Balance del 25º FIPMed
Por: Jairo Guzmán
Comité de Dirección 25º FIPMed
Una bella constelación de la palabra fundacional, en el cielo de la poesía de Medellín para el mundo, ha sido la conjunción de noventa poetas, de cuarenta países de todos los continentes, y multitudes de personas recuperando lo que el ruido del mundo les sustrae: la voz de la poesía como energía que une y fructifica en renovación del alma colectiva, abierta a una nueva primavera de la vida.
El vigésimo quinto Festival, realizado del 11 al 18 de julio de 2015, reveló lo medular en que se ha convertido este acontecimiento para la vida de una comunidad que ha recibido grandes pruebas de resistencia, ante la rudeza de la realidad que impone los conflictos y la violencia.
Se celebraron veinticinco años de una experiencia que ha significado para la ciudad de Medellín la adquisición de una atmósfera espiritual y cultural enriquecida por un gran coro mundial de voces de la poesía.
El Festival ya es parte orgánica de una conciencia colectiva, que asimila con mucha lucidez la urgencia del cambio que se requiere a todos los niveles, ahora, más que nunca, cuando los grandes problemas que nos ponen a prueba exigen transformaciones perentorias de todos los aspectos de nuestra vida.
Un gran torrente humano se desplazó a la inauguración el 11 de julio de 2015, que en esta ocasión fue en el Parque de los deseos, un lugar abierto al que concurrieron aproximadamente seis mil personas. Esa gran apertura marcó el viento a favor de este navío, cargado de revelaciones, visiones, sueños y testimonios, que es la poesía en el gran puerto que es el corazón de una comunidad, el amor de los habitantes de una ciudad
Se confirmó la importancia de la poesía en la vida de una gran población de jóvenes que este año aumentó significativamente. Esto es algo esencial y va acorde a la necesidad de ahondar en un diálogo intergeneracional, en el que se posibilite sea escuchada la voz de las nuevas generaciones de poetas junto a las nuevas generaciones de personas que en conjunción con los poetas dotan la atmósfera de la vida social, espiritual y cultural de un aire renovado, de un ímpetu vital transformado en canto y celebración como motores de la coexistencia constructora de paz.
Un mágico caleidoscopio de muchas facetas que se hicieron manifiestas, con un ánimo colectivo en gozo pleno de saberse parte activa de la creación de una atmósfera donde la palabra, el acto de escuchar y la sensibilidad de nuestra humanidad se entrelazaron y se convirtieron en signo de cohesión, en cielo que abraza y protege.
Se verificó el hecho de que la poesía es, en realidad, lo que siempre se está haciendo por todos. Los poetas son esenciales porque es su potestad el poema condensado en voz y canto; pero el poema no se desvanece gracias a la potestad espiritual, y calidez de corazón, de una multitud cualificada que lo consolida y lo vuelve habla viviente en miles de personas, en una experiencia que gravita en el imaginario colectivo, desde hace veinticinco años.
Es muy satisfactorio percatarse que, a esta edad del Festival, ya se observan las nuevas generaciones incorporadas, de manera natural, a su devenir, a su movimiento de la palabra de la poesía, que es fundacional a cada instante y se renueva ante las urgencias de una historia en el ojo del huracán de los conflictos.
El 25° Festival se manifestó como un performance soberano de la voluntad de paz, erigido en canto, en coro de voces del mundo.
“Estallará la paz sobre la Tierra como un sol” ha sido la frase emblemática del Festival que condensa el sueño cuya sustancia ha sido todo este movimiento por la paz desde su fundación en 1991.
Este Festival se ha revelado al mundo como un sol de paz. Tanto, que el eje fulgurante de todas sus actividades fue la invocación de la paz y la reconciliación para Colombia.
Este Festival, en sí mismo, ha sido una verdadera práctica de la paz. El gran milagro de la poesía es que permite practicar la anticipación de lo que será para todo un pueblo, para todo un país que exige perentoriamente el cese radical de toda forma de guerra y de violencia.
De sesenta años de conflicto, ante el horror de una historia fratricida, los últimos veinticinco han estado poblados con la poesía de las multitudes, con un espíritu que no estaba en el libreto de los señores de la guerra y ésta es la gloriosa senda que ha emprendido una comunidad que se ha convertido en la más conocedora de la poesía viva contemporánea y que, además, es punta de lanza de las colectividades que realizan los más importantes aportes a la globalización de las acciones poéticas, como una manera de protegerse y confrontar de manera elevada el árido discurso de la globalización de la economía capitalista, que todo lo vuelve materia vendible y deleznable causando con sus crisis y guerras el genocidio de cientos de millones de humanos.
Este Festival tuvo como eje fulgurante la paz para Colombia y todas sus actividades se articularon alrededor de la paz como experiencia real, urgente y necesaria en la que la participación de los poetas, los artistas y todas las personas ligadas a los cambios culturales de urgente adquisición es fundamental ya que sin las transformaciones de un imaginario colectivo afectado por la guerra, se perpetúa una conciencia adherida a la causa de los conflictos.
La intervención del 25°° Festival fructificó en un importante aporte a la atmósfera favorable a la paz y reconciliación, mediante el desarrollo articulado de sus diversas componentes, materializado en 180 actividades. Este ha sido de los Festivales más enriquecidos con nuevas facetas que son indicadoras de la evolución y riqueza de este proceso que ya es parte protagónica, en su campo, de las transformaciones que se operan en defensa de la Tierra y de la Paz mundial.
En ésta perspectiva rememoramos el desarrollo de cada una de las facetas del Festival:
Lecturas de poemas. Se realizaron 120 lecturas de poemas. El Festival se realizó en auditorios cerrados y al aire libre, calles, parques, barrios populares y asentamientos de desplazados, universidades, bibliotecas, teatros, sedes sindicales y cooperativas, casas de la cultura, centros comerciales, museos, tanto del centro de la ciudad de Medellín como de su periferia y en municipios de su Área Metropolitana. También hubo recitales en auditorios de cuatro ciudades de Colombia. Estas lecturas fueron planteadas en dos modalidades: Lecturas por grupos de tres a cinco poetas y lecturas individuales con diálogo o conversatorio entre los poetas y el público asistente.
Fueron la esencia, las actividades medulares que enriquecieron el sentido de toda una trayectoria de un cuarto de siglo contribuyendo significativamente en la creación de la sensibilidad renovada, de urgente presencia en la vida de toda una población, en el destino de un país sin guerra, con su herida histórica sanada, de cara a un porvenir sustentado en una nueva valoración de todo lo que ha sido errático y digno de un nuevo sentido y significación.
Medellín se reafirmó con mucha fuerza como un gran símbolo de la paz mundial. Una práctica de la paz donde el gran aporte es la contribución a la transformación de un lenguaje y culturas afectados, lacerados por los conflictos, la violencia y el excesivo coloniaje de la propaganda, en un lenguaje radiante que desintoxica a la comunidad de su permanente exposición a la toxicidad de mensajes falsos, huecos y nocivos que encarcelan la expresión. El lenguaje al que toda la gran multitud del Festival accede, con mucha reciprocidad en alma, corazón y anticipación de un país que superará sus desdichas, es el lenguaje esplendente y soberano de la poesía de la humanidad, ejerciendo su poder encantatorio que posibilita la visión de la ruta de los grandes estremecimientos para las transformaciones esenciales.
II Cumbre Mundial de la Poesía por la Paz y la Reconciliación de Colombia. Su inauguración fue el 13 de julio y consistió en una lectura de poemas a la cual asistieron alrededor de quinientas personas. Los días 14, 15 y 16 hubo desarrollo en pleno y se desarrollaron 30 actividades.
La Cumbre planteó un aspecto esencial digno de tener en cuenta diálogos de paz de La Habana: la poesía, el arte y la cultura como reconstructores de una cultura herida por la guerra.
Los ejes temáticos de la Cumbre por la Paz y la Reconciliación serán: Los trabajos de la poesía y el arte en la creación de la paz, para un nuevo lenguaje y una nueva cultura; La poesía y el arte: defensa de la tierra y de los seres vivientes; y La poesía y lo imposible realizable: Acciones globales para transformar la vida.
Los poetas participantes intervinieron en representación de diversas culturas, con aportes desde la experiencia en sus países, vulnerados por conflictos similares al colombiano. Y en muchos casos superados, como en Suráfrica, Irlanda, El Salvador. Defensores de los DDHH, académicos, politólogos, ambientalistas y promotores culturales, enriquecieron las discusiones y propuestas, en diálogo con los poetas invitados a la Cumbre.
Fue una experiencia vital y esencial en el actual acontecer histórico de Colombia y su urgente necesidad de una paz justa y duradera.
De ésta cumbre surgió una importante declaración, realizada por los poetas participantes; allí los poetas plantearon lo siguiente: “La poesía y el arte pueden transformar el dolor y la tragedia, vividas en memoria y fuerza para afirmar la vida y derrotar las argucias de la muerte. Disponernos a trasformar las hondas heridas que han producido en Colombia la injusticia y su despliegue bélico, nos compromete a todos a una reflexión sobre este malestar, pero también a reconocer lo que fuimos antes de contraerlo y de lo que, ya superado, podemos llegar a ser. Si afirmamos sin titubeos que la poesía es un imposible realizado, la paz debería ser un imposible realizable. Ese imposible realizable volverá a poner en nuestros ojos el país que no han dejado ser.”
Declaración de la II Cumbre Mundial de la Poesía por la Paz y la Reconciliación de Colombia
Encuentros:
Este año el Festival ha sido contexto de realización de un importante número de encuentros que, articulados coherentemente, le dieron mucha consistencia espiritual y poética a las presencia de los poetas del mundo quienes en esta ocasión nos visitaron y cumplieron con mucho éxito su misión para este año de mantener viva y en expansión la hoguera de la paz y la reconciliación, con la fuerza unitiva de la poesía.
I Encuentro Internacional de poetas jóvenes
El 12 y 13 de julio se realizó el I Encuentro Internacional de Poetas Jóvenes, en el contexto del 25° Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Fue una experiencia integradora, de valoración, reconocimiento y reafirmación de los aportes esenciales que las nuevas generaciones realizan con un nuevo hálito, un nuevo oxígeno que otorgue consistencia, fortaleza y mayores alcances al fuego renovador de la poesía en el mundo actual y por venir.
La convergencia de 22 poetas jóvenes de 13 países, invitados al 25° Festival Internacional de Poesía de Medellín, fructificó en un entrelazamiento y consolidación de acciones poéticas locales y mundiales a desarrollar conjuntamente. Se logró una articulación de los poetas jóvenes del mundo con el Movimiento Poético Mundial, WPM.
De este encuentro surgió una importante declaración de la cual destacamos:
“Consideramos que la poesía, como extensión del pensamiento y la sensibilidad, puede contribuir a un cambio de luz en la percepción del mundo y, en particular, a la manera de asumirlo. Cada uno de los participantes aportará con su experiencia en sus respectivos países.”
Publicado el 12 de agosto de 2015