Amin Khan, poeta del cruce de fronteras
Por:
René Depestre
Traductor:
León Blanco
Tengo el gran placer de hablar de Amin Khan, poeta argelino, en un momento en el que el Mundo árabe e islámico están realizando un avance democrático, que está alterando ideas y circunstancias relativas a la justicia, el derecho, la cultura y la libertad.
En el norte de África y en el Medio Oriente, los herederos de la civilización árabe e islámica están demostrando que la vida en las sociedades árabes no está condenada a una situación de estancamiento existencial donde los males, retrocesos, y regresiones del siglo 20 serían infinitamente repetidos. Hoy, los poderes políticos depredadores están en todas partes siendo enfrentados por la joven y popular disidencia y los movimientos de renovación.
Décadas antes del actual despertar de mentalidades, Adonis (Ali Ahmad Esber)*, el gran poeta de origen sirio, había establecido las bases de una poética árabe, considerada opuesta al legado osificado. Su lectura magníficamente imaginativa de la tradición clásica, abrió de ese modo los caminos inventivos de la modernidad.
El poder, escribió Adonis, señaló que todos aquellos que no pensaran o se comportaran en conformidad con la cultura dominante de los "innovadores" del régimen, por ello eran herejes (ahl al-ihdath) y podría negárseles su identidad musulmana (...) Podemos ver así que el término muhdath (lo que se crea, o lo que es nuevo) y sus nociones derivadas, que se han designado poesía, originalmente pertenecían al léxico religioso. Por lo tanto, vemos que lo moderno apareció en la poesía, como la oposición en la política, como la negación de lo antiguo idealizado, y entendemos cómo, en la vida árabe, lo poético se entrelaza con lo político. Hasta el día de hoy".
En Blues de Arabia, Amin Khan se expresa a sí mismo libremente como un hombre de la innovación poética.
El polvo se levanta desde mis pasos
El óxido del alambre de púas
Es el órgano del viento bárbaro
Lo que se hace aquí en la tristeza
Allá se hace en la alegría
Es desde aquí que yo parto
identidad, así como también a las legalidades obsoletas de las ortodoxias de derechos divinos. Entre melancolía e irónica distancia, metáfora y lucidez, ternura y belleza, Amin Khan inscribe sus dudas y su soledad en compases universales y armónicos de blues afroamericano. Trascendiendo estilo y “raza”, la visión del mundo y la localidad de identidad, queja y tempo, su fuerte sentido de sí mismo y del otro mezclan la forma árabe del spleen con un blues que ha brotado del imaginario de los deltas del Mississippi.
Escribo en una página de humo
Huellas de salmos
Sobre la piel del tiempo
Tatuajes sin sentido
Sigo a mi corazón
Sin esperanza de retorno
Entre la carretera plana
Y el horizonte consumido
Hay poco espacio
Para el sentido y la dicha
Escribo la canción
De la horda dispersada
La fulguración surrealista de Amin Khan integra una expresión elíptica y desnuda con diversas herencias transnacionales y transculturales. Su energía migratoria participa de los blues musicales de los negros y de la sensación de dolor como en Baudelaire o en William Carlos Williams. Él pone la tradición musulmana en un fructífero contrapunto con los valores estéticos de las culturas francesa y anglo-sajona. En un momento en el que la interdependencia de los imaginarios del planeta no cesa de crecer, el hogar filológico del poeta no es la nación árabe, ni los antiguos imperios coloniales, sino un sentido del mundo que impulsa su deambular de "eterno perseguidor del polvo y la sal".
Oh, mis hermanas sobre los caminos
Sus suaves pies aventurándose
En polvo desconocido
Engañando al tiempo con extrañas posturas
O mis hermanas perdidas
En el camino triste
En el aliento amargo del olvido
Y las trampas del viento
O mis crueles hermanas
Hijas del ámbar oscuro
Armonizando mi dolor
Con el de otros
Cuando el poder poético se abalanza con tal fuerza sobre el corazón de un hombre, regiamente le permite desplazar los horizontes demasiado estrechos de significado hasta los espacios mundiales de la transmodernidad. Induce una lógica que rompe los viejos moldes sagrados. Destruye las cercas canónicas relativas a los mitos asesinos de la identidad supuesta. En estado de poesía, el Islam de la ternura y de la iluminación, de la mano de Amin Khan viaja hasta el descubrimiento de otro frío y otro calor de la gran aventura de la humanidad.
Las etiquetas (étnico, estético, erótico, místico) cesan de imponer su dominio tribal. En los senderos planetarios de un migrante asombrado por cada presencia humana, ellas dan forma a los radiantes puntos de partida de la convivencia en una sociedad civil internacional. Amin Khan traduce n el lenguaje de la poesía – en la temprana mañana de Blues de Arabia- la considerable enseñanza del crítico palestino-americano Edward W. Said eminente:
"Hoy nadie es sólo esto o aquello. Indígena, mujer, musulmán, americano, las etiquetas son sólo puntos de partida. Vamos a seguir, aunque sólo sea por un momento, a la persona en la vida real y las etiquetas se harán obsoletas rápidamente. (...) Ni Exclusivamente blancos, negros, occidentales, orientales." **
El sentido del mundo, creciendo en las diferentes áreas de nuestra civilización, necesitará fuertemente la palabra vital de Amin Khan, para cruzar las fronteras de la incertidumbre y la verdad.
Lézignan- Corbières. 02, 2011.
*Adonis, Introducción a la poesía árabe, ed. Sindbad, París, 1985.
Publicado en abril 10 de 2014.