Mina Gligoric, Serbia
Por: Mina Gligoric
Arizona
En el horizonte del desierto,
flota tu cabello.
Arizona,
eres la mañana difícil de mi vida
y la noche aún más fría.
1863 días me siento inmóvil
en tu seno lleno de arena.
Eres bella, muda Arizona.
Ahora queda poco y me ahogo
en tu muslo y tus caderas,
Hesiquia de piedra,
y nos convertiremos en sólo uno
- silencio rojo.
De fuerza
Entras en mi cuarto
silente
indeseable
Tan silente
como oxígeno
o la herrumbre
Entras con fuerza en mi entrañas
y meneas
Pero yo impotente
vuelo hacia ti
para cambiar puestos
y mientras en seda
de telaraña me tejas
mis sueños
y pensamientos
tragas tan fácilmente
Y por primera vez
pienso – es amor
pero tu cuerpo
falta
Y pasarán años
antes de que te diga
que este amor
platónico
me llena de rabia
Sin embargo,
ya será muy tarde
porque así
inevitablemente
te tendrás a ti mismo
como un araña
enredado
y te miro
meneando
y de fuerza
alucinando
El don y la maldición
Su piel huele como manzanas y reconciliación. Él siempre sueña con los sueños proféticos. En su mano tiene el cuerpo de Eva, el cual no debe morder. Lilith le extraña demasiado. La fragancia de la carne floreciente se extiende despacio por los valles. Eva está llamando. El prohibido aliento en la furia loca de una mujer floreciente. Maldita sea. Eso es solamente un sueño, no hay nada que él pueda hacer, por eso, muerde. Los zumos se fugan, es solamente un sueño, por el pecho del varón la sangre pasa deprisa, gotean los sentimientos antiguos, un sueño, es un sueño, retorna la impresión de la primera felicidad, respira más rápido, silenciosamente, sorbiendo para absorber las fantasías mágicas, pero con cada instante siente más el cargo de un deseo inmaduro. Maldita sea. Muerde. Pero cada piel se parece a una sombra comparada con Lilith. Para él nunca era tan difícil despertarse en mayo. La tierra debajo de sus pies le avisa que está despierta y húmeda. Adán toma la hoz y recuerda – por un instante estaba otra vez en el Paraíso- pero con Eva. En la Tierra, por lo menos, existe una esperanza salvaje que algún día volverá a cautivar a Lilith, y que en algún sitio debajo de la Luna llena, con dulzura besará las fases lunares bajo su pecho, antes de que se escape de nuevo de sus manos por un periodo inmenso. Él siempre sueña con los sueños proféticos.
El patio
Ayer soñaba con un patio en el cual caía con frecuencia. Era uno de esos sueños extraños, tremendamente largos, o por lo menos así nos pareció después mientras estábamos lavando nuestras caras.
El patio estaba abandonado como los pasillos de un hospital en la madrugada. O quizá era solo que el tiempo pasaba más despacio, no encuentro las palabras. De repente un pájaro voló muy bajo, saliendo desde la copa de un albaricoque, el que me pareció más rico de lo que era muchos años antes, cuando el árbol todavía no era tan viejo y seco. Un cuervo, creo – volaba rápidamente. Por fin, el patio se iluminó, dejó que entrara el color, y un niño llegó y se quedó bajo el árbol. El niño se parecía a mi hermana, pero era más joven, aunque ya no estoy segura. No se reía, y sin embargo, parecía feliz. Se quedaba en el borde del patio, moviendo despaciosamente sus manitas en un silencio absoluto.
Los albaricoques empezaron a caer desde el cielo como balas –con silencio y ternura-. El niño creció, casi a la fuerza, y se convirtió en un varón. Fue cuando él dijo a mí: “¿Esperar significa silencio y confirmación?”
Desapareció.
Las balas todavía caían cuando yo ya me frotaba los ojos nublados.
El río
Me dijo que
esos ojos penetrantes
no podría dominar
ni una explosión bajo el agua
Ahora sólo la cantidad
de tu amor
puede salvarte
porque sabes mi debilidad
Dijeron que
detrás de mi espalda
guardo siempre una espada
y busco por dónde
empujarla
Hace mucho tiempo
sus cabezas habrían volado
de sus hombros
Si no fuera de tu
bella calma
Por alguna noche posesiva
rasgaría un árbol de su raíz
Por alguna noche obsesiva
tendría a Circe de rodillas
pero yo reiría
¿Para qué necesito ese poder?
En la pesadilla más loca
nuestros dolores antiguos
se funden
y conjuntos
detienen el mundo
Tu esperanza queda
lo único que nos sostenga
Pero si por solo un momento
te quedas dormido y
y no me vigilas
Mis ojos desiertos podrían solos
completamente quemar el mundo
La manzana de Adán
Robaste la manzana de Adán y huiste
a través de una niebla de abrazos.
Tu pelo salvaje, como el tiempo que se escapa.
Me robaste el ruido de mi corazón.
El silencio salvaje, de Dios escarnece.
Aún estoy aquí, hundido en la tormenta.
¿Tienes algún bocado más, Salomé?
Resina
I
Te quedas en tu castillo, querida
iluminando
a todo el mundo
se les hace agua la boca
En el viento presiento
tus mensajes
Pero me falta la clave
Estas ahí, ¿dios?
No te suelto, ¡no!
Pero ya no te tengo
Dime, ¿ha cortado su pelo?
Mándame un copete
para mis hechicerías
Brillas, querida
pero todo el mundo
te extraña
***
Me dicen estas calles grises
que todavía me quieres
y vainilla seca
suelta sus olores
***
Los semáforos alarman mis sueños
sólo medio compartidos
con ella
¡Me crispó!
Si te merezcas este poema, querida
la voy a cantar al viento
II
Los años pasan volando
lentamente
Me parece que todo el tiempo
estaba tumbado
en las mismas sábanas
mientras tu pelo me cubría
aunque no te moviste
de tu torre
ni en el cielo ni en la tierra
Miraste a muchos ojos
como si fueran míos
pero todos palidecieron
No me tienes
No me tienes
pero no me sueltas
***
La araña en el techo
Otros muslos ahora me calientan
En Bulevar se apagan las luces
Una madrugada más sin ti
pero hace mucho tiempo
que tu mirada no me duele
***
En tu torre no hay luz
III
Aún haces un brindis
por los viejos tiempos
como si fuese a tu lado
el martes
¿medianoche?
***
Levanto el vaso
que ya no tiene el mismo peso
No te suelto
No suelto
El espejo roto yace
en algún parte
del Bulevar de Nikola Tesla
o en el mar
***
Los semáforos ahora despiertan
mis sueños, los cuales
no tengo a quien regalar
Otros muslos no son como los tuyos
IV
La araña en el techo
Amarro el cinturón
Blanco y negro de las teclas
huelen a resina
***
He cortado tu pelo de mi apartamento
y de tu piel he limpiado mis manos, y mi mente
Ni siquiera lo sabias
te cedé al gris
ni siquiera lo sentiste
te coloqué durmiente
a las aceras
de tu ciudad natal
He guardado tus defectos
en silencio
Quédate perfecta para el mundo
No sueltes
la memoria de pocas miradas
este mundo no soportaría más
Mina Gligoric nació en Belgrado, Serbia, en 1989. Ha publicado su primer poemario La manzana de Adán como la ganadora de la competición primogénitos de la edición “Prvenac” en 2012. En el del Departamento de la literatura y lenguaje serbio sueña con preservar la lengua serbia del olvido.
-Mina Gligoric "Adamova jabuka", promocija Canal Youtub de Mina Gligoric
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Publicado el 4 de mayo de 2017