Ars poética. Al comienzo fue la poesía
Por: Barnabé Laye
La poesía viene de lejos, quizás de lo más profundo del alma, desde la más lejana de las edades. Ella expresa cualquier cosa que nos sobrepasa, nos hace sufrir o nos regocija, nos asombra o nos ilumina, nos entristece o nos encanta. Son palabras que tejen una voz esencial. Es una magia: esta manera de nacer en el instante y de desaparecer inmediatamente si no se está en guardia. Ella es frágil como una porcelana que se rompe en manos demasiado brutales. Ella es parsimoniosa como un agua de fuente que corre gota a gota, ella es agua de vida. .
La poesía atraviesa el tiempo y el espacio para convertirse en la herencia de todo un pueblo, de todo un continente. A la inversa, ella puede cautivarse en la intimidad de dos manos que se enlazan o en un grupo que un mismo ideal reúne. Como quiera que sea, ella es esencialmente don y repartición. Es tal vez a causa de ello que la poesía no se vende, ella se regala, en un arranque de generosidad y de apertura hacia el otro, a los otros. A partir de ello se comprende por qué los poetas se reúnen en festivales y en salones y cómo obtienen tanto placer al encontrarse. El lazo que los une es indefinible, inaprensible...Se piensa que es una flor, pero no es una flor. Se dice que es una estrella: ¿cómo hacer para para esconderla entre el cuenco de la mano? ¿Es una mariposa que danza e inmediatamente se sustrae a la vista? ¿O, invisible en el aire, un ángel que pasa? Hace tanto tiempo que ya no estamos en los días de infancia…
En definitiva, la poesía habita el poema como se habita una isla. Pero, ella no elige morada en todos los poemas. Cuando ella está allí, nosotros la reconocemos, porque de inmediato ella cambia nuestra vida.
Paris 6 de enero de 2013
Publicado en abril 6 de 2014.