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Tres mitos

Por: Ilya Kaminsky
Traductor: León Blanco

En una ciudad gobernada conjuntamente por palomas y cuervos, las palomas cubrían la zona principal, y los cuervos el mercado. Un niño sordo contaba cuántos pájaros había en el solar de su vecino, produciendo un número de cuatro dígitos. Marcó el número y le confesó su amor a la voz en la línea.

Mi secreto: a la edad de cuatro años me volví sordo. Cuando perdí mi oído, empecé a ver  voces. En un tranvía lleno de gente, un hombre de un solo brazo, dijo que mi vida estaría misteriosamente ligada a la historia de mi país. Sin embargo, mi país no puede ser encontrado, sus ciudadanos se reúnen en un sueño para llevar a cabo las elecciones. Él no describió sus rostros, sólo unos pocos nombres: Roland, Aladino, Simbad.

 

                                                                   ****

 

Así que el primer mito es la geografía.

         Nací en la Unión Soviética, un país que ya no existe. Pero un poeta, cualquier poeta, no nace en un país. Un poeta nace en la infancia.

 

   *

 

Cuando tenía 16 años, emigré a otro mito: EE.UU. Yo no sabía inglés en lo más mínimo cuando llegué aquí, entonces ¿por qué escribo esto en inglés y no en ruso? La respuesta a esta pregunta es bastante simple: me enamoré.

     Primero, sin embargo, fue  la muerte. Mi padre murió en 1994, menos de un año después de llegar a los EE.UU. Comprendí de inmediato que sería imposible para mí escribir sobre su muerte en ruso, como dice un autor acerca de su difunto padre en algún lugar, "Ah, no se convierta en meros versos de hermosa poesía!" Elegí el inglés porque ningún miembro de mi familia o amigos lo conocía – ninguno a los que hablaba podía leer lo que escribí. Yo mismo no conocía el idioma. Era una realidad paralela, un mito, si se quiere. Una libertad locamente hermosa. Aún lo es.

 

*

 

Así que el segundo mito es el lenguaje.

 

*

 

La utopía del lenguaje: No creo que ningún gran poeta lírico hable siempre en la llamada “correcta” lengua de su tiempo. Emily Dickinson no escribió en la "correcta" gramática inglesa, sino en una música inclinada de fragmentaria percepción. A medio mundo y medio siglo de distancia, César Vallejo puso tres puntos en medio de la línea, como si el lenguaje en sí no fuera suficiente, como si la voz del poeta necesitara saltar de una imagen a otra, para hacer-usando la frase de Eliot -una incursión en lo inarticulado. Paul Celan le escribió a su esposa de Alemania, donde él la visitó brevemente desde su exilio voluntario en Francia:

"La lengua con la que hago mis poemas no tiene nada que ver con la que se habla aquí, o en cualquier lugar."

 *

 

Pero, ¿puede un idioma que se habla ser un mito? Sí, el idioma ruso:

Según los estudiosos literarios, los nombres de las primeras letras del alfabeto eslavo:

"Aз буки веди глаголь добро есть живете зело, земля, и иже и како люди мыслете наш он покой ...”

parecen formar un texto:

"Conozco las letras" "Hablar es una beneficencia", "Vivan, mientras trabajan con entusiasmo, gente de la Tierra, en la manera en que un pueblo debe obedecer", "traten de entender el Universo"

¡Imagínate aquello! Imagina, que reflejando lo anterior, cada letra del alfabeto Inglés debiera tener un nombre y juntos todos ellos formaran un texto.

Puede sonar como una utopía de Borges. Pero no es Borges. Es la lengua rusa.

 

*

El tercer mito es el del silencio. Y no lo explicaré.

 

*

 

Nos íbamos de Odessa con tanta prisa que olvidamos la maleta llena de diccionarios de inglés y mitos afuera de nuestro edificio de apartamentos. Vine a Estados Unidos sin un diccionario. Una de las historias sí quedó:

 

  *

Cuando, a sus cincuenta años, mi tío se enfermó, sus dos hermanos se fueron por la calle con una "lista de días". Les pedían a los vecinos que le dieran uno o dos días de sus propias vidas y firmaran sus nombres al lado. Cuando le preguntaron a Natalia, una chica joven en la puerta siguiente, que estaba secretamente enamorada de él, ella escribió: "Te estoy dando el resto de mi vida", y firmó. Incluso sus hermanos trataron de disuadirla de ello. Alegaban, le decían sus razones: ella no quería escuchar. "Toda la vida que me resta", dijo. "Ese es mi deseo." A la mañana siguiente, mi tío estaba con una sonrisa en su rostro cuando el cuerpo de la chica fue encontrado al mediodía sin aliento en su propia cama sudada. El invierno pasó y luego otro invierno. Uno a uno, los amigos del hombre comenzaron a morir, él enterró a sus propios hermanos. Aborrecía su existencia. Todos los domingos lo vimos en el mercado, tanteando los frutos con el pulgar, comprando un melocotón o una pera, murmurando para sí mismo. Sólo hablaba a los niños. Una noche, dijo, parecía como si escuchara una música lejana. Sorprendido, él entendió - era el día de la boda de Natalia, un coro en el que no tuvo la oportunidad de cantar. Un año más tarde, leyendo el Talmud, se detuvo en mitad de una página, al oír el llanto de un niño. Señor, susurró, su bebé nacerá hoy - felicidad que ella nunca conocerá. Su vida, hora tras hora, subía en vapor frente a él. Él oyó música una vez más, preguntándose si era su segundo matrimonio o la boda temprana de su propia hija. ¿Cuántas veces se despertó por la noche pidiendo a Dios que le concediera la muerte? pero vivió. Lo vimos, cada domingo por la mañana, en el mercado, comprando fruta, contando los billetes con cuidado. Una vez, en julio, sacando monedas de su bolsillo para pagar una ciruela, comenzó violentamente a frotar su pecho. Se sentó en la acera, susurrando que de repente había escuchado el grito escalofriante de alguien. Comprendimos.


Ilya Kaminsky Nació en Odessa, antigua Unión Soviética, en 1977, actualmente Ucrania, y vive en Estados Unidos desde 1993. Autor del libro de poemas Dancing In Odessa, 2004, que ha ganado diversos reconocimientos importantes en Norteamérica. Al decir del poeta polaco Adam Zagajewski, “Danzando en Odessa nace bajo dos signos - Memoria y éxtasis. Ilya Kaminsky procede como un jardinero perfecto - él injerta los dones de la más reciente tradición literaria rusa en el árbol americano de la poesía y el olvido”. Sus poemas han sido traducidos a numerosas lenguas y sus libros han sido publicados en Holanda, Rusia, Francia y China, donde su poesía fue galardonada con el Premio Internacional de Poesía Yinchuan. Otros de sus libros de poesía: Traveling Musicians; Deaf Republic y Música Humana. A finales de los 90s, co-fundó Poetas por la Paz, organización que patrocina lecturas de poesía en Estados Unidos y en el extranjero con el objetivo de apoyar a organizaciones tales como Médicos sin Fronteras. Actualmente, es profesor de Inglés y Literatura Comparada en la Universidad Estatal de San Diego.

Última actualización: 24/01/2022