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Caterina Davinio, Italia

Clausura del 27º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Sara Marín

Por: Caterina Davinio, Italia
Traductor: Janus Pravo


 

Poesía como viaje

 

 

 

 

Especial para Prometeo

 

Yo pienso que la poesía debe ser capaz de impactar y de relacionarse con la realidad, también con realidades duras que no queremos ver, o que nos hacen sentir vergüenza. A menudo, en cambio, nos encontramos delante de versos reticentes, complacientes, o estrictamente intimistas, que, aunque posean calidad estética, no consiguen sacudirnos, provocar nuestra reacción.

Me siento siempre incómoda leyendo mis textos en público, los de poesía y los de narrativa, no hago casi nunca presentaciones de mis libros, tengo pudor no tanto de las experiencias y de las desviaciones de unos períodos de mi vida, cuanto de la sencilla desnudez de mi pobre alma. La escritura a veces trata temas incómodos: la marginación social, la locura, la droga, la espiritualidad y la diversidad en múltiples formas. Creo que eso pasa porque he sufrido esta diversidad, hasta que se ha hecho también conciencia.

No hay, obviamente, una sola manera de hacer arte poética, hay muchas y todas tienen o pueden tener calidad y merecer atención, pero creo que pertenece a los poetas la elección de hacer de la poesía un momento de comunicación del que pueda surgir el encuentro con el otro y también con el diverso.

Al día de hoy el mundo aparece desgarrado por contradicciones, guerras, desigualdades y también conflictos culturales originados por intereses económicos, por la intolerancia, por la incapacidad de aprender y de confrontarnos con lo que el otro puede ofrecernos. Considero, en cambio, que esto debe ser uno de los desafíos de la poesía: saber reconocer en el otro el semejante, un destino común, y de la misma manera tener la capacidad de entender, y de ser curiosos respecto a las diferencias.

Digo esto como persona que ha viajado y ama viajar, y, aunque nosotros los occidentales siempre seremos unos intrusos, casi unos alienígenas, frente a culturas tan diferentes de la nuestra, aunque nos fascinen, a través del contacto en mí ha surgido una experiencia capaz de hacerme crecer como persona y como artista. La riqueza que emergió durante repetidos viajes en países como la India, el Nepal, el Laos, la Camboya, la Indonesia, el Kenya, el Brasil, y muchos más, ha sido muy fuerte.

En la poesía he intentado relatar la dignidad y sabiduría que pueden existir también en mi pobreza. Los últimos sonríen, saben.

El viaje es una metáfora de la vida, como lo es el conocimiento; parece banal, pero no me cansaré nunca de repetirla esta banalidad: que nosostros venimos al mundo para saber, para mirar en nuestro interior y para curiosear alrededor nuestro.

Lo que más me ha involucrado y ha alterado mis sentidos, la experiencia de viajera (real y metafórica), lo que ha provocado una crisis en todo lo que sé o he creído de saber, han sido  en un primer momento la fuerza impactante y la belleza de la naturaleza de algunos lugares y de las personas que los habitan, experimentar un estado diverso de la mente que acompaña las vibraciones de ciertos espacios. Aquella es la poesía que nos rodea, que respiramos por las calles, en el diluvio de los monsones, en las miradas, en estrecharse las manos.

La poesía es un viaje: del ojo y de la razón, de la memoria, del cuerpo, de la conciencia, aspectos que en la escritura compartimos con una dimensión del ser humano que nos une, en la cual nos reconocemos en el otro aunque las historias relatadas se acerquen a temas muy duros, casi inaguantables, y, como tal, esa nos trae un diálogo profundo que pone las bases de aquella cultura de paz de la que a veces pronunciamos el nombre en vano, y que a menudo no existe en nosotros y en ningún lugar de la Tierra.

 

*

 

Foto del autor

 

 

                  De: Fenomenologías seriales, Campanotto, Pasian di Prato (UD) 2010

 

El amarillo el oro verdeando
como angustia
Que hiende mi espacio – cielo el líquido
sol mi cielo –
Tronaba en lo alto, un poco más arriba del horizonte
Y el verde grita en la hierba
Y el plomo de las nubes cierra la
tapa
Y el agua diamantina preserva todo el
mundo en los surcos de la tierra
y un poco más de mundo
y la luz toda por beber, fría
Y la sangre de hiedras enredado
A los pinos
Y el verde negro de los pinos
Y mi andar de sol entre los hilos de trigo
Y tu casa, antes del bosque
Y tu casa primera
tus cosas tu aire
tu mundo y tu pensamiento
tus amados
Y tu tiempo
Tu todo
Tu hierro tu piedra.

 

 

Guerras

 

Raya el agua duras colinas
Escabras laderas
Laderas nudosas y negras.
Arranco hilos de hierba como corro senderos
En el bosque
Y desfilan mis muertes
sin número
con paso de soldados
Marchan compactas
Luego rompen filas
feroces bajando por las
ingles y los senos
como lenguas y dientes,
arañazos y carne,
bajan duras como batallas dentro de mí
y al fondo de mis grietas.

 

Chat_love 2005

 

I
Wonder_38

Tu nombre encendido
en la pantalla y el corazón
rápido como una flecha.
El alma es algo sutil,
el alma es vidrio,
sus añicos cortan
en el pecho de sangre.
Desde el planeta, el más alejado del sol,
tú,
o sólo tu nombre
como un arco de luz.

III.
chat_love 4

Un día tras otro
enciendo las máquinas,
desplego su inmensa memoria,
cada día
incendio los motores,
luego dentro de mí me apago.

Pero tu nombre es un arco de luz,
Hiende la noche de la pantalla como una flecha,
Como una cometa
Y me falta aquel hacerte sentir.

Sabes que no creo en los mitos.
Amo los coches de carreras
y pocas cosas más 
que no puedo decirte.

 

De: El libro del opio / Il libro dell'oppio (1975 - 1990), Puntoacapo, 2012

 

 

(Heroína)


Arrabales

 

Necesito tu toque,
allí abajo, en los bares de la mala muerte de la ciudad,
donde sonrisas y miradas se entrelazan
y alguien caerá
en la calle.
Luces de los cafés
casi desiertos,
cara a cara
deponer las armas
persiguiendo una ola atormentada,
la suave marejada.

Galopan
Acosadas por el frío.

                  1981

*

¿Porqué han vuelto?
¿Porqué han ca´do otra vez
en la dureza en la dulzura?
Tú vendrás
todo en negro
en uniforme nocturna
llevando tu inocencia por las calles.
Ha pasado el tiempo
Ha durado un instante
siento la sangre que fluye sombría
me doy cuenta
que he sufrido para nada.
He visto horas que nunca pasaban
se han ido solas
¿dónde se iban?
No las noté pasar.

                  1982


 

Caterina Davinio, nombre artístico de Maria Caterina Invidia (nacida en Foggia, Italia, en 1957), ha vivido en Roma desde el 1961 al 1996, donde, después de haberse graduado en Literatura Italiana en la Universidad La Sapienza, se ha ocupado, como artista y teórica, de escritura y nuevos media, en contacto con el circúito de la avanguardia internacional. Es una de las pioneras de la poesía digital. Su trabajo ha sido presentado en Europa, Asia, Américas, Australia, en centenares de mostras, como las Bienales de Sidney, Lyon, Atenas. Mérida, Liverpool (Independents), Hong Kong, Manifesta, y siete ediciones de la Bienal de Venecia y eventos colaterales, donde ha colaborado también como coordinadora.

Entre sus publicaciones, cuatro novelas: Il nulla ha gli occhi azzurri (2017), Sensibìlia (2015), Il sofà sui binari (2013), Còlor Còlor (1998); los ensayos: Techno-Poetry and Virtual Realities (2002) y Virtual Mercury House – Planetary and Interplanetary Events (documentos y textos sobre la Net-poetry. 2012). Es autora de pluripremiados volúmenes de poesía, como: Serial Phenomenologies (2010), Il libro dell'oppio (2012), Waiting for the End of the World (2012), Fatti deprecabili (2015), Aliens on Safari (poesía y fotografía, 2016), Rumors & MotorsConcepts of Poetry (poesía digital, 2016).

Crítica: Giorgio Barberi Squarotti, uno entre los mayores críticos literarios italianos, escribe de ella: “Poesía nítida, esencial, hiriente, entre ironía y tragedia, con arranques fulminantes de desesperación y de piedad, de memoria y de angustia. Tiene una grandeza dolorida y perdida”. Y el poeta y crítico Dante Maffìa escribe: “Es capaz de oscilar entre alusiones clásicas a los textos sagrados y a las obras de los grandes como Hólderlin, Baudelaire, Borges, Artaud y Celan, y después venir a pactos con la Beat Generation, con Ferlinghetti, Corso, con las letras de las canciones, con páginas de la filosofía de los existencialistas, con adhesiones inmediatas, con rechazos, con llamaradas vastas e inmensos fuegos, con resonancias de música jazz y pop”. Entre otros criticos que se han ocupado de su trabajo en Italia y en el exterior: Jorge Luiz Antonio, Eugenio Miccini, Francesco Muzzioli, Giorgio Patrizi, Lamberto Pignotti, David W. Seaman.

Publicado el 1 de abril de 2017

Última actualización: 20/01/2022