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Svenja Herrmann, Suiza

Por: Svenja Herrmann

 

 

La llegada de los árboles

Tal vez crecerán por encima de los techos
como álamos y rondar sueños en el verde
volverá a caer más fácil,
se empinan se impelan
ante el gris y los coches
como lanzas adheridas al margen
sólo cuando el viento abre las coronas de los árboles
restallan monitores y rostros
inmóviles, pero también cuando no los ves,
también cuando ya no sabes
cómo es arrimarse,
cuando ya no recuerdas,
que en ellos reside lo que buscas,
en este persistente
respirante rumor
crecen
están y
quedan

 

 

El mismo cielo

Son los últimos años del delta
Costa Rica voceas por la cubierta del barco
y cuentas sobre peces
en extinción, de pájaros,personas con descuido
Costa Rica, allí quieres ir
el mismo cielo, sólo sin enmudecer
año tras año, bajar el tono, cuando pasas
con el bote por los nenúfares, los cormoranes adelante, lejos de ti
Costa Rica vuelves a vocear
mientras sauces y cirros no dejan de espejarse
liberas peces, te oigo suspirar con alivio
cuando se evaden
Costa Rica –
rayos del ocaso caen sobre el agua
la dejan restallar y
una bandada de pelícanos rosados alza a volar,
en Costa Rica también los habría, sólo que más
tu mirada se ensombrece
el helecho trenza despreocupado una guirnalda alrededor del juncal
señalas las salanganas claras arriba de nosotros
el cielo porta en todas partes igual, dices
nadie tiene ganas de combinar
lo que podría ser, pero Costa Rica
allí quieres ir
en los últimos años del delta

            Delta del Danubio, Rumania

 

Little Odessa

Por el tramo del tren elevado cae luz
cubre la avenida con una tabla de ajedrez
donde reyes y peones no encuentran sitio
the every day smile nunca ha llegado

Entre los anaqueles de la panadería,
un hombre estruja el andador,
en su corcova anida morriña
embolsan pan
con unos trozos de ruso

Arriba de él, martillea metálico el tren
empuja su carrito por cuadrados destellantes
adelante, en la orilla mirará hacia Odessa
el aroma de la repostería, el mar en la nariz
soñar al envés

               Coney Island, Nueva York

 

Los molinos de Barbegal

Los olivos avecinan junto al sendero
vigilan la ruina del acueducto
una escuadra de ancianos con mangueras
y en las puntas cuelgan botellas de plástico
el agua embebe la tierra agrietada

Vamos los dos juntos por la acequia
donde se acaba, una pendiente se arroja
por los restos de un molino, los campos
como si la tierra hubiera expulsado a los hombres
como si aquí nunca hubiera existido
la carga con la espalda encorvada

Buscamos el equilibrio
nos agarramos de rocas sueltas
nada sigue viviendo a través nuestro
y por cuánto tiempo deja la cal
huellas en las manos
qué protege del olvido

 

En el puerto

Al amparo de las arcadas, hombres berrean
marcados en sus arrugas el mar, el aguardiente
los ojos vidriosos me examinan

En las callejuelas esperan mujeres
las pantorrillas en medias de malla sostienen muros
cuando viene clientela
retumban los tacones altos

También acá hay una iglesia bien adelante
donde las mujeres murmuran
Jesús me pone bajo observación


Svenja Herrmann nació en 1973 en Fráncfort y creció en Oberägeri, Suiza. Estudió Literatura e Historia del Derecho en Zurich. Ha recibido varios premios por sus obras, entre ellos el Premio para la Creación del Cantón Zurich 2015 (Werkbeitrag des Kantons Zürich), la Beca de la Fundación Landis & Gyr 2015 (Atelierstipendium der Landis & Gyr Stiftung), La Perla Literaria de Suiza 2010 (Schweizer Literaturperle), El Premio Lírico “Literatur auf Abruf” Transit 2009 y la Contribución Auspiciadora del Cantón Zurich 2007 (Förderbeitrag des Kantons Zürich), entre otros.

En su trabajo como escritora y editora publicó diversos obras literarias, tales como Die Ankunft der Bäume (La llegada de los árboles, 2017, editorial Wolfbach), Ausschwärmen (Dispersarse, 2010, editorial Wolfbach) o 60 Jahre Menschenrechte (60 años de los derechos humanos, 2008, editorial Salis).

Publicado el 22 de mayo de 2017

Última actualización: 25/01/2022