English

Raúl Vallejo, Ecuador

26º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Raúl Vallejo

 

 

 

Autorretrato, 2003

He sido en otras vidas parte de la transparencia condenada
mancebo y aprendiz en academia de filósofo griego
prostituta azotada en las cercanías de un templo repleto de mercaderes
predicador escondido en catacumbas o expuesto en la arena de un coliseo
bruja servida para saciar los escrúpulos de Torquemada
adorador de huacas en tiempos del virrey Toledo
negra en Alabama judío en Auschwitz poeta en Wall Street.

He sido lo que está al margen del camino y que el viajante        escupe
la basura que arrojan los decentes sin que nadie los vea
el mal pensamiento de la anciana que no sabe bien por qué      suspira
la desenfrenada mano solitaria del quinceañero
el espejo en donde mira el nacimiento de sus formas la núbil desconcertada
las cartas de aquellos amantes que transgredían el espacio con papeles perfumados
soga de ahorcado bola de cristal enmudecida piedra de sacrificio maya.

He sido aquello que el orden y el poder marcaron con fuego
remero de galeón sacudido por el latigazo continuo en las espaldas
enano y hazmerreír en castillos medievales
crítico del mecenazgo en la Florencia renacentista
monja de clausura ávida de mundo y con vocación para las ciencias
curaca sublevado y seguidor de Túpac Amaru
palafrenero de palacio concubina fea madrastra en cuentos de hadas.

He sido lo que se habla en voz baja, lo que está prohibido para menores
lo que se acepta bajo la mesa, lo que se compra a hurtadillas
muchacha adolescente de espectáculo nudista en Bankok
inmigrante travestido en el Bosque de Bologna
jinetera comunista en las noches del malecón de La Habana
acompañante de ejecutivos de una agencia de Dupont Circle
mulatillo que deambula madrugadas por las playas de Río
VIH positivo aprendiz de masajista amante del alcalde en pueblo chico.

Soy
el mundo lapidado
por los que arrojaron con rabia las primeras piedras.

De Cánticos para Oriana, 2003

 

¿Qué es el éxtasis de tu cuerpo abierto?

¿Qué es el éxtasis de tu cuerpo abierto
cuando yace trémulo amalgamado en mi carne?

Cabalgata de yegua briosa con los cascos
que rozan apenas la hierba erizada de recóndito lecho.
Destello de sol enfurecido sobre el bramido
de ola que suave abandona su espuma
en alborotada sabana tibia.
Arremetida de fulgurantes violines que arrastran
en sus estertores al grave rumor de discretos violonchelos.
Irrupción del verso indomable que doblega
el balbuceo de aprendiz que en las palabras se quema
Ilusión de fragancia encendida con voluptuosa
paciencia sobre la dormida madera seca de Pomasqui.

¿Qué es el éxtasis de tu cuerpo abierto
sino la maravilla del transcurrir
estacionado sobre tu nostálgico seno?

De Cánticos para Oriana, 2003

 

El cuerpo deambula extraviado en el laberinto del mundo

El cuerpo deambula extraviado en el laberinto del mundo
golpea sus huesos contra los muros sordos
tantea el pasajero puerto al que arribará su cansancio
ignora el destino errante al que está sometida su vocación de adioses.

 

El cuerpo se ve cuerpo descuartizado
esparcida su ansia
en los azules seductores del Mediterráneo
barajado su recuerdo
en los pajonales memoriosos de los Andes
festejado su deseo
en las plazoletas sensuales del Caribe.

El cuerpo se sabe migrante
nostalgia abierta en cuerpos donde fuera éxtasis y es ausencia.

De Cánticos para Oriana, 2003

 

Crónica del mestizo

9

Yo no soy la voz de quienes hablan desde páramos en donde no he sufrido
a través de decires milenarios que mi torpe lengua
se niega a balbucir siquiera

Yo no soy la palabra que pretende apropiarse
de sufrimientos ajenos a mis privados llantos
ni de alegrías bailadas durante el Inti Raymi
ni de rituales de semillas domesticadas
que fecundan la tierra madre de espíritus
cuyo encanto intento descifrar en vano

No soy más que una voz perdida entre millones de voces si acaso
Finitud de vida y certezas puestas en el vaivén de la duda para siempre
Escribano incapaz de escuchar los murmullos de aquellos invocados

 

10

Vi durante aquel 28 de mayo de 1990 a decenas de indios
con ardides de bisbiseos y rituales de silencio
tomarse la Iglesia de Santo Domingo
como si el alma itinerante del padre Las Casas volviera por sus alegatos
Vi después del 4 de junio la caminata de tres mil
comuneros de Simbagua rumbo a Pujilí
y el susto en rostros amestizados como el mío
Vi a diez mil indios ocupando el estadio de Ambato
y el disgusto ante la osadía de los runas
en los entrecejos fruncidos como el mío
Vi la llegada de ciento veinte comunidades bajando
las lomas que rodean Guaranda
y el asombro petrificado en los de piel blanquiñosa como la mía
Vi la tozudez endurecida de siglos de veinte mil más que cercaban Latacunga
y el atónito silencio de quienes sentimos a la patria y su pasado
en el goloso degustar de chugchucaras, allullas y queso de hoja
Vi también la ira estéril heredada de las encomiendas de antaño
en las voces tronantes pero inútiles de quienes se consideran
descendientes de la patria criolla, posta de la dominación

...declara su fe en la única nacionalidad constitutiva de la República del Ecuador, nacida del grandioso crisol del mestizaje hispano americano, del cual todo ecuatoriano debe enorgullecerse, aglutinando así la diversidad en la unidad...

Y todo lo visto
lo estoy cantando con voz prestada

 

Final

¡Ah, estulticia ensoberbecida y mala poesía!
¡Ah, resquemor y tartamudeo frente a lo que no se entiende!
¡Ah, palabra cercenada por lo que escapa a las convicciones del corazón!

Esta crónica inconclusa es el testimonio de mi fracaso
de mi azoramiento de mi nada
inscrita en la estrechez de un verbo que no se hizo
ni en el sufrimiento ni en la fiesta ni en las rebeldías
escrita con trazos en deshabitados soliloquios
mientras afuera distinta vida fluye

No soy la voz de otras voces que pueden hablar por sí mismas
Tan solo eco de mis personales angustias y estrechos límites
Imposibilidad de mirar con ojos que no sean
los que me obsequian de limosna estas miopes ansiedades
No soy sino la palabra del vecindario que para mí he fabricado
en deuda por siempre con aquellos que no son yo
ni lo que cercanamente me rodea

Soy lo único que puedo ser y sin traiciones
y hasta de eso dudo pero en ello persisto necio
Voz de mi voz y mi personal profundidad de soledades
y nada más que este pobre palabreo mío.

De Crónica del mestizo, 2007

 

Mis hermanos en la madre patria

En los domingos veraniegos del parque del Retiro
más amontonados que botellines de cruzcampo
con canastas repletas de tamales y cochinillo, mote y chicharrón,
una dicción que mezcla la cerrazón andina y el desparpajo costeño
con el acento madrileño de todos los sudacas que creen mimetizarse,
cantan mis hermanos que no conozco las tonadas tristes
con las que alegramos nuestra vida en la mitad del mundo.
Deslucen la modernidad de los españoles de sentimientos discretos,
elegantes, poco afectos al melodrama pese a las pelis de Almodóvar.
A los niños pijos de la Castellana les disgusta esa impertinencia migrante
que no olvida el viento melancólico de los páramos de las serranías
que recuerda con su caminar desinhibido el bochinche húmedo de un puerto.
Ah, estos pobres sudacas, que se vayan a los campos de Murcia
que manos se necesitan para esta vendimia, que se queden en Madrid
arreglando las habitaciones de los hoteles que llegan los turistas alemanes.
Pero, joder, que no salgan a las calles con esas cabezas de cerdas
y esas barrigas que sobresalen por la pretina de los jeans MNG.
Mis hermanos ecuatorianos, sudacas de pequeña estatura y talla L,
mujeres bellas y dulces como un durazno de Ambato, que cuidan ancianos,
varones decididos a colocar mil bloques de cemento para el edificio del día.
Trabajan en todo lo que esos niños pijos jamás harían aunque les cayera
el ajuste del PP, la severidad de la Merkel y la abolición de la siesta.
Viven amontonados, ahorrando euros, con la sonrisa digna del honrado,
Hablan con faltas de ortografía al pronunciar las ces y las zetas
putean con arrogancia cuando exigen sus derechos en los consulados
tocan guitarra y cantan en los condominios para escándalo de sus vecinos
se visten de Zara y han aprendido el arte del cachondeo y la caña de mediodía.
Los domingos se multiplican en el Retiro y mis hermanos persisten
celebrando la vida, mezclando a Sharon con Julio Jaramillo,
llevando en procesiones a la virgen Churona,
maldiciendo y extrañando y llorando al paisito, imaginario y real; ¡ah!
y una foto de Barcelona Sporting Club, de Guayaquil, en la sala del piso en
Lavapiés.
A veces, alguno de ellos, contempla desde el mínimo balcón de su piso
el atractivo vacío que besa el asfalto húmedo de Otoño
por si llegaran los alguaciles con el apremio de la orden de desahucio.

De Mística del tabernario, 2015

Del pan, la poesía y la paz Ponencia presentada en el panel ·Poesía, paz y reconciliación" XVI Festival Internacional de Poesía, de Medellín


Raúl Vallejo nació en Manta, Ecuador, en 1959. Es poeta, narrador, ensayista, periodista, editor, político  y diplomático. Doctor en Historia y Literatura por la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla. Es Miembro de número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Ha publicado en los últimos años: Pubis equinoccial (cuentos, 2013, Premio Joaquín Gallegos Lara); El perpetuo exiliado (2016, Premio Internacional de Novela «Héctor Rojas Herazo», 2015, y Premio Real Academia Española, 2018); Patriotas y amantes. Románticos del siglo XIX en nuestra América (ensayo, 2017); y Gabriel(a) (2019, Premio de Novela Corta «Miguel Donoso Pareja», 2018).

Es autor de los poemarios Cánticos para Oriana (2003), Crónica del mestizo (2007, Primer lugar en la VI Bienal de Poesía «Ciudad de Cuenca») y Missa solemnis (2008), Cantos de un feligrés: muestrario de poemas, 2012. Con nuestro sello editorial publicó, en 2015, Mística del tabernario, galardonado con el Premio de poesía «José Lezama Lima», 2017, otorgado por Casa de las Américas, La Habana, Cuba. El jurado del premio expresó: «Mística del tabernario explora en sus versos una materia proteica que transita cómodamente de la gravedad al humor, atenta lo mismo a los grandes acontecimientos que a los pequeños sucesos de la vida cotidiana». 

Publicó las novelas: Acoso textual, 1999; El alma en los labios, 2003; y Marilyn en el Caribe, 2014.  Algunos de su libros de cuentos: Daguerrotipo, 1978; Máscaras para un concierto, 1986; Huellas de amor eterno, 2000.

Facebook
Entrevista Final Abierto -Video-
Entrevista El Espectador
Raúl Vallejo: Entre la diplomacia y la ficción Por Gustavo Tatis en El Universal

Publicado el 28 de abril de 2016

Última actualización: 06/05/2022