Umar Timol (Islas Mauricio)
Por:
Umar Timol
Traductor:
León Blanco
Umar Timol en el 25° Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía Sara Marín
Sangre
Eres bella. Y estoy loco.
Cuerpo de piedra. Cuerpo de sol. Cuerpo solo. Lechosidad del verano. Caída salvaje por el escote. Eres mi carne de marfil. Estrella negra. Mi provincia de obsceno deseo. Me sellas en paredes bajo la cúpula de las lamentaciones. Mi permitida suculencia. Mi amante. Mi capricho de los sentidos. Mi tiránico ser luna. Mi princesa poseída. Mi filigrana de sudor, mi ídolo envuelto en seda. Y espinas.
Obra de fuego y sangre. Tus labios que encierran, casan y tachan mi piel. Sécame. Soy un desierto. Azótame. Soy un esclavo. Hazme tu vasallo. Soy tu objeto. Tu baratija. Subo en pliegues hasta tu cuello. Abro los secretos de tu vientre. Tus dunas celestes. Tu vello, un ramillete de llamas. Tus ojos, un huracán de arena. Corto tu lengua hinchada y sacio mi sed. Es una oblea sagrada para esa infiel, mi boca. Un cáliz para mi boca herética.
Renuncio a todo deber. Razón. Soy un adorador en lugares de exceso. Soy un mendigo en el umbral de tu taberna. Sacio mi sed alucinando en tus manantiales. Con opio y vino. Huelo tus opiáceas fragancias. Muerdo tus embriagantes incisiones y grietas.
Soy el harapiento que lava tus pies con besos. Quiero beber. Y volver a beber. Y beber. Y luego disolverme, chupado por pequeñas células de embriaguez.
Soy amante del amor. El de la lana. El que está en ropa de barro y suciedad.
El que se postra a través de tu cuerpo. Soy el lugar de veneración. El lugar de oración.
El que a la primera luz de tu velo recita los silencios de tus ojos. El que recolecta trenzas de sangre en tu mausoleo.
Y tú eres mi libro sagrado. Mi poema.
Y yo, un poeta loco mendigando el significado de tu verbo. Y yo, un poeta loco hurtando palabras.
Poeta loco embolsillando sus gestos de obediencia. Poeta loco que declara un lenguaje transmutado.
Palabras de encantamiento para celebrar y crearte. Palabras más allá de palabras para amarte.
Y tú, mi fértil, mi indecorosa. La que me purga de mi cansancio. Que mengua mis defectos y resentimientos. Que reúne éxtasis y dolor.
Y tu néctar impregna mis sueños más imperturbables. Tu néctar satura mis contriciones nocturnas.
Eres una fiesta que concluyo, una celebración que corrompe.
Y saboreo tu garganta blanca. Respiro tus aromas de especias, decanto tus gotas hinchadas de savia.
Y tú, mi vanidad. Mi lujuriosa. Mi virgen desvergonzada.
Entrecruzas mares vengativos, calles fétidas. Entrecruzas mi carcasa codiciosa y mis delicias aterrorizadas. Mientras mi saliva mancilla tus labios todavía. Mientras licores de gozo se secan en hilos cosiendo tu piel agrietada.
Eres mujer y la hambrienta oscuridad arruga las tumbas. Eres mujer y el cielo exuda escamas de piedra.
Eres mujer y el océano se seca hasta el desierto y la tierra se descalcifica. Eres mujer y los animales tiritan signos apocalípticos.
Y eres bella. Mi gacela opalina. Agua que llueve entre mis pestañas. Suspiros que acarician mis sueños hasta el terciopelo. Azafrán para ungir la superficie de mis cicatrices.
Y eres bella. Mi suave. Mi tierna. Tu rostro, aurora brillante. Nebulosa azul. Collar de polvo de estrellas. Collar de promesas sin fin.
Y eres bella. Mi tesoro escondido. Ola de diamantes. Trenzas de perlas. Lienzo de rubíes. Soy el orfebre de tus encantos. De tu ocio.
Y eres bella. Mujer-isla. Isla-mujer. Revoco mis otras partes, tomo juramento de habitante de mi isla. Soy un faro construido en tu ombligo. Enciendo los cánticos de tu exuberancia.
Y quiero aún por muchos años gatear como un animal a través de tu mortaja. Y remendarla con mi sangre. Y dormirme mezclado con mi refugio - con tu cuerpo sin sangre.
Y oscurezco mis ojos con las cenizas de mi luna negra. Y niego los distorsionados dramas frívolos de lo fugaz. Y mi carne de sujeto cegado se entrega a las obsesiones y a los prejuicios de tu culto.
Y soy un cuerpo-instrumento. Un cuerpo-tambor. Un cuerpo-ravane.
Y me das ritmo en los surcos de tus labios. Y me escindes sobre tu crucifijo.
Y eres un espejo.
Y acentúas la migración de las estrellas. Y coronas soles en la nieve.
Eres un espejo. Chupas el carmesí de los venenosos rojos del mal.
Eres un espejo. Profundo en tu cristal me desarraigo para ser tú.
Eres un espejo. Y te rompo.
Tus fracturas acuchillan mis venas. Mucho después de yo haber muerto mi sangre recogerá tu aliento sobre las explanadas de la locura.
Y soy polvo rodeando un nicho al blanco vivo.
El corazón del mundo.
Y corté las cabezas de aquellos fieles e impíos que se revuelcan a tus pies pero no pueden desenterrar las alquimias del amor.
Y voy a la deriva en mi frágil barca con las almas de los desterrados y los débiles.
Y le doy de comer al tullido. Canto de infamia con leprosos. Y mi cuerpo es un refugio para el perro sarnoso. Mi cuerpo, armadura para el vagabundo. Mi cuerpo, pozo para el llanto de la mujer caída.
Y en lugar de su morada, que es mi morada, converso con los locos.
Y nuestros labios ensangrentados danzan palabras inspiradas recitando versos del libro del amor.
Y eres bella. Mi hada negra. Mi herida negra. Y quiero agotar pupilas negras excavando verbos dentro de mi piel. Y cincelar un sueño de ébano. Pelar la corteza de este sueño de ébano.
Extraigo su esencia y desenredo todos tus extraños excesos.
Y canto tu nombre mientras la nada me engulle, invoco tu nombre cuando la guerra arroja cuerpos de niños muertos.
E imploro tu nombre cuando mis lágrimas se borran y ya no quiero ni puedo llorar.
Y espero.
Por la savia negra que corre como nervios entre tu carne redondeada. Por la savia negra que entinta tu cabello.
Y espero.
Por la savia negra que puebla tu piel. Por la savia negra que hincha tu rabia.
Deja que se entierre en mí, empálame. Deja que me abandone como forraje a la muchedumbre rencorosa de payasos.
Porque soy nada.
Y quiero morir.
Y espero destellos que predicen mi sacrificio.
Amigos míos, afilen sus sables.
Porque no reconozco ni vida ni muerte.
Porque morir es renacer en ti. Es ser tú.
Y eres bella. La más bella.
Y viajo más allá de los límites del tiempo.
Soy el amante de todos tus lugares. ¿Dónde has estado y dónde estarás?
Soy un padre y te he conjurado en mi imaginación. Soy una madre y te he dado forma. Soy tu primera sonrisa y tu primer trago de leche.
Soy las extensiones de tierra que has pisado. Y los cielos que has abandonado. Soy tus manos desplegadas en la hora de la oración. Y tus manos anudadas en la hora del dolor.
Soy los mares hinchados que has acariciado. Y los tumultos furiosos que has calmado.
Soy las letras que cincelan tu nombre. Y el libro sagrado que contiene el secreto de nuestras conjugaciones.
Soy las manos que mecerán tu último aliento. Y las manos que te acariciarán hasta dormir entre tu tumba.
Y te amo.
Y un solo átomo de tu amor puede satisfacer mi hambre. Y hacerme resplandecer.
Un solo átomo de tu amor amputa toda mi fealdad. Y me purga de mi podredumbre.
Un solo átomo de tu amor y me olvido de mí mismo.
Y pienso sólo en ti.
Un solo átomo de tu amor y soy beatificado. Soy el elegido.
Y te amo.
Y estás en todas las cosas.
Eres el sol desatando las ligaduras de la oscuridad. El sol que lanza su resplandor escarlata a través de la indolencia de los océanos.
Eres las lágrimas que brotan por las costuras del alba.
Las lágrimas que celebran secesiones del anochecer. Las lágrimas que arrasan cabalgatas de lunas.
Y estás en todas las cosas.
Eres las almas bajo asalto. Y los monstruos que nos atacan.
Y las hachas que preservan nuestras miradas.
Eres los vagabundos del amor mientras tendemos nuestros odios irreparables.
Eres la última nieve que permanece y las ráfagas de fuego que tamizan las cenizas de mis noches.
Y te amo.
Y soy un hombre solo postrado en el desierto.
Y ayuno.
Y apedreo espectros que vienen de otros lugares.
Y ayuno.
Mi cuerpo cercado es una herida, una grieta.
Una piel vacía y una morada para tus maravillas.
Tú.
Y eres bella.
Y veo infierno y cielo entrelazados en tus ojos de ámbar y en tu cuerpo lechoso.
Y no deseo misericordia ni condenación, sino tu amor.
Tu amor solo.
Y te amo.
Exilo mi propio corazón para ser tu corazón.
Me arranco de mí mismo para vivir en ti.
Concédeme la extinción.
Para que la belleza del mundo / sea completa /
la luz debe abrazar /
la pavana de las sombras / pasando a través de tus labios /
Isla
isla, lugar de toda confluencia
isla, nutrida por la sangre de los esclavos
isla, fecundada por el sudor de culís
isla, que es de todas partes otras, toda deriva,
isla de libertad, testigo de lo posible y los mañanas,
isla-memoria, en sus archivos tantas heridas, tantos sufrimientos
isla-prisión, mares encadenando sueños
isla de libertad
testigo de lo posible y los mañanas
isla-colores que reúne a todos los osmeses, isla de Metis
isla de amor donde otra humanidad se construye
árbol ser, raíces ancladas en la arcilla de los encuentros
árbol ser, abierto a todos los vientos, todas las transformaciones
árbol ser, nuevo ser
isla de amor en los ojos del niño
mi hijo, los surcos de la luz
la luz de mi isla
luz ataviada con el aliento de la belleza celestial
única isla, isla del amor, isla, mi isla
Aforismos
Jueves 6 de noviembre, 2014
La literatura es el incesto de las palabras.
Las mujeres son fascinantes, especialmente cuando son bellas.
Es esencial saber quién eres, para apaciguar el dolor de ser quien no eres.
Amar es perderse en un laberinto del que eres creador.
La pregunta no es por qué el mundo es horrible, sino por qué no es peor.
La literatura o la acción de destriparte con un hacha para ofrecer tus entrañas al mundo.
Cásate con una fea y asegurarás de ella una virtud: la lealtad.
Escritor: Criatura cuya arrogancia es el antídoto a su inutilidad.
Idealista: Aquel a quien el mundo desilusiona. Realista: Quien desilusiona su mundo.
Amor apasionado: el masoquismo menos el látigo.
La riqueza hace posible la felicidad, la pobreza hace al destino opuesto inevitable.
Mauriciano: síntoma de un estado patológico de inercia.
La belleza del silencio y el silencio de la belleza, dos conjeturas que hacen posible la poesía.
Dinero, extraña deidad dotada de la capacidad de convencer a todos de su existencia y necesidad.
Evitemos prestarnos los espejos si éstos conservan las huellas de nuestra vanidad.
La distancia entre lo que pensamos que sabemos de otra persona y lo que es realmente, es la fe.
El apocalipsis tan esperado por la civilización mauriciana al fin nunca vendrá; el virus de la mediocridad no es fatal.
El capitalismo es ese extraño objeto perverso que nos alegra al ser explotados.
Intentar ser amado por una persona que no te ama, no es tan distinto de tratar de revivir un cadáver sacudiendo sus cenizas.
La lucidez es la caridad otorgada por la muerte.
Pasión o la búsqueda de la santidad en la precariedad del otro.
Quien se inflige a sí mismo su ira existencial en vez de hacerlo contra los demás, es un santo.
Isla: Lugar donde el menos lúcido se cree responsable del destino del mundo y el más lúcido se cree a cargo del destino del universo.
La fe es el lugar donde nuestros sueños de inmortalidad se deshacen.
El universo se ausenta cuando dos soledades se reconocen.
Uno se detiene a envidiar a otros, cuando entiende que la trama de su ser es similar a la nuestra, de infinita precariedad.
El escepticismo hacia uno mismo es la lealtad de los humildes.
Seamos los espectadores desengañados de nuestra locura en un teatro que tiene por decoración las sombras de la muerte.
Se detiene a un artista que prostituye su alma al trabajar para subsistir.
Los espejos eclipsan la fealdad.
Todas las caras están agraciadas con las convulsiones de lo sagrado de su nada.
Recomendamos el sentimiento de culpa en vez del lavado de la conciencia.
Es triste constatar que la electricidad raramente se informa sobre noticias y eventos actuales.
Es útil felicitar a esos lameculos que logran hacerse pasar por lamebotas.
Noticia del día: Fontanero descubrió haber tenido un tornillo suelto.
La literatura será de la carne, o no será.
El agotamiento es el cadáver, del amor.
La nostalgia es el pasado descompuesto.
Jenine
mi niño
no eres todavía
y adivino tu impaciencia de ser
no te preocupes porque
el preámbulo pronto se acabará
pero esperando sepas
y espero que no estés resentido contra mí
que te escogí este nombre
para que no olvides
que el miedo nos ciega
y oscurece el corazón más transparente
el más desprovisto el más suave
y puede convertirlo en monstruo
en torturador
para que no olvides
que la mentira a veces ordena nuestros pasos
que los que enuncian principios
son a menudo los más poderosos
los que pretenden querer la paz
son entre los más odiosos
los más horribles
para que no olvides
que los hombres pueden ser locos
y que entonces tienen el gusto impenitente de la destrucción
y de la sangre
para que no olvides
que este mundo lugar de combate y odio
es lugar de la efímera
que no somos nada
o poca cosa
roturas de carne
erguidas bajo el signo del irrisorio
a la deriva en un sueño de tierra
para que no olvides
mi niño
de ser sencillamente un hombre entre los hombres
un testigo de belleza
tu única vocación de ser el tejedor del amor
amar y siempre amar
mi niño
todavía no eres
pero serás Jenine
Jenine
preservarás en tus manos de arcilla
manos de paloma
su recuerdo
El muro
La ciudad de antes es la morada de todos los posibles, es cabalgata de desenfrenos, torrentes de sudor, de sangre que desvergüenza los manifiestos de lo prohibido, huracanes de cuerpos prodigiosamente apareados que desgarran los dogmas, venidos del cielo o del dolor, la ciudad de antes es fruta deliciosamente envenenada que preconiza los goces de la bastardía, la ciudad de antes es monstruo salido de las entrañas de los amores ilícitos del vino y de la locura, la ciudad de antes es carnaval, tirones carnales y hechizados del tambor, carne liberada de la ganga de pantomimas y rituales, la ciudad de antes perpetúa, inventa, esculpe los mezclados, lunáticos, innumerables, infinitos, y todo, absolutamente todo, bello o feo, negro o blanco, creyente o infiel, de una isla o del continente, ella degenera en una panoplia de colores, colores que destilan las suculencias desconcertantes, vertiginosas, imperiosas de la utopía en devenir, la del territorio inconsolable e insensato del hombre impuro, hombre descuidado del mandato de la diferencia,
luego surge el Muro,
la ciudad siguiente es la obra ferviente de la porra y de la guillotina, ella segmenta, categoriza, organiza, jerarquiza, es regentada por el lenguaje lamentable y horrible del campo y de la tumba, la ciudad siguiente no deja de desatascar una grisalla inmutable que sutura los menores arrebatos del corazón, que afloja y amputa todas las manos anudadas, la ciudad siguiente es lugar de procesiones de cadáveres que anuncian la sospecha y la culpabilidad, es exigencia de desolación y aniquilación, destruye hasta la sonrisa de este niño que se adormeció en las lágrimas de su madre, la ciudad siguiente reconoce un solo color, que ella erige como el color de la Belleza, reconoce un solo destino, que ella erige como el destino de todos, la ciudad siguiente reconoce una sola verdad, que ella erige como la Verdad, es poseída por el fanatismo de la pureza, esta conjuración grotesca que expulsa, rechaza, vomita todo lo que no se le parece, es el acabamiento de las influencias de la dominación, cuando la servidumbre sirve de libertad, cuando se pisotea los más débiles porque piden su parte de sueño y de tierra,
cuando uno empareda, cuando uno mata a su hermano porque hizo de él un enemigo.
Vagabundeo
Mi lengua materna – la savia que alimenta mi palabra, la savia que abunda en los pasillos de mi inconsciente, la savia que vuelve a trazar los recuerdos de la infancia, la savia que irrigó mis primeros pasos, la savia que irrigará mis últimos balbuceos – es el criollo pero mi lengua de escritura es el francés. No escribo en francés, lo escribo sin escribirlo porque es materia que observo, que acecho, una presencia que se diluye en las noches, materia fugitiva, materia que obedece al desorden, materia semejante a un animal feroz, animal que recorre las arenas de lo distante, animal adepto de juegos crueles, animal que me desafía, renovado y perpetuo, materia que fustiga las alteraciones, materia que niega el devenir de nuestras conjugaciones. Y debo pues empezar la travesía hacia la lengua, travesía sobre un océano rodeado por la duda y el miedo, la coma ebria sobre el mar oscuro, entonces alcanzar la lengua, acapararla, dominarla, moderarla, tengo que desampararla, desgarrar sus pompas, desnudar su historia, alumbrar sus instancias primitivas y sus vulgares nacimientos, debo desatar sus arcanos, disolverla, devolverla a su esencia, vaciar las máscaras de su poder, me hace falta agotar sus seducciones para apropiarme de ella, para insertarla, enterrarla en mí para que se vuelva mi lengua, lengua mezclada a una ineluctable subjetividad, lengua mezclada al lecho de mis fieras. Pero la lengua y sus palabras están en otro lugar. Siempre. Los veo, son fantasmas, luciérnagas mezcladas a los espejismos, me acerco a ellos, los miro, los espío, algunos se apartan, algunos se alejan, algunos huyen, algunos se esconden, pero otros rozan las líneas de mis manos, se incrustan en mis palmas, otros perforan mi nariz y cogen a mi ser, otros me fulminan y los escupo en el lugar de la fusión y se encadenan, se mestizan, corren y maculan la página. A veces creo que sé como sobornarlos pero son las sombras caóticas que me poseen. Este fracaso de la lengua ayuda una voluntad de anticipación. Ya que la lengua está en los confines, ya que la lengua no me pertenece, ya que la lengua participa en la transcripción de mi parte indecible y sagrada, ya que sirve para sembrar mi huella en el tiempo entonces ella reclama que la desvíe y la estalle, que la empuje a sus límites, será lengua-criollo, lengua-sega, lengua-tam-tam, lengua-Islam, lengua mística, lengua híbrida, lengua bastarda, será lengua de intervalo, lengua estructurada por la resaca de lo indecible, será lengua para expresar el silencio, lengua del nunca-decir, será lengua pulida de sus pudores, lengua-loca, lengua excesiva, será lengua fecunda, destripada y despojada, constantemente reinventada y transmutada. Son los callejones sin salida de la lengua que hacen mi poesía posible. Soy poeta a falta de una lengua. El francés es lengua desconocida, lengua extranjera pero es también lengua nueva, lengua soñada, mi lengua, lengua macerada y mezclada, lengua-río que abrasa mi fuente y mi savia.
Traducciones con la colaboración de G. Leogena
Umar Timol nació en Réduit, Islas Mauricio, el 1 de agosto de 1970. Poeta de expresión francesa, novelista, narrador y profesor. Estudió Literatura en la Universidad de Londres, donde descubrió la obra de Rumi, Lautréamont, Baudelaire y Césaire.
Ha publicado los libros de poemas: Química, 1998; El testamento de la palabra, 2003; Sangre, 2004 (extensa canción mística de amor compuesta en la tradición Sufi, inspirada en la obra de Aimé Césaire); Vagabundeos, 2005; La ambición de un vergel, 2010; y Aforismos -Poesía para gente apresurada-, 2014. Algunas novelas: El monstruo, 2010 y Diario de una loca, 2012. Incluido en importantes antologías entre ellas, Visiones de África.
Publicó sus primeros poemas a los 18 años, en el periódico mauriciano L’Express. Es miembro fundador de Point barre, multidisciplinaria revista de poesía de Islas Mauricio, que difunde poetas de todo el mundo. Pertenece al Centro Nacional del Libro en su país natal.
Web de Poetry International -English-
Web of Umar Timol (The Killer"s Monologue | Diary of an Old Mad Woman) wordswithoutborders.org/ -English-
Umar Timol, 5 Questions pour Île en île -VIDEO- -French-
Umar Timol: "THE EYES OF OTHERS" Filmed at the Poetry International Festival, Rotterdam, June 2012 -VIDEO, French-
Bibliographical information about Umar Timol www.lesfrancophonies.com -French-
Umar Timol, Poete Mauricien Entrevue par Hélène Soris. francopolis.net -French-
Umar Timol´s web on Africultures www.africultures.com/ -French-
Umar Timol Looking for beauty defimedia.info. Interview -English-
Publicado el 31 de enero de 2015