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1997

Por: Fernando Rendón

"Una gran primavera enloquece las venas": Este verso de Jean Cocteau fue el emblema del Séptimo Festival Internacional de Poesía de Medellín. Justo eso que expresa el verso es lo que se percibió en esta versión celebrada entre el 13 y 21 de junio de 1997, en la que los poetas  invitados  leyeron sus textos en 42 actos. 

Tomaron parte otros 49 poetas de 32 países, de los cinco continentes.  Se expandió su cobertura en la ciudad. Se verificó la II Escuela de Poesía de Medellín, con seis cursos a cargo de los poetas Jean Clarence Lambert (Francia), Jaap Blonk (Holanda), Jean Portante (Luxemburgo), Werner Hörtner (Austria), Carlos Bedoya (Colombia) y Eufrasio Guzmán (Colombia). Hubo además dos conferencias: una a cargo del poeta venezolano Eugenio Montejo y otra en la que participaron cuatro Mamos (chamanes o sacerdotes) de la Sierra Nevada de Santa Marta, exponiendo abiertamente su pensamiento cosmogónico y planteamientos sustanciales para salvaguardar el planeta. Uno de los Mamos afirmaba que ellos podían “hacer crecer los ríos en verano”. Los arhuacos declararon:

Nosotros no somos de aquí, somos Atlantes, soldados del viento, soldados del agua y estamos para preservar la tierra. A cada una de las razas se le dejó una determinada dirección y estamos cumpliendo una misión importante que tenemos que realizar. En lo que está ocurriendo con el agua hay un mensaje. Si no estuviéramos los hermanos mayores aquí hoy no existiría un sólo río, pero le hemos venido haciendo pagamentos, hablando con ella, con las nubes, con los ríos, con las estrellas, con el agua que es símbolo de vida. Pero el hombre en vez de interpretarla como un símbolo de vitalidad, la está interpretando como un símbolo de muerte, le está inyectando todos los venenos que después el hombre no podrá controlar a pesar de los avances de la ciencia... Estamos próximos a cumplir dos mil años, y la edad de la tierra no va a alcanzar más y el hombre debe reflexionar en eso. De las generaciones de la tierra, unas razas están más próximas a exterminarse que otras, porque aire, agua, tierra están contaminadas.

En la perspectiva humanizante del Festival, que continuó su marcha radiante y ascendente, son muy significativas las palabras del poeta bosnio Nedzad Ibrisimovic: “Viví la maldad humana en Sarajevo y aquí en Medellín encontré un espíritu muy humano en respuesta a la poesía”. El poeta ruso Pável Grushkó expresó que "en Rusia se acabaron los recitales poéticos en los estadios y me pareció que aquí regresé a algo bello que tuve en mi patria".

El poeta italiano Giuliano Scabia, quien a su retorno a Roma escribió un extenso artículo para el diario L´Unitá, expresó a un periodista colombiano: “Siento ahora toda la nobleza de la poesía (en ser la voz del aula del mundo). Y que ella, la poesía, no es aquí un fantasma tímido y triste, sino una diosa joven, que baila dentro del fermento del mundo y mantiene despierta la vitalidad de la lengua”.

 

Por las mismas fechas, de manera paralela, el alcalde Sergio Naranjo invirtió una altísima suma de dinero para organizar el Festival Internacional de Artes Ciudad de Medellín (5 de junio a 5 de julio de 1997), paralelamente a las fechas del Festival Internacional de Poesía de Medellín, en un intento de socavar nuestra influencia. Un diario local realizó una encuesta, preguntando con insistencia a los lectores, a quienes ofrecía estímulos para obtener su participación, a qué llamaban verdaderamente “Festival” en la vida de la ciudad. La encuesta les fue adversa y también sus propósitos. La poesía llenó todos los escenarios. Y el Festival Internacional de Artes (lamentablemente) se quedó sin público. El arte no existe para ser usado políticamente por las instituciones oficiales. El dinero no lo hace todo, y la desdeñosa comptetitividad menos. De su intento no queda hoy ningún registro en Internet. En cambio resultó triste e innecesario un titular de prensa por aquellos días: “El Festival Internacional de Poesía de Medellín eclipsó al Festival Internacional de Arte”. Dos eventos que hubieran podido realizarse en épocas diferentes del año.

Durante la clausura del Festival Internacional de Poesía de Medellín, el 21 de junio, en pleno solsticio de verano, Medellín se convirtió de nuevo, entre las 6:00 de la tarde y 10:00 de la noche, en un centro poético del mundo. En cada segundo el teatro Carlos Vieco estuvo rebosante de público, que se convirtió en la metáfora del "más grande deseo de amar". Los poetas, iluminados con el verbo, dejaron constancia en voz alta de su gratitud, por haber podido entrar en el corazón de una urbe que vivía la necesidad de comunicación y del abrazo de la poesía mundial.

 


Lectura de José Craveirinha en la Cárcel Bellavista de Medellín

Los poetas se alojaban en el antiguo Hotel Veracruz. Ante el constante flujo de los invitados, subiendo y bajando por el ascensor, permanecía impasible, sentado en la sala de la recepción siempre, el poeta José Craveirinha, de corazón de oro, mirada sonriente y una nobleza a flor de piel. Luchó contra la dictadura de Oliveira Salazar, que se prolongó en Portugal por 48 años. Fue prisionero cuatro años. Habiendo sido un héroe en la lucha por la liberación de Mozambique, a su muerte acaecida en 2001 se dispararon 21 cañonazos en su honor. Su poema Cántiga del lanchón expresa su torturada sensibilidad y su espíritu firme en la lucha por la descolonización del continente negro:

Si me vieses morir
Las miles de veces que nací
Si me vieses llorar
Las miles de veces que te sonreí...
Si me vieses gritar
Las miles de veces que me callé...
Si me vieses cantar
Las miles de veces que morí
Y sangré...
Te digo hermano europeo
Habrías de nacer
Habrías de llorar
Habrías de cantar
Habrías de gritar

y habrías de sufrir
Sangrar vivo
¡¡¡Miles de muertes como yo!!!

 

 

La montaña sagrada
Era de noche cuando llegué a Medellín.
La luz sagrada de la poesía
descendió de los cerros
como semillas cayendo sobre mi cuerpo
y yo me sentí fértil
con el aliento purísimo de los animales
y la sonrisa verde de la tierra
Las luces venían del santuario del silencio
donde el hilo del mundo
se teje en la mano de las mujeres
y las manos de los hombres son como
platos de balanza
que sostienen el equilibrio del mundo
en torno de su nada.

Si puedo ser yo la ofrenda
me yergo en ti, montaña vertical,
para que aprenda a seguir tu hilo
y me acuesto en ti, tierra horizontal,
para que yo sea una de las semillas del poema.

Rosa Alice Branco (Portugal)

 

 

 

Paul Dakeyó en la clausura del 7º Festival de poesía de Medellín

 

Quisiera revisitar la historia
y dejarme invadir para pensar que Medellín
es mi otra ciudad una ladera del país
que llevo en mi corazón
como un techo de cielos y soles
mi otra ciudad tallada en la piedra
montañas como un inmenso escudo
con sus calles paralelas secretas y altas
donde deambulan entremezclados
hombres y mujeres y niños de este país profundo
donde el hombre enfrenta la vida
digo hola
a los que trabajan la tierra
a los que andan con su tarro vacío
en la ciudad o su plato lleno
los pobres los ricos los carretilleros
los emboladores los policías
los ambulantes de todo y estos
que venden el alcohol del olvido
digo hola a los mendigos a los conductores de buses
toreros en la arena de la calle
digo hola a las monjas a los curas
paseando su majestad celestial
digo hola a Simón Bolívar
a los obreros de la palabra que son los poetas
a los niños de la calle que son mis soles
a las putas pálidas
aquí está la ciudad con sus discotecas y sus moteles
su metro aéreo y lleno de vida
tráeme un mango maduro que voy a mamar
como un pecho suculento
tráeme una guanábana jugosa
como la leche de mi infancia
tráeme la piña y las arepas con miel espesa
y el aguardiente de estas montañas sagradas
tráeme aguacates y una mazorca olorosa
asada al fuego de la leña
Pero ¿dónde están los poetas para celebrar conmigo?
Medellín la bella
miradla desde lo alto de la montaña
mirad sus calles con vuestros ojos de sílex puros
para urgir el canto de mañana
escuchad sus campanas de bronce
y sus trompetas nocturnas
y las señoritas os traerán
una vela encendida un ramo de flores puesto en el pecho
y una flor en el bolsillo
para escribir en fin un gran poema para el pueblo
y la ciudad de Medellín Medellín Medellín
con sus sílabas densas

          Paul Dakeyo (Camerún)
          (Traducción del francés: Bénédicte Brussel)

 

En 1997 editamos los libros Rostro de Agua (Ángela García) y Universo Arhuaco –Tratados e historias primitivas- con compilación de Jesús Ortiz; y tres números de la Revista Prometeo, con poemas de todos los poetas participantes en la séptima edición (Joachim Sartorius, Ashok Vajpeyi, Calzoum Bachri, Rodolfo Alonso, Giuliano Scabia, Ersi Sotiropulos, entre ellos), ilustrada con fotografías de esculturas de Edgar Negret; y dos ediciones más de la revista, una de las cuales incluía poemas sobre Medellín escritos por poetas de varios países; una muestra de poetas latinoamericanos; y otra más, que daba a conocer a los lectores colombianos una antología de jóvenes poetas franceses nacidos después de 1984, inéditos en castellano.

Nuevamente a fines de este año, un Alcalde de Medellín, Sergio Naranjo, cuyos méritos principales habían sido presidir el Atlético Nacional y regentar la Universidad Autónoma Latinoamericana, afectó el presupuesto del Festival Internacional de Poesía de Medellín, prácticamente eliminándolo, y obligándonos a multiplicar nuestro de trabajo de relacionamiento con el Concejo Municipal, para recomponer nuestra partida de apoyo. El concejal Gonzalo Alvarez Henao nos acompañó en una contraofensiva diplomática, logrando que el presupuesto del Festival se recompusiera de una manera más sustancial y justa, en las sesiones del Concejo Municipal en noviembre de ese año.

Última actualización: 30/04/2021