Alex Maldonado (Puerto Rico)
Por: Alex Maldonado
Industrial
I.
Los pacientes tienen miedo en el Hospital Industrial.
Aunque tengan camisas a cuadros
y jumpers con filo,
planchados,
bien puestos,
aunque sean buenos, con bultos
y documentos organizados.
A pesar de esto,
les puede tomar alrededor de cinco horas
recibir atención médica
mientras,
obreros de construcción, docentes,
y oficinistas malheridos por baldes
echados en un pasillo
discuten sobre la pobreza de una familia
que aparece en el noticiero.
Describen el cuadro clínico de desnutrición.
El camarógrafo realiza la toma usual
sobre las losetas partidas
y decenas de perros en la terraza.
El reportero sabe que han hecho una gran labor,
que han sabido denunciar la cuestión social;
la gente abandonada en una terraza.
Los pacientes comentan.
Alguno reconoce la escena.
Saben cuán cerca están las cosas.
(inédito)
Producción
Nadie debería agradecer sus obras,
ni la libertad de un dueño cansado
ni la posibilidad de un amo tierno.
Nada produce más que un peñón,
que las matas en un barranco.
Lo que diría un sumidero si nadie se acerca a él.
¿Cómo eliminar de la labor su necesidad?
¿Qué nos prepara para lo inútil?
¿Cuándo sabemos que ya no hace falta obrar?
Sacudir hormigas de orugas muertas
comprometidos con añadir una cosa más al mundo.
Hacer un sonido como el de los árboles
cuando les da el viento.
(inédito)
Gobierno
Decía el ex gobernador,
Luis Muñoz Marín,
en un poema
que cuando Dios bregaba con las estrellas
su silencio era profundo,
como una señal en sobres manila
tratando de conservar intacto
el orden de la vida.
(inédito)
Cómo leer a Marx debajo de un árbol de mandarinas
Verónica y Miguel
me esperaban al frente de una iglesia Bautista.
Antes había un mangle al cruzar la iglesia
pero el municipio canalizó el río
y ahora se ve el puente,
la desembocadura y las hojas sobre el agua dulce.
Verónica y Miguel
ya no llevan banderas.
Hoy los veo frente a un templo,
aún llevan herramientas
y consideramos desayunos en pizzerías
para contarle a Ana Laura
cómo leer a Marx
debajo de un árbol de mandarinas.
(inédito)
San Pablo
Hay compañeros de trabajo
que cuando pueden
regalan viandas en bolsas.
Dicen que vienen de la finca
del suegro,
que tenía de más.
Lo que los perros no babearon.
En otras ocasiones,
los hermanos de la iglesia,
alguno que otro domingo,
llevan guayabas de su patio.
Las comparten durante la predicación.
Si uno está muy pendiente de algún versículo
olvida los gusanos.
Así,
la gracia
no le pertenece al apóstol San Pablo
ni a sus cartas.
Es un obsequio
de gente que
nos lleva a dar vueltas
por los parques aledaños al río Bayamón
y garantiza eso que llamamos espíritu.
Siempre regresan
y no solo cruzan imperios a caballo
como vio Hegel.
Es el empeño de una montaña
y la gratitud de las hormigas
debajo de un montón de arroz
que cayó en la lechada.
Se parece a la gente que sabe
esperar en el terreno de la familia
cómo crece un matojo
sobre el depósito de agua;
negar la imagen de la voluntad de Dios
y la mera clemencia.
(inédito)
la esperanza estos días
es hallarla,
entre uniformes militares,
quebrada abajo
y tener que volver
a poner nuestros huesos
en una calabaza
y que se vuelvan peces
que se vuelvan agua
Qué más puede la tierra
(Ediciones Aguadulce, 2018.)
piensa el ternero en el tiempo
en los potros o los bueyes
en los gusanos bajo los guanábanos
en los gusarapos y los perros en la gomera
en todos
no importa cuál
tampoco dónde
piensan en esas cosas que hay en Dios,
en la lámpara en la boca de un ahogado
en las garzas que miran el alero partido
de una ferretería
en los anillos de una palmera
en el caño verde podrido
en lo que se arrastra protegido
por un rayo
esas cosas que hay en Dios
piensan en el grano muerto
en lo que dejan caer las grúas
piensan en los negocios de la avenida
en los viejos que miran al lago
en el motor tranquilo de las rejas
el balaustre y el terrazo
piensan en el alcance del pan
en el gorgojo del arroz
piensan en los señores que recogen latas
y las organizan como orugas
en la caja de una pick-up
piensan con la lámpara en la boca
y el gancho de una caña
en todas esas cosas que aún hay en Dios.
de verdad canta una rana, lo mismo
que el cuervo, el pitirre
¿permanecen de pie los caballos
cuando se inunda el valle?
Qué más puede la tierra
(Ediciones Aguadulce, 2018.)
Alex Maldonado nació en Puerto Rico en 1982. Es poeta, ensayista, editor y profesor de bachillerato en español y filosofía. Su libro Qué más puede la tierra (Editorial Aguadulce), 2018, es su primer libro de poemas. Publicó también Escritura, animalidad y fe: tensiones en la narrativa de Flannery O’Connor, 2013. A propósito del autor, en su libro Qué más puede la tierra, expresó el poeta Fabricio Estrada: “… Su voz es la de un Job en pantalones cortos, que, sentado frente a un malecón, trata de interpretar la lengua muerta de las olas, asumiendo de antemano que todo será anegado por ellas…” y continúa más adelante Fabricio: “… Cuando escuché por primera vez una lectura de Alex Maldonado, y al dejarme imborrable la imagen de un caballo que sobrevive de pie a la inundación, supe que en su poesía habitaba otro registro que debía entender, aprehender…”