Valeria Sandi (Bolivia)
Por: Valeria Sandi Peña
Rincón de lluvia
Hoy
se abre
gatillando sombras
el telón de la noche
en nuestro cuerpo
se acerca la sentencia
de fondo un árbol.
Los recuerdos
se derraman
en tajos
la mirada
se nos puebla
de fosas.
Sin hilván
la memoria cae
nos volvemos
tierra blanda
con el rostro perdido.
Llegada la sentencia
desde nuestra
nítida oscuridad
pedimos al tiempo
como juez de luto
un rincón de lluvia
como última patria.
Luz de noche
La noche
en su vagón de tiempo
carga los últimos sueños
mientras
buscamos abrir
el laberinto
para encontrar
luz
en las palabras.
Allí
uno entrega
de ofrenda
su sombra.
Extiende las manos
mira
cuesta abajo
rodar las palabras.
Con todo su abismo
la noche
debería
consumir nuestro dolor.
El rito comenzará
cuando las prendas
se sueltan
las piedras se abren
se retire el puñal.
Disección de un poema
Oler su carne
tocar su rojo misterio
esparcido río
en la hoja
moviendo horizontes.
Quiero recorrer
su circulación sanguínea
desde el origen
sentir el fuego
de cada letra.
Quiero saber
con qué pulsión
trasportó Sáenz
la noche paceña
de vena en vena.
Abrir
sus versos
escuchar los pasos
del aparapita
cargar en su sombra
siempre cargando
vida y muerte.
En la memoria
En tus ojos
mi piel
cae en naufragios
no detienes
las olas.
Tus pupilas
saben cortar
el sol
y esparcir arena
sobre el fruto.
Te
olvidas
de mi voz
engulles
la humedad.
Entre las piedras
se abre la carne
latente
de pena
el agua palpita.
¿Pesará
algo en tus ojos?
cuando el musgo
me fraccione
en cada una de sus horas .
Distancia
Los recuerdos
son ovejas
y no caben
en una sola noche
para concluir
de guardar.
¿Te vas?
hoy no sellé
todo el interior
de mis piedras.
Sí, te vas
en rojo mis brazos
se aperturan
hacia mi tiempo
en orfandad.
Te vas
y la lluvia
no amanecerá
sobre
tu nuevo invierno.
Aquí se quedan
todas las gotas
que apaguen nuestras velas.
La vela
Es de noche
cuando
la carne oscurece
y el incienso
lleva en su humo
el olor
a lágrimas
por toda la casa.
Colgada
la mañana
el sueño
se ausenta
partidas mis uñas
crujen maderas.
Mojadas
mis manos
para encender la vela.
A la orilla
cae el cuerpo
entra
el desvelo.
Salado retorno
del incienso
a mi almohada
tiene tapiz
de sombra
mi pared
y a éste cuarto
sólo
llega la noche.
Bandadas
No éramos
aves
tú decías
nuestros ojos
bandadas
creando
la esfera celeste.
No éramos
aves
sí fui rama
piedra y semilla
para el nido.
No éramos
aves
y un día
extendiste la distancia
me separaste
de tus ojos
para invernar
en otra migración.
No éramos
pájaros
y frente
a la mirada
del viento
me corté
el plumaje herido
levantó la lluvia
mi vuelo.
Valeria Sandi Peña. Nació en Santa Cruz Bolivia en 1991. Productora, gestora cultural, escritora y abogada. Publicó los poemarios: Ambidiestros (2014), en co autoría. La luna lleva sal, (Ediciones Jota, Potosí 2016). Participó en el libro de poesía y cuento breve “El tiempo está después”, editorial El Rumbo (Uruguay 2016), su poemario Rincón de lluvia publicado por (Ediciones Andesgraund Chile 2018) fue reeditado por Literatelia, México, 2019 y Chanchito ediciones, Bolivia, 2018. Fue colaboradora en revistas de poesía y ensayos en su país, México, España, Venezuela, Perú y Colombia. Imparte talleres de poesía y cuenta cuentos en Unidades Educativas,Centros Culturales, Universidades. Desde 2019, forma parte del equipo editorial de Ediciones Andesgraund en Bolivia. Dirige el ciclo de lecturas Trueque Poético y el Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras. Ha recibido las distinciones de poeta joven con potencial para compartir otorgado por el Centro Cultural San Isidro 2018 y por su aporte y dedicación constante a la cultura de nuestro país por el Ministerio de Culturas y Turismo de Bolivia 2019.
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