Laure Morali, Francia
Por: Laure Morali
La tierra este animal
cuando respira
nosotros andamos
entre su sueño
De La Tierra, Este Animal, 2004
Tu voz ha movido el viento
esta mañana como si
tuvieras el poder
de extender los brazos hacia el cielo
sin hacer un solo
movimiento
solamente estremeciendo un poco
los labios, comenzando
a ofrecer la palabra
adelantándola
hacia mí
De La Tierra, Este Animal, 2004
¿Quiénes somos
lentamente
entre el sueño
del viento?
De La Tierra, Este Animal, 2004
Era en los tiempos
en que la luna y el sol
no tenían sino un solo
corazón para brillar
aquel de las vírgenes
nacidas para morir
sobre el altar
de los sacrificios
guardadas sobre la Isla
de la Luna
por las tejedoras,
los hombres de la Isla
del Sol
venían a buscarlas
en piragua de paja
un día escogido
para amar plenamente
la tierra
El azul del lago
tendido como un cielo
de verano lleva las islas
hacia su fuerza
de estrellas
días
en los que se querría
no ser más que una cruz
pagana
extender los brazos
acoger al sol
la brizna de hierba
la constelación de los trigos
con la mirada de aquel
que nos hará caer
como un planeta
cierro los párpados
ofrecida a la luna
ofrecida al sol
vieja por una juventud
que no ha durado
animal de la tierra
animal del agua
Titicaca
roca puma rojo
el ojo el hocico
abiertos hacia el Cuzco
el centro del Imperio
de los Cuatro Horizontes
Tahuantinsuyu
cuando abro los ojos
dos granos entre el racimo
de los ojos de los turistas
yo no sé bien
de dónde vengo
De La Tierra, Este Animal, 2004
Cuando se camina
entre las albas
de un continente viejo
ocurre
que los antepasados nos zarandean
tomándonos por las manos
y nosotros caemos de rodillas
para sentir el cielo en el suelo
De La Tierra, Este Animal, 2004
LA MUCHACHA DEL VESTIDO AMARILLO
Skolvan, Skolvan, eskob Leon,
‘zo deut da greiz ur lann da chom,
‘zo deut da chom da greiz ur lann,
e-kichen forest Kaniskan
« Skolvan, Skolvan, obispo de León
se fue a vivir en medio de las landas,
en medio de las landas, se fue a vivir
al pie del bosque de Quénécan »
La joven del vestido amarillo…
Ella hace mentir la blancura de los fantasmas.
Sus ojos de estepa la confunden.
En torno a ella, el mundo se desdibuja.
¿Irlanda, Escocia, Islandia o la Tierra del Fuego?
Perder el pulso de la piedra, alzar un vuelo glaz.
Rodar, bamboleada por las olas, bran, glossen.
Ella convoca al cuervo, al escollo.
No tiene intención de dejar, por previsión, que sus párpados caigan.
Ella no mira el mar, sino la Mor,
no muerta ni madre por amor,
la Grande, la Inmensa entre la cual respirar,
los pulmones llenos a reventar, mojada hasta el cuello.
Ella se baña en la marea creciente
entre la bruma secante de las luces sobre los guijarros ardientes.
Feunteun velen de los amores gualdos.
Una última pesadumbre de infancia
la precipita hasta un punto de no retorno. Men Du.
Ella no sabe todavía que los confines del mundo que se abandonan
cortan a las personas en dos.
Penn ar Ru Meur, las piedras gruñen.
¿Entre cuál tormenta se hunde la Punta del Gran Túmulo?
Aquella que la roca da generosamente
golpeará a la puerta de su madre perdida entre la pena.
El agua de las fuentes correrá a raudales con cada salida del sol
de entre sus muslos de retama.
Mujer bohemia del mar,
sol, sun, heol
ella irá de isla en isla, insolente y distraída,
a hacer temblar su lengua de acantilado.
Cuando ella diga korz en vez de junco,
se entenderá cuerpo y se pensará que ella se ofrece,
turbulenta y liviana
sintiendo la tierra en cada hendidura.
Ella salmodiará con frecuencia la misma queja,
la historia de Skolvan, asesino errante desterrado por su madre
no por sus fechorías,
sino por la pérdida de un pequeño libro.
Tevet, ma mamm, na ouelet ket, ho lever bihan n’eo ket kollet.
« ¡Cállate, madre mía, no llores, tu pequeño libro no se ha perdido!»
Mañ er mor don tregont gourhed,
'mañ er mor don tregont gourhed,
En beg ur pesk bihan o viret.
« Se encuentra en el mar a treinta pies,
Se encuentra en el mar a treinta pies,
guardado entre la boca de un pececillo. »
La frase no se ha dicho
que el pez se adentró en la casa,
con el pequeño libro entre la boca,
y lo ha posado sobre la mesa redonda.
No le faltan más que tres páginas mojadas.
Unan gant dour,
un all gant gwad,
un all gant daeroù ho taoulagad
La una con agua,
la otra con sangre,
la tercera con las lágrimas de tus ojos.
De Cómo va el mundo contigo
La barca
de un pétalo
da vueltas
entre el aire caliente
tú sopesas
su caída
De La caída del pétalo
Fragmentos de un libro por aparecer
Vivir con su palabra
como se vive con sus ojos
cada palabra espera su hora
esto que se ve regresa
de un tiempo pegado
a la sombra
el pétalo en su caída
aprovecha la deflagración de los segundos
en recordar su nacimiento
ávido de fuego
la tierra no está nunca lejos
del cielo
De La caída del pétalo
Fragmentos de un libro por aparecer
Al este del Este bajo las llanuras carne de liquen
Blanca-Arenilla el deseo nacía de la ola
entre los halos verdes de un pub irlandés
evaporándose de nuestros cuerpos desleídos
para mejor regresar en humo color malva
entre un cementerio de Gonaïves
un día de Rememoración
eso ocurría
también en Montreal
en el gusto del estío que declinaba
bajo guirnaldas de globos color rosa
un simple deseo de jugar al boleo con tus cabellos
para revelar tu mirada de niño
con toda seguridad era el reflejo
de un sueño mil veces repetido hasta que me deja entretenida allí
la sombra de una isla recortada sobre el agua calma
esmeralda turquesa y azul-grisáceo insistente
sobre la línea de separación allí donde la tierra
se desliza entre las cascadas del sol
la repercusión hasta perderse de vista
de un juego de niños
De La caída del pétalo
Fragmentos de un libro por aparecer
Nació en 1972 y pasó su infancia en Bretagne. A la edad de veinte años, se fue a estudiar a Quebec. Escribe poemas, cuentos y narraciones. Dirige talleres literarios. Algunas de sus obras: La route des vents paraît, 2002; La terre cet animal, 2003; Traversée de l’Amérique dans les yeux d’un papillon, 2010, Comment va le monde avec toi, 2013, La mer à la porte, Orange sanguine.