival, oscuros nubarrones de lluvia ensombrecieron el ancho cielo del teatro al aire libre del Cerro Nutibara, y se descargó una fuerte tempestad que hizo temer por el sosegado desarrollo del acto. No obstante, como sucedería en situaciones similares en años posteriores, el público soportó de pié el chubasco, con granizo, truenos y rayos, sin buscar refugio, precariamente abrigado con paraguas que el viento arrebataba, chaquetas o impermeables. Una tempestad así habría disuelto un clásico de fútbol, una manifestación política o cualquier procesión de semana santa. El gesto comprometido de los asistentes repercutió de forma asombrosa en los poetas invitados, franqueando el umbral inaudito. Sobre esta circunstancia escribió el poeta japonés Mutsuo Takahashi, heredero de Yukio Mishima:

 

EN LA LLUVIA

Acerca del Festival de Poesía, al iniciar el día,
todos los diarios publicaron:
Desde hoy caerán lluvias de poemas

Rumbo al teatro al aire libre, los poetas en microbuses,
relampagueó en el cielo crepuscular
y grandes gotas empezaron a caer

Mientras avanzaba el recital
la lluvia se hizo intensa, fluyendo en crecientes por los pasadizos
A la audiencia, colmando el teatro, el micrófono en voz alta
Se indagó sobre la suspensión de las lecturas

Furiosos, los asistentes levantaron sus puños
y gritaron ¡Otro poema! ¡Más, más!
Con la lluvia invadiendo por dentro su piel
deseaban empapar sus corazones con lluvias de palabras.

Hermosa concurrencia,
era casi imposible que lluvias de palabras
vencieran a lluvias de agua

(Traducción del inglés de Saray Torres)

 

El periodista antioqueño Alejandro Higuita tituló Tormenta de agua y poesía, su crónica sobre el acto inaugural de esta versión del Festival, incluida en el periódico El Colombiano, el 9 de junio de 1995:

Y la poesía llovió a cántaros sobre Medellín, mientras un fuerte aguacero se desató para renovar los versos y los poetas que los interpretaron. Desde que se inició el acto de inauguración del V Festival Internacional de Poesía las nubes fueron las primeras en buscar un lugar cercano a los espectadores y a los poetas.

En el teatro al aire libre Carlos Vieco ya el público estaba agolpado en las gradas. Eran las  6:30 de la noche cuando se dio inicio al acto de bienvenida. Y en la memoria de los asistentes el acto inaugural de la noche del siete de junio quedará grabado, pues, antes de que los poetas sembraran sus palabras, la lluvia soltó  sus gotas sobre el  Carlos Vieco.

El primer poeta en subir al escenario fue el genovés Edoardo Sanguineti, un italiano de mirada azul, figura de viejo de mil siglos y con la fortaleza de un joven, y un palillo aromático en la boca para espantar el vicio del cigarrillo.

Es la primera vez que desembarca en Suramérica y quiso iniciar su periplo por Colombia, siguiendo la ruta de Cristóbal Colón. Es reconocido como uno de los grandes intelectuales y escritores de Europa.

“Las mujeres son clasificables como insectos”, fue la parte de su poesía que hizo estremecer a una chica que tomaba brandy, acompañada de su novio, alrededor de la mesa.

Después de Sanguineti siguió  Gonzalo Rojas, un señor chileno serio y simpático, cariñoso y duro en sus palabras. Un poeta. Él llegó al Festival por cumplirle a la gente joven, y pensando que  también podía servirle a su esposa, quien se encuentra mal de salud a causa de un cáncer.  Su esposa: “La sagrada, la traslúcida, la loca de amor, tú…”,  le dijo en un poema.

Rojas dijo que la vida comienza a los 70 años y que él, con sus 80, es muy joven y que si llegara a morir, lo haría de 10 años, muy muchacho. Y en su recital dedicó un poema en estilo de prosa a ciertos  poetas: “Míseros escribas al servicio de la publicidad… apuéstenle el seso a las estrellas, aunque no los escuche nadie… Sólo la marginalidad nos hace libres, lo demás es estruendo, distracción, premios, becas, renombres, polvo efímero. Da risa tanto divo por ahí… Los grandes poetas son raros como los grandes amantes”.

Y cuando en uno de sus poemas dijo: “Yo pecador me confieso a Dios”, el cielo descargó un trueno  y el micrófono comenzó a tener problemas de sonido. “La poesía no se debe interrumpir, debe ser leída 70 veces 7”, y el poeta empezó de nuevo su poema. Y cuando dedicó otros versos, a la diosa Venus, los truenos se hicieron más frecuentes y su poesía alcanzó más fuerza.

Y la tormenta tomó tanto auge que llevó a los organizadores a proponer el final del acto, para continuarlo hoy, pero el  público exigió que los poemas continuaran mojándolos, pues uno de los ambientes naturales de la poesía es el de la tormenta.

Y del chileno siguió el japonés Mutsuo Takahashi, quien leyó su texto A.O., y sirvió de lector Samuel Vásquez. Y continuó el colombiano Giovanni Quessep y finalizó el recital Lauren Wiliams, una australiana que llegó directamente del aeropuerto de Ríonegro al Cerro Nutibara. Ella salió y comenzó a cantar  o a recitar un  poema en melodía rap. “Plastic bags, plastic bags, plastic bags”. Esta mujer rubia puso a bailar, bajo la lluvia, a los asistentes empapados de poesía.

Y así en una tormenta que siguió en el resto de la noche, finalizó  el acto de inauguración  del Festival. Los poetas se fueron al hotel, asustados del espectáculo que presenciaron, sin dar crédito a lo que vivieron, que a la gente de Medellín no le importara mojarse con tal de escuchar sus poemas.

 

 

 

Consagrada como una capital de la poesía, Medellín tuvo el privilegio de tener en sus escenarios 49 poetas, provenientes de 25 países. Por primera participaron autores de todos los continentes, con una gama de obras cuya diversidad enriqueció el plano de referencias y posibilitó una mejor captación de lo que acontecía en en el mundo. Las lecturas de inauguración y de clausura se realizaron en el Cerro Nutibara, sitio emblemático de congregación del Festival. Es el escenario con el que más se identifica al Festival y porque un público hasta de 4000 personas llena el lugar, año tras año. Durante el V Festival Internacional de Poesía, se efectuaron 33 lecturas de poemas, cuatro conferencias y tres exposiciones sobre temas poéticos, incluyendo la exposición francesa de fotografías Poesía en el Metro de París.

Algunos poetas intervinieron con poesía acústica, no-alfabética, poesía gestual y performance poético. Asistió este año el poeta austríaco Ide Hintze. Su participación introdujo un nuevo elemento de expresión poética, la poesía sonora, inscrita en el contexto experimental. Esto permitió ampliar la escala de expresiones y se logró presentar un contexto novedoso en nuestro medio. Era la primera vez que se presentaba este tipo de exploraciones y se informó sobre de esta forma de creación polémica, confrontada con las estructuras convencionales de la lírica.

Asistieron José Mena Abrantes (Angola), Lauren Williams (Australia), Christian Ide Hintze (Austria), Jorge Boccanera y Esteban Moore (Argentina), Ledo Ivo (Brasil), Leonardo García Pabón (Bolivia), Nikola Indjov (Bulgaria), María Montero (Costa Rica), los cubanos Alberto Rodriguez Tosca, Víctor Rodríguez Núñez y Antonio José Ponte, los chilenos Gonzalo Rojas, Enrique Saldivia y Floridor Pérez, Ulises Estrella (Ecuador), Antonio Carvajal (España), los franceses Lilliane Giraudon y Henri Deluy (Francia), José Luis Quesada (Honduras), Edoardo Sanguineti (Italia), Mutsuo Takahashi y Satoko Tamura (Japón), Anise Koltz y Jean Portante (Luxemburgo), José Emilio Pacheco y Adolfo Castañón (México), Manuel Orestes Nieto (Panamá), Antonio Cisneros (Perú), Elvio Romero (Paraguay), Ida Vitale y Martha Canfield (Uruguay), Christian Viredaz (Suiza). También tomaron parte los colombianos Giovanni Quessep, William Ospina, Juan Manuel Roca, Piedad Bonett, Angela García, Sarah Beatriz Posada, Felipe García, Elkin Restrepo, Samuel Serrano, Wilealdo García, Mery Yolanda Sánchez, John Galán Casanova, Anibal Arias, Joaquín Mattos Omar, Jaime Alberto Vélez y Pedro Arturo Estrada.

El chileno Gonzalo Rojas fue una figura emblemática, siendo uno de los más importantes poetas del mundo y representante de la gran tradición latinoamericana. Sus lecturas fueron primordiales para sembrar un mensaje de vigor y dignidad de la vida. Con el V Festival Internacional de Poesía en Medellín se evidenció más "la energía dislocante de la poesía", se congregó un número mayor y constante de asistentes en todos los actos, logrando importantes aportes en la coexistencia de la palabra y la fraternidad.

El 11 de junio de 1995, dos días antes de la realización del panel internacional La poesía ante la devastación, en el marco de la programación del Festival en pleno desarrollo, estalló una bomba de 15 kilos de dinamita, de parte del Cartel de Cali, en el parque San Antonio, que destruyó la escultura de El Pájaro de Fernando Botero, matando a 20 personas e hiriendo a 99. La escultura estaba avaluada en 800.000 dólares y había sido adquirida al artista por el Municipio de Medellín y por la empresa privada.

 

 

¿Y PARA QUÉ LA POESÍA EN UN PLANETA DEVASTADO?

 

ALEJANDRO HIGUITA RIVERA
(El Colombiano):

¿Para qué un festival de poesía en Medellín? Es una pregunta que algunas personas se hacen. En una ciudad tan violenta, en un país tan corrupto, en un planeta lleno de guerras ¿para qué escuchar a unos señores llamados poetas recitando sus versos?

Cuenta el poeta angolés Joao Melo que hace dos siglos los portugueses llegaron a barrer con la cultura de su país. “Explotación, humillación y opresión fueron consecuencias de la esclavitud, del transporte de miles y miles de personas para surtir regiones del planeta”. Dice que todos los intentos de defensa con las armas contra esas formas de devastación del colonialismo fueron derrotados. “La única manera de resistir a los intentos de los imperios de exterminar la cultura africana fue en un plano cultural. Cuando la gente era transportada fuera del territorio, llevaba consigo sus costumbres, sus idiomas, sus tradiciones, sus formas culturales”.

Agrega que ante cada devastación colonial la resistencia fue fuerte y “me parece que el hecho de que la cultura haya resistido la hizo muy desarrollada. En el mundo actual esa devastación gana formas más sutiles y trata de uniformar todo el planeta, me parece que la poesía sigue teniendo una capacidad de resistir”, asegura.

Antonio Carvajal manifiesta: “La poesía siempre existirá y siempre estará tratando de levantar al hombre hacia su expresión más clara y luminosa, pero nunca podrá eliminar completamente a la muerte”.

Por su parte, Ledo Ivo, poeta brasilero, cree que los vates pueden seguir dos senderos: el del testimonio y el de la indiferencia. “Alerto al hombre para que participe de una utopía, vivimos en una época en la que están de huida. Mas, es necesario reconocer que el hombre es un ser incompleto sin el sueño. Las utopías acaban y los sueños continúan. No debemos continuar soñando con una sociedad armoniosa, en que nadie sea enemigo. Vivimos  en un mundo moderno y los poetas no podemos condenarlo porque éste es nuestro mundo, no podemos ser los profetas del pasado  y sí los testigo del presente”.

Dice que el poeta es, al mismo tiempo, observador y participante. “El poeta tiene una palabra fraterna, tiene una experiencia que testifica, que puede ser compartida por las demás personas, pues la poesía sólo puede decir cuándo la voz del poeta se vuelve una voz colectiva”.

Sostiene que el genio de la poesía es la adversidad. Y sobre si está de acuerdo con el hecho de que el poeta haga parte de algún colectivo, sostiene: “Personalmente sí. Cada poeta debe seguir su camino y ser responsable de ese trayecto. Toda posición asumida por el poeta, desde la participación activa directa hasta el silencio y el aislamiento, es siempre una actitud política”.

El poeta boliviano Leonardo García pone como ejemplo el teatro quechua. “Pienso que tenemos que aprender de la forma en la que los indígenas resistieron a los españoles, el teatro quechua fue una resistencia sutil. Pero también es un duelo y eso es algo importante para Hispanoamérica, esa capacidad de dolerse  por lo que ha pasado es quizás, lo que nos da la fuerza  de ser críticos, nos quita esta piel y nos deja en carne viva. Y a partir de ese dolor nos ponemos a pensar seriamente cuál es el papel de nosotros en la historia que  es lo que podemos hacer para cambiar las cosas o para ser un poco más felices”…

Para despejar dudas, el poeta mexicano Adolfo Castañón aclara que la devastación siempre ha existido. Desde los griegos y los romanos ha habido mucha destrucción, “y también siempre han estado la música, la poesía, la literatura, el teatro, la filosofía, como la griega, que aún la vemos hoy”.

Castañón piensa que poesía y devastación son dos términos paralelos, “como si uno estuviera mirando lo que está haciendo otro y como si el otro quisiera destruir al que está mirando. Pero la historia muestra lo que la devastación logró destruir, no lo más difícil de acabar, la vida”.

Pero  Castañón es más pesimista con respecto a la vida actual. “Ahora estamos en un momento en que es posible la destrucción de la vida. Es más, es un momento nuclear, entonces la devastación puede ser algo más terrible, que puede acabar con la humanidad y no dejar testigo”.

 

 

 

El periódico El Colombiano publicó el 16 de junio, al término del encuentro, su propio balance del Festival:

La falta de recursos económicos, la casi ausencia de apoyo de entidades del Gobierno y de la empresa privada, una tormenta, una bomba que sembró el terror en la comunidad, el fútbol, los espectáculos musicales y la ausencia de luz, no impidieron que el V Festival Internacional de Poesía de Medellín saliera avante en sus objetivos.

Y es que esta ha sido una de las versiones más difíciles de los Festivales de poesía que se han llevado a cabo en Medellín.  Prometeo, entidad organizadora, soporta un déficit económico ante la ausencia de un compromiso real del gobierno local y nacional.

Pero la situación que de veras puso en el filo de la navaja al Festival fue la bomba que explotó el sábado pasado en el Parque de San Antonio. Se creyó que los poetas saldrían despavoridos de la ciudad, pero no, antes ellos nos dieron una lección de amor y solidaridad y con más fervor asistieron a los recitales, para enfrentar con sus palabras las armas de los violentos.

Y como si fuera poco, el día de la clausura, el miércoles último, en el teatro al aire libre Carlos Vieco, del Cerro Nutibara, algo o alguien provocó un corte de luz. Sin embargo, en plena oscuridad y con unas cuantas velas que iluminaban las hojas, donde los poetas leían sus versos, la comunidad siguió absorta en los poemas.

El COLOMBIANO consultó con el público sobre lo positivo del Festival de Poesía. He aquí los aspectos que parte de los entrevistados, consideraron como benéficos:

- Los poetas del mundo, a pesar del pánico y la impresión que les produjo el atentado en el Parque de San Antonio, reafirmaron su decisión de volver a Medellín y le tomaron más cariño a nuestra ciudad.  Fue conmovedor ver a estos personajes tristes por nuestra tristeza.

- El Festival posibilita saber a dónde va la poesía en los actuales momentos. Es un beneficio, no solo para nuestra ciudad sino para la humanidad. Medellín es el faro de la poesía mundial.

- En cada Festival hay más interrelación de los poetas con la comunidad.

- La asistencia masiva del público a los diferentes recitales, era increíble ver a la gente adulta, joven e infantil en los escenarios, desafiando el terrorismo, las tormentas, la ausencia de luz, el fútbol, y demás espectáculos musicales, todo con tal de escuchar la palabra poética. La gente, con argumentos de peso o sin ellos, se ha adueñado de la poesía.

- Prometeo, entidad organizadora del Festival, ha demostrado que una golondrina sí hace verano, Pero ¿hasta cuándo los antioqueños y colombianos dejaremos toda la responsabilidad en ellos?

- El Festival ha sembrado semillas en los niños de ahora, quiénes serán los jóvenes y hombres del mañana. El Festival es un camino para la paz.

 

 

 

El poeta místico hondureño José Luis Quesada, abrumado por la visión extática de un público perceptivo en el acto de clausura, expresaba que el Festival era “una manifestación del Espíritu de Dios”. Algo similar diría años después el poeta hindú Kailash Vajpeyi, en algún momento de su vida muy cercano al nihilista Samuel Beckett.

Se evidenciaba en todos la nostalgia de la condición sagrada de la vida, en una ciudad donde parecía afianzarse el triunfo de la muerte, una pulsión eleusina que trascendía todos nuestros actos, la asamblea sagrada en torno al lenguaje de la poesía, el deseo de respirar en las profundidades míticas del espíritu, para recobrar los cultos mistéricos, estrangulados por el absolutismo de las instituciones religiosas aliadas a los conquistadores.

La multitud que configuraba la asistencia del Festival estaba ávida de vida y no de muerte, de paz y no de guerra, de belleza y no de horror, de justicia y no de miseria, de comunión y no de bombas. En nuestra propia evaluación de la quinta edición del Festival, en medio de la cual el Cartel de Cali colocó una bomba de alto poder en el parque de San Antonio, quedó en claro la firmeza del Festival como “ejemplo de resistencia civil”:

La actitud valiente y lúcida del público, fundamentalmente constituido por jóvenes entre 16 y 30 años, que soportó de pié una dura lluvia en la inauguración y posteriormente acrecentó su participación emocionante y comunicativa con los poetas, tras los luctuosos sucesos de la bomba, hace pensar que esta ciudad, violenta y hermosa, está sufriendo una transformación en sus adentros, lo cual es de un gran valor y una gran esperanza para todos…

Prometeo continuará luchando por la materialización de una red mundial de Festivales, encuentros, publicaciones y poetas… Nuestro proyecto se nutre de la certeza de que la poesía ayuda y ayudará al hombre de nuestro tiempo a sobrevivir a la dura crisis total que lo envuelve, y de que el Festival Internacional de Poesía en Medellín (independiente del Estado, popular, solidario, no generacional y sin fronteras) contribuirá estremeciendo de una manera bienhechora la cotidianidad de nuestra gente; continuará manifestándose como una forma de pasión masiva por la dignidad de la vida; posibilitará gradualmente el encuentro de los grandes poetas de nuestro mundo con la comunidad humana a cuya cohesión interna contribuye reparando tejidos sutiles…

El deseo de guardar algo que proviniera de los poetas: un libro de poemas, la Memoria del Festival con sus firmas, un autógrafo en una hoja de cuaderno, ganaba a muchos asistentes. La uruguaya Ida Vitale me comentó asombrada que un muchacho se le acercó, al final de su intervención en una de sus lecturas, para pedirle un autógrafo. Como no encontrara a mano una hoja de papel, el adolescente le pidió estampar la firma en su antebrazo.

 

JEAN PORTANTE, Premio Mallarmé (Luxemburgo):

Participé dos veces en el Festival Internacional de Poesía de Medellín, en 1994 y 1995, y dos veces me quedé asombrado ante la calidad de la organización y la asombrosa cantidad de público acudiendo a cada lectura. Viajé mucho, participé en numerosos encuentros de poesía, soy yo mismo organizador de tales eventos, pero nunca vi tanta gente, miles de personas escuchando en un silencio profundo a los poetas y sus íntimas palabras. Hay una sola explicación del hecho: Medellín necesita la poesía para respirar.

 

LEDO IVO, Premio Casa de las Américas (Brasil):

La poesía es siempre un puente entre los hombres. Es un espacio y un sitio de entendimiento, de diálogo, de amor.  Por eso el Festival de Poesía de Medellín tiene siempre una significación magna, no solo para los poetas invitados, sino para todo el público y para todo el pueblo de Medellín. Nosotros vivimos, y el mundo, una época de violencia, de inseguridad. La misión de la poesía es la de tornar a los hombres más fraternos, más amigos, más dialogantes, tiene siempre una gran significación. Y habrá siempre de dejar un ejemplo.

 

 

UNA CARTA Y UN POEMA DE EDOARDO SANGUINETI:

Deseo a vos decir todavia muchas gracias por vuestras tantas amabilidades  y gentilezas: yo hé vivido en Medellín días maravillosos, de verdadera felicidad, yo he encontrado afectuosos amigos; a vos suplico de recordarme, a todos, asegurando mi simpatía, en esperando de os encontrar nuevamente muy presto; perdonar mi yerros, pero espero aprender un pochito de vuestra lingua, en futuro…

Hubiera dado un tesoro, por esa minitarjeta agotada (la número 16, en la vitrina especial de la droguería) que decía, en clave, este enigma: T.Q.M.P.T.L.V (hubiera sido un derroche insensato): (pues aprendí, poco después, en el primer piso de ese Gran Hotel, del coro de las queridas muchachitas (dirigido, obviamente, por Isabel Amalia): la última noche le escribí una esquela: de puño y letra, le dije: eres la niña más linda de Medellín, la más hermosa de Colombia, la más magnifica del mundo entero) que esa sigla la conocen todos (y todas): ( la solución, en todo caso, para quien no la supiera, es, precisamente, como siempre: te quiero mucho): y el resto, lo oculto): me explicaron asimismo el sentido mamado (adj) y de chiste (s.m.), en la misma ocasión, y todo ocurría según las vueltas las vueltas de mi elocución casualmente, en círculo, poniendo en neutro, dejando ir): ahora que pienso, y que te pienso: y me pienso, y me arrepiento): (no te niego el resultado pleno, te revelo el misterio inexistente: será en efecto, por lo poco, lo nada que me queda, que es para toda la vida, que te quiero):

 (Traducción de Martha Canfield)

 

 

William Ospina, Edoardo Sanguineti, José Emilio Pacheco, María Montero, Esteban Moore, Luis Eduardo Rendón, Juan Manuel Roca.

 

EDOARDO SANGUINETI

Soy un animal, ni peligroso ni domesticado
Alejandro Higuita (El Colombiano)

Para muchos artistas, escribir es una liberación o una condena. Para Sanguineti, hay un aspecto sicológico y objetivo de liberación, “que sin imágenes y personas obsesionantes, pero el mismo trabajo de la escritura determina la vida y tal vez uno resulta vivido por lo que ha escrito”.

Señala que cada escritor tiene sus temas fundamentales y estos derivan del vivir. “Escribirlos no los anula, al contrario, los vuelve todavía más significativos, más importantes”.

Y de los personajes que ha creado Sanguineti el que más le obsesiona es su yo. “O sea, yo soy un personaje. Las novelas que he escrito están en primera persona, ese yo no soy exactamente yo, soy ese personaje que dice yo”.

Y explica: “Hay un poema donde yo me hablo, me escribo a mí mismo". Y empieza: Querido señor myself  (mí mismo), le pido que gentilmente me haga un autógrafo. Creo que es el poema más importante que he escrito”, dice con una sonrisa y sin dejar de mascar el palillo.

Sanguineti tiene varios puntos débiles. “En una entrevista que me hizo una japonesa en Holanda, ella me preguntó: ¿Cuál es la palabra más bella? y le dije: comunismo. ¿Cuál es el escritor que influyó en usted? y contesté: Baudelaire; y ¿cuáles son los temas fundamentales de su vida? y respondí: mi esposa y la muerte”. Esos son sus puntos débiles.

Para los italianos, y en general para los europeos, la muerte era familiar y cotidiana en la época de la guerra. “Aún desde antes de la lucha de los partisanos, mi ciudad era bombardeada”, anota el escritor. Y de esos ataques aéreos recuerda uno en especial. “La casa de mi abuela fue destruida por una bomba, entonces ella que era muy anciana, se trasladó a un pueblito cerca de Turín, donde vivían unos parientes. Dos días después de haber dejado su casa  murió”.

Sanguineti dice que le gustaría elegir la manera de fallecer. “Pero sé muy bien que no se puede hacer, pero hay dos cosas que desearía: morir con poco dolor, mi preocupación no es fenecer, sino sufrir, envejecer mal, entontecer. Y quisiera morir sabiendo que muero, no en agonía larga, no fallecer mientras duermo o de golpe, quisiera tener conciencia de la muerte”, expresa con pasión.

Para Sanguineti la gente de Medellín es muy simpática. “Lo que más me impresiona es la tranquilidad física de las personas, la libertad para expresarse. Aquí la gente se toca, se ponen las manos en los hombros, se comunican a través del cuerpo, es un rasgo primitivo, pero muy apreciado. Es un elemento cultural importante, es algo que yo trataría de salvar. En Europa eso no se hace.”

Y estas expresiones corporales las percibió desde el día de la inauguración del V Festival Internacional de Poesía, cuando la gente, mojada por la lluvia, no dejaba de hacer demostraciones afectivas hacia sus compañeros.

Y este Edoardo Sanguineti, un señor con una sonrisa tan amplia como su pensamiento, con amigos y contrarios tan interesantes como Pier Paolo Pasolini, Ítalo Calvino, Octavio Paz. Escritor, ideólogo y vanguardista. De mirada azul y maliciosa, de palillo en la boca y la palabra precisa para halagar a las mujeres y hacer pensar a los hombres y también a ellas.

 

CADA UNO TIENE SU SOLEDAD: MUTSUO TAKAHASHI
Alejandro Higuita (El Colombiano)

Acompañado de un ejército personal de soldados y de su amigo Morita, Mishima llegó a una base militar en Tokio. Ingresó a la oficina del general y lo tomó como prisionero. Salió al balcón y ante un consejo militar y la milicia japonesa en pleno, lanza un discurso a favor de la revolución nipona y la libertad sexual.

Inmediatamente se practicó el harakiri y su amigo, Morita, le cortó la cabeza, en un acto de amor. Este repitió la operación del harakiri y un soldado de la guardia personal de Mishima lo decapitó.

Esta historia de sangre y amor, ocurrida en 1970, la recuerda Mutsuo Takahashi, poeta nipón que se encuentra en Medellín, participando del V Festival Internacional de Poesía.

Mutsuo fue amigo personal de Mishima, considerado por muchos como el mejor escritor japonés en todos los tiempos. “Yukio Mishima era una persona muy amable. De él tengo muchas cosas que contar, demasiado. Una semana antes de su muerte lo vi en una ceremonia de entrega de premios. Mishima era jurado. Estaba en el escenario, me acerqué a él y me dijo que desde donde estaba, sólo veía a hombres calvos y canosos, y que eso no le gustaba. Entonces me invitó a comer y salimos”.

Mutsuo dice que nunca pensó que Mishima se suicidara. “Aunque con el tiempo me acordé de sus palabras, en las que anunciaba su muerte, pero no las tomé en serio”.

Dos meses antes del suicidio, Mishima habló del tema a Mutsuo. “Me dijo que dentro de poco existía la posibilidad de que murieran él y Morita, o que podrían sobrevivir hasta que tuvieran canas y terminar sus vidas como ancianos vulgares”.

Mishima añadió a su amigo: “Espero que tengas buena memoria de Morita”. El escritor suicida quería dejar un recuerdo bonito de Morita, por eso buscó entregar “su memoria hermosa a alguna persona y me eligió para llevar su recuerdo”.

Mutsuo aceptó el encargo, pensando que era una broma. “Había tomado mucho sake y no escuché bien lo que dijo Mishima sobre su amigo Morita”.

Después, los tres amigos fueron a un baño sauna. “Allí, Mishima y Morita comentaban cómo suicidarse. A ellos les gustaba mucho bromear”.

Cuando ocurrió el hecho, que le dio la vuelta al mundo y causó gran consternación en Japón, Mutsuo estaba en su casa. “Yo era empleado de una empresa y todo el mundo sabía que era amigo de Mishima. Un compañero del trabajo escuchó la noticia en la radio y llamó a contarme”.

Al escuchar la noticia, Mutsuo se dirigió a la base militar. “Un helicóptero sobrevolaba el sitio. No podía acercarme. Estuve caminando alrededor durante mucho rato, estaba muy inquieto”.

Cuenta Mutsuo que Mishima le pidió a un amigo fotógrafo que tomara varias fotos de lo que él y Morita iban a hacer. El fotógrafo también pensó que era una broma lo del suicidio, pero se dio cuenta que era real y alcanzó a registrar varias imágenes.

Mutsuo se sumió en la tristeza. Sus amigos habían muerto. “Durante dos años no quise hablar del tema, la gente me pedía entrevistas y artículos sobre Mishima. Sólo después de dos años del suceso comencé a hablar de él”. Para Mutsuo el suicidio no está entre sus planes. “Quiero sobrevivir para Mishima, para compensarlo”, expresa.

Una de las cosas que más recuerda de su infancia, fue cuando acompañó a su madre a un santuario budista. "Me sorprendí cuando ella hizo la oración. Habló como si Buda lo hiciera a través de ella, con sus mismas palabras. Eso me impresionó mucho. Fue una experiencia excéntrica”.

 

 

 

A MEDELLÍN, UN DÍA DESPUÉS

los mil ojos de Medellín
brillan espantados en el valle
como un volcán derramado
como una herida
de luz

en el jardín de piedra
y muerte
contrariando
su curso
gotas de lluvia
y de sangre
explotan de la tierra hacia el cielo

la noche se detiene
lejos
se encienden
relámpagos
apenas para confirmar
de las nubes
el frío llanto

los mil ojos de Medellín
brillan espantados en el valle
como un volcán derramado
como una herida
de luz

          José Mena Abrantes (Angola)
          Medellín, 11/6/95.

 

 

 

Al finalizar el año habíamos puesto en circulación cinco nuevas publicaciones: tres ediciones de la Revista Prometeo, con textos de poetas contemporáneos de América y Europa, ellos Lawrence Ferlinghetti, Joaquín Gianuzzi y Carlos Sahagún; otra edición (ilustrada por el pintor José Antonio Suárez) con poemas inéditos de poetas destacados en la quinta  versión del Festival: Mutsuo Takahashi, Gonzalo Rojas, Ramón Palomares, Edoardo Sanguineti, Anise Koltz, Ida Vitale, José Emilio Pacheco, Ledo Ivo, Giovanni Quessep y Juan Manuel Roca; y un tercer número dedicado a una antología de poemas y prosas sobre el paraíso, con pinturas de Juan Antonio Roda. También se editaron los libros Abierto Cerrado, del poeta luxemburgues Jean Portante y Arpa a merced de las manos invisibles, de Luis Eduardo Rendón. Las fisuras en nuestra relación con Ángela García crecieron y era de esperar su separación del grupo, y de mi cercanía en el corto plazo.

Última actualización: 30/04/2021