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"El castellano es mi cautivo": Adriana Paredes

Por: Adriana Paredes Pinda

 

Por Jaime Darío Zapata Villareal
El Mundo, junio 22 de 2016

Marimari Kom puche es el saludo en mapuche con el que Adriana Paredes Pinda (Chile, 1970) recibe a todo el que se acerca a hablar con ella. Es un saludo cálido, de sonrisa honesta, que se siente leve al percibirse. La poesía de Paredes, al contrario, se inclina por la fuerza de la expresión: la postura del cuerpo, el gesto de las manos, la tensión en la mirada que deja entrever una intimidad en reposo. 

“Yo pertenezco a una poética Mapuche. Que si bien pertenece a una poética heterogénea y variada, tiene unas cosas que la condicionan como única, y que tiene que ver con un reconocimiento de condiciones preexistentes que nosotros consideramos como nuestra visión”, explicó Paredes Pinda, quien cree que esas condiciones preexistentes tienen que ver con una lengua y con una identidad esencialista “que se han ido transformando a través del tiempo”.

Para Paredes Pinda, esta poética mapuche no es estrictamente individual, sino que mantiene un espíritu común con la poesía que se circunscribe en otras esferas vitales, como en las poéticas vivas de las naciones indígenas del continente: “Aunque todos los poetas (mapuches o no) somos distintos, a la vez compartimos anhelos muy comunes de renacimiento. De alguna manera esa patria que añoramos y que avizoramos no existe: no existe en términos esenciales y puros, pero siempre está presente”.

Una de las grandes influencias en la poesía de Paredes Pinda ha sido su familia. La poeta mapuche contó que la relación entre su madre mapuche, Marima Pimda Antías, y su padre Pache Wimka (que quiere decir no mapuche) influyó mucho en su confusión inicial acerca de la identidad y el territorio. “Yo crecí hablando y escribiendo el castellano. Y llegó un momento en el que sentí que el castellano me había robado, que me había capturado. Y empecé a reflexionar sobre eso desde los 14 años. Pero también me enamoré de él. Es una situación paradójica: de amor y odio por este idioma. Ahora el castellano es mi cautivo. Ya no puedo abandonarlo”, explicó la poeta, quien agregó que también su abuela, Yolanda Antías, fue determinante con sus historias orales en su formación humana y poética. 

Por otra parte, Paredes Pinda enfatizó en las dificultades que la nación mapuche está viviendo en Chile actualmente, y ponderó así en el poder de la poesía para ese cambio: “La nación mapuche está viviendo problemas de represión, y por eso se hace más urgente seguir cantando, seguir renaciendo como lo está haciendo el Mapuzugun (lengua mapuche), enunciar e interpelar al mundo sobre la presión a los pueblos originarios de Chile”.

Un poema de Adriana Paredes

Lenguas secretas

Lo dijo la machi, no lo repitas.

Entraba en trance. Anda

a la montaña a esperar que la lengua de la tierra 

también se abra para ti.

Iremos al cerro sobre la luna llena,

allá te cantaremos. La única manera:

escuchar los espíritus al amanecer.

Si las balsas de la muerte no la llevaron a la muchacha

será por algo. Que el sueño la tomó,

no la suelta más. Tiene que seguir soñando.

Aparecen los espíritus, sólo algunos

pueden entrar a la laguna.

Que se cuide la guerrera de alumbrantes trenzas.

La toman de repente. No la vemos más.

Publicado el 19 de junio de 2016

Última actualización: 13/03/2024