English

Duna Ghali, Irak

26º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Duna Ghali
Traductor: Sana Ghali

 

Una naranja grande colgada
en una rama invisible
en medio del mar,
de noche
sopla viento,
el cielo se balancea
y la mitad de la naranja se sumerge en el horizonte.

 

*

 

Esta mañana quise comprarte rosas
de color coral.
Mas te falta la mesa,
y un ramo lanzado en pleno mar
podría parecer el funeral de un ahogado.

 

*

Me dirijo hacia el mar
Seguimos la conversación
y nos ponemos de acuerdo,
en el momento…
que me trague entera
y me prometa,
que no me devolverá un día a una orilla.

 

*


Mi cara la colorean las estaciones
del color de la cera ayer
y azul cielo hoy,
si contemplas
y observas las estaciones al pasarte en silencio
y las saludas efusivamente.
Si fijas la mirada
verás que mi raíz brota en tu tronco.

 

*

 

Abriré la boca
antes de gritar,
y empezarás a colocar mis palabras,
tu cerebro las lee digitalmente
y me veré tirada a la tabla de cortar
cerca del fregadero
en la cocina
como un pez frío.

 

*

¿Cuantos trenes tendría que coger
para estar a salvo de mis errores?

Trenes de pensamientos alineados,
estacionados en vías en un tórrido día de verano.

Sus sueños en trenes unidos, son infinitos,
esas vías vacías

¡Un enlace entre tren y estación!
esa monotonía que provoca un gustoso sueño
y ruido a la vez

Te agrada ser continental
aunque seas un viento agotado
tomas un tren con destino
y ritmo
al mediodía.

Sin equipaje ni libro
descalza
me salgo de la vía de cuando en cuando
como un monje hindú,
que traga espinas, trozos de vidrio y clavos
y camina sobre brasas
para acortar el camino.

 

 

Paz, reconciliación y poesía

 

Duna Ghali
Traducción de Rafael Patiño Góez

La guerra no termina y no tuvimos éxito en cuanto a hallar soluciones pese al gran desarrollo que hemos visto en nuestro mundo. Por lo contrario, hemos sido convertidos en armas humanas que luchan unos contra otros, a pesar de las atrocidades que hemos experimentado y las promesas que hemos hecho de no repetir los mismos errores.

Un joven poeta de Bagdad ha escrito acerca de un amigo que perdió cuando las bombas estallaron en su casa. Los vecinos colgaron un cartel del fallecido sobre un muro del vecindario. El poema nos cuenta que el poeta bajó el cartel y lo llevó consigo, precisamente de la forma que caminaba hombro a hombro con su amigo al colegio cada mañana. Sobre el afiche estaba escrito que el amigo había muerto “como un mártir, un héroe, y un hombre feliz” y en la parte inferior su imagen y la fecha de su muerte.

Escribimos poemas porque ellos abrevian nuestras protestas, acorazan nuestras deficiencias. Los poemas permanecen mientras nuestros cuerpos parten, se descomponen o se queman.

Justo como Beethoven continuó trabajando después de perder su capacidad de oír incluso aunque no pudo escuchar los aplausos cuando hubo terminado su Novena Sinfonía. Justo como Van Gogh se mantuvo pintando después de haber cortado su propia oreja. Justo como Kusama continúa pintando círculos sobre el lienzo incluso aunque esté desgastada por la edad y la enfermedad. Uno de nosotros escucha a un granjero cantando su canción de tristeza desde un campo distante en un atardecer, creyendo que nunca sería escuchada. Y uno de nosotros escribe acerca de una madre que canta con voz desmayada a su bebé en una carpa en Beirut. Los poemas son puentes ocultos para cruzar el espacio y alcanzarnos mutuamente.

Ofrezco excusas secretamente tanto como de forma expresa a mi hija y a mi hijo, porque ellos deben enfrentar un mundo que es áspero y lleno de hostilidad, radicalismo e injusticia, un mundo del que no tienen culpa de que sea creado. Mi madre acostumbraba excusarse por habernos movido hacia otro sitio en busca de seguridad y paz.

Ofrezco excusas porque en nuestro tiempo solamente escuchamos noticias de guerra que nos sorprenden lejos del sonido de la leve lluvia cayendo sobre las calles y del sonido de un violín tocado por un niño.

¿Con quién deberíamos reconciliarnos? Las grietas se hacen mayores debido al color de la piel, tarjetas de crédito y sectas religiosas. La gente poderosa se mantiene gracias que inventan juegos inteligentes para mantenernos indefensos. Y nosotros intensificamos nuestra vociferación. No a la guerra, No a la violencia, No a la injusticia, No a la supresión de la libertad de expresión, No a la desaparición de mujeres, No al racismo, No a las armas, No a la polución, No a los niños despojados de su infancia, No y No y No. Con la esperanza de que nos escuchen.


Duna Ghali  nació en Basora, Irak, en 1963. Es poeta, cuentista, novelista, ensayista y traductora. Se graduó del Instituto de Agricultura de la Universidad de Basora en 1987, y vive en Dinamarca desde 1992. Ha publicado numerosos artículos sobre Literatura, Cultura y Política, en árabe y danés. Tradujo al árabe los cuentos de Hans Christian Andersen, en 2005.

Ha publicado, entre otros, los libros: Libro de guerra, 1998; El punto más lejano, 2000; Tardíos descubrimientos, pequeñas victorias, 2004; Cuando el aroma despierta, 2006; Un jardín con la esencia de  un hombre, 2007.

Breve biografía y dos poemas en inglés Wordswithoutborders.org
Baghdad, beginning of 2006 Relato. Banipal -English-
Poetry Reading. Digt -Video- -En árabe-
Página oficial -Danés-

Publicado el 27 de abril de 2016

Última actualización: 02/03/2022