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Los tigres

Por: Anastasia Candre

Jɨko gueyi

Al comienzo de la creación todos los seres vivientes hablaban como los humanos.  Los animales, las plantas, aves y peces, hasta que un día dejaron de hablar. El padre creador los  dejó en su lugar, como animales, para que se respeten  cada uno por su especie y puedan comunicarse por su instinto.
                          Mito narrado por Lorenzo Candre

Antiguamente en cierta ocasión en la tierra existía mucha violencia y maldades, de los animales con los humanos. Eran los maldadosos y famosos  tigres que comían a la gente por cada territorio de los grupos étnicos  y por cada maloca estaban; ya en exterminio totalmente. Los sobrevivientes fueron huyendo de temor para que no los comiera, salvando su vida. Entonces las personas que huían de cada grupo étnico se  reunieron y se organizaron en una sola maloca.

Desde entonces los tigres se desorganizaron  y se desviaron el camino. Un grupo  fue al norte,  otro grupo al este, otro grupo al occidente y un grupo hacia el sur. Los grupos que siguieron el camino hacia el sur seguían al hombre venado  que era el principal enemigo de los hermanos tigres, y  los otros grupos perseguían a los humanos.

El grupo que seguía al venado  eran los hermanos tigres. Siguieron el camino por el monte. Primero se encontraron con un grupo de micos lecheros. Los micos ya sabían  la noticia de que los hermanos tigres pasaban por su territorio. Entonces los micos  prepararon una trampa para uno de los hermanos tigres. Entre todos, los micos pelaron la corteza del árbol de la anona silvestre y al terminar de pelar el árbol comenzaron a jugar los micos por el palo de la anona, subían y bajaban  deslizándose  y tocaban sus testículos del uno y del otro y se reían a carcajadas  Unos de los tigres al ver que jugaban los micos y se reían alegremente, se atrevió  a  preguntarle diciendo: sobrino juegan muy bien y su juego es muy espectacular, yo quiero participar con ustedes. Entonces uno de los micos respondió al astuto tigre: tío estamos jugando con un juego muy simple que no tiene importancia como para ti. El tigre respondió: a mí me parece muy gracioso, yo sigo el turno para subir al árbol. Entonces el tigre con su cuerpo muy pesado subió al árbol de la anona; al subir el tigre por el árbol no avanzó y se desvió del árbol , resbalándose y se cayó encima de un tronco filudo que le rompió el ano  y  se murió el primer tigre.

Siguieron el camino doloroso tristemente los otros hermanos tigres. En el camino se encontraron con una tortuga nunumeniño solitaria que comía las nueces  de castañas silvestres a la orilla de una lagunita. La tortuga con su astucia jalaba el bejuco que tenía el del árbol de la castaña,  jalaba el bejuco para  tumbar la fruta, y la fruta caía encima de un árbol seco, entonces  la pepa  se volvía en pedazos y la tortuga aprovechaba para comer las nueces de la castaña. Para coger fruto, nunumeniño se agarraba del bejuco y cantaba así “frutos de los árboles ven hacia mí, mico churuco, mico churuco jale, jale” Y  de repente corría la brisa y también con la ayuda del viento caía  la fruta encima del árbol seco  y al caer el fruto la tortuga se echaba a la laguna escapándose para no accidentarse. Uno de los tigres al ver que la solitaria tortuga que cantaba jalando el bejuco, alegre y sonriente saludó diciendo: sobrina, la presentación que haces me parece muy bonita, invíteme que yo participe contigo. La astuta tortuga le respondió: tío no es ningún juego para una persona tan importante como tú: La tortuga se hizo de rogar y aceptó la propuesta del  tigre. Entonces el tigre con delicadeza cogió el bejuco y comenzó a cantar como había hecho la tortuga; pero como el tigre no sabía la que la tortuga se echaba al agua, cuando el tigre estaba desprevenido, la fruta cayó en la cabeza del tigre y se murió.

Muy tristes se quedaron los otros hermanos. Siguieron el camino y se encontraron con una araña terrestre. La araña al ver que pasaban los tigres abrió la puerta  de su cueva y dijo como un insulto: “El testículo del tigre está lleno de sarna y arrugado”. Escuchó estas palabras de insulto de la araña el que se iba más último. El tigre regresó para ver quien fue el del insulto, miró por todos los lados pero no vio a nadie. Entonces, muy molesto siguió el camino; la astuta araña abrió de nuevo la puerta de su cueva y empezó a repetir las mismas palabras. Muy enojado el tigre regreso y empezó a buscar de nuevo, pero esta vez el tigre se sentó en el suelo y buscó volteando las hojarascas hoja por hoja. Muy sigilosamente la araña abrió la puerta de su cueva y miraba con su astucia para poder arrancar los testículos del tigre. En el momento preciso que el tigre se sentó junto a la cueva de la araña, la araña aprovechó y le mordió, arrancando los testículos del tigre y este se murió al instante.

Solitarios y aburridos siguieron el camino los tigres, y se encontraron  con un ratoncito que se deslizaba jugando en la copa de la palma real del monte. Al ver cómo se deslizaba el ratoncito, que tenía un sonido sonoro y musical, uumm, uummm, uummm, esto le pareció muy gracioso a unos de los tigres.  Y este le dijo: sobrino, qué tan maravilloso el juego del deslizamiento en copa de la palma. El astuto ratón le dijo al tigre: tío, mi juego no tiene tanta importancia, así como para usted que es un gran personaje.  Entonces  el tigre se metió en la copa de la palma y en vez de deslizarse, por su gran tamaño,  se rodó por la palma, y como la palma real tiene mucho filo como un cuchillo  este tigre se cortó por la mitad y se murió allí.

Tristes y con mucha pena caminaban por el camino los tigres, y se encontraron con un pajarito yerberito,  que se pasaba jugando solo un juego de pelota. Cantaba con sus trinos alegres, sentado encima de un tronco de punta aguda y  entrenaba  el juego, alzaba el vuelo y se sentaba en el mismo lugar. Esto le pareció muy encantador a unos de los tigres, y le dijo al pajarito: sobrino, que tan brillante su juego de vuelo al aire libre encima del tronco, permítame que yo también  practique contigo.  El sabio y encantador pajarito dijo al tigre: mi juego es muy sencillo, tío, tu no puedes participar en el juego conmigo, porque eres tan grande y eres un gran personaje muy importante,  estos juegos no te corresponden, porque son juegos de los huérfanos. Pues bien, el tigre quiso saltar encima del tronco y no podía brincar como brincaba el pajarito por el peso de su cuerpo. El tigre  dio un solo salto y la punta del tronco traspaso el ano y allí se murió un tigre.

Tistes y muy acongojado se fue por el camino el último tigre con la esperanza de encontrarse con su enemigo y la presa preferida de los jaguares,  pero no encontró ni  la huella. Ya muy cansado de caminar y caminar, era el final del camino que terminaba como un lugar de la sabana.  Ya estaba de tarde el día, por el camino solo se veían hierbas secas. El tigre caminaba solitario, y ve entre las hierbas secas el rastro de alguien y eso le llamo la atención y le volvieron los ánimos y con mucho cuidado siguió el rastro.  Al observar bien la huella,  el tigre se dio cuenta que realmente la huella era del venado, dio unos pasos más adelante, y miró el cuerpo ya esqueleto del venado, con el cráneo lleno de lama verdosa. Al ver el esqueleto del venado el tigre se entristeció. Lamentaba diciendo: si hubiera llegado unos días más antes alcanzaría encontrar bien a mí presa, que lastima, decía el tigre y observaba con mucho cuidado el cráneo del venado. Se entristeció más y decía; qué lástima,  mi presa se desperdicio de esta forma.  Diciendo esas palabras, le llegó una idea y dijo el tigre: cómo son de filudos los cachos de mi presa desperdiciada; creo que si estos cachos puntiagudos se clavaran en mi costilla me moriría y no existiría más, son muy peligrosos. Siguió hablando y dijo: qué tan peligrosa la punta del cacho del venado e hizo como  que estuviera chuzando su ojo y dijo el tigre: si me chuzaría con esto mi ojo no tendría más vida. Al instante el cacho del venado chuzo el ojo del último tigre y éste se murió de inmediato. Pues el venado no estaba muerto, sino que se hizo de muerto pero el venado estaba vivo. Este es el final de cada uno de  los hermanos tigres.

Moraleja: No es bueno  ser violento y quitar  la vida ajena,   sabiendo que la maldad del perverso (a) también tiene su castigo severo    No sabemos cuál es el final de la muerte de cada persona, y  puede ser que la misma naturaleza nos acabe de matar cuando menos pensamos. 

Para  los niños: Procuren no ser tan violentos como los tigres y aprendan a ser tolerantes con los demás  cuiden su vida y respeten la de los demás.

Última actualización: 24/04/2020