Poética
Por: Óscar Cruz
A un poeta ya entrado en años le escuché decir: que la poesía no podía separarse del Mito y que vivía irremediablemente de él y para él. No le contesté.
Si decimos que el poeta contemporáneo se define por su avidez de Mitos, y si a eso le agregamos que, también se define por la conciencia de no poder acceder a la posibilidad de crear un Mito verídico, habremos definido una suerte de Mito de la ausencia del Mito. A esta primera conclusión, podemos agregarle la necesidad de una ausencia de comunidad. La ausencia de comunidad debe ser el fundamento de toda comunidad posible, es decir, que el estado pasional, el estado de desencadenamiento que era inconsciente en el espíritu primitivo, puede pasar a una lucidez tal, que el límite que estaba dado por lo opuesto del primer movimiento en la comunidad que lo cerraba sobre sí mismo, tiene que ser transgredido por la conciencia. No puede haber límites entre los hombres en la conciencia. Lo que debe desaparecer, puesto que la conciencia se vuelve cada vez más aguda, es la posibilidad de distinguir al hombre del resto del mundo. Esto debe llevarse hasta la ausencia de poesía, y no es que no podamos esperar la poesía de otro modo que no sea por medio de los poetas reales, pero sabemos que cada voz poética lleva en sí misma su impotencia inmediata, cada poema real muere al mismo tiempo que nace y la muerte es la condición de su cumplimiento. La comunicación poética es posible en la medida en que la poesía es llevada a la ausencia de poesía, de mitos, de comunidad. Quiero decir que el hombre que encontró la simpleza de la pasión, que encontró la soberanía expresiva de ese elemento irreductible que se encuentra en él y que se llama libertad (poesía), se encuentra en un estado de presencia, de presente, en un estado de vigilia llevado hasta el extremo de la lucidez y cuyo término necesariamente es el silencio. El hombre hoy, es el único Mito posible.