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Antonio Herrada (Cuba)

Por: Antonio Herrada

 

El árbol que da mejor fruta es el que tiene debajo un muerto.
José Martí

 

Veinte años después de que ocho estudiantes de Medicina
fueran fusilados en La Habana, víctimas del colonialismo español,
José Martí dictaba en los Estados Unidos su famoso discurso
“Los pinos nuevos”, asentando un símbolo eterno
para la juventud cubana.

En el monumento que resguarda las huellas del crimen
hay sembrados ocho árboles.

No son pinos.

 

Palabras de desambiguación

Disparar a una pared no es inútil
sobre todo si ante la pared hay un hombre
esperando ser atravesado.
Algo más pequeño que los ojos
puede cruzar su cuerpo y deshabilitarlo.
Ser el árbol que todos anhelan es inútil.
Llamarse siempreverde
y perder unas hojas en otoño es mejor.
Preferible llevar en el nombre una mentira.
Tener hojas en forma de agujas.
Crecer sobre los treinta metros.
Es inútil nombrar trópico a dos líneas que no existen.
Preferible ser el árbol de la tristeza.
Que te confundan con otro.
Vivir en suelos marginales
donde no crece madera dura.
Que te adoren como leña.
Como si tu semilla sirviera para avivar el fuego.
Como si no hubiera otro destino frente al mar.
Otra forma de morir.

 

Fusilamientos

Golpear la pared

Un hombre anónimo golpeó la pared de su casa
el día del fusilamiento.
Un golpe por cada tiro.
Ocho golpes o uno solo.
No tenía un revólver a mano.
Una cabeza siempre se tiene a mano.
Lo que no sabía el hombre es que la cabeza
no es un instrumento para golpear paredes.
Solo para construirlas.
Yo no construyo nada.
Derribo.

 

Tomar con las manos

No tenía una manera de expresarme
el día que tomé el arma por primera vez.
Ella me buscaba
y yo
de forma esquiva
rehusaba el contacto con la pólvora.
No había forma de que las manos
quedaran sin manchas.
Una cosa es disparar y otra conocer
que hay un polvo en tus manos acusándote.
No hubo remedio.
Hay que saber usar el arma
aunque no te interese apuntar a nadie.
Una cosa es apuntar
y otra que te apunten.
Solo apuntaba a papeles.
Ese era el enemigo.
Una cosa es apuntar y otra disparar.
Yo he disparado.
Ocho veces cada turno
(una metáfora histórica).
No recuerdo a quién odiaba ese noviembre.
No hay otra manera de apretar el gatillo.
Ahora soy un hombre desarmado.
Descubierto.
Una figura en un campo de tiro.

 

Formas de saber quién tiembla

                         Calle Cuba no. 4

La pared no se estremece
lo único que tiembla es un hombre
ante la pared
apuntalado.
Yo caminé sobre las ruinas
donde una vez estuvo la pared.
Pero no he podido caminar sobre la casa del poeta.
Esos muros siguen vivos.
Julián del Casal es el poeta.
Pero también fue un niño.
Como yo.
Lo enseñaron a rimar.
A taparse los oídos.
Aunque no pudo desconocer los disparos
sin imaginar los cuerpos cayendo frente al muro.
Yo también escribo desde los ocho años.
Desde el inicio del siglo.
Julián nació en noviembre
yo nací en marzo.
Ambos compartimos el invierno.
Mi cabeza está intacta y mi cuerpo está intacto.
La cabeza de Julián no está sana desde los ocho años
cuando se golpeó contra el muro.
El cuerpo no existe.
A mí tampoco me han disparado.

 

Muerto de risa

Para establecer la causa de muerte
escribieron aneurisma.
Yo sospecho un disparo demorado.

 

 

Poética de la atracción

Estoy buscando un verso que me fusile
pero mis versos no atraviesan nada.
No atraen balas.
No son balas
todavía.

 

Peso de la bala

                       Prado y San Lázaro

La tumba del poeta no es el monumento al poeta.
Ninguno tiene árboles.
En el monumento hay una estatua de bronce
sentada frente al mar.
La estatua no tiene heridas.
A la vista del poeta
o de su incierta estatua
hay un recordatorio.
Una pared y ocho muertos.
Recorro la distancia entre la pared y la estatua.
De lejos no reconozco al poeta.
Cuando voy hacia los árboles
busco la forma en que una bala
puede curar a un hombre.
O la forma en la que un hombre
puede curar a una bala.
Mi pensamiento se desvía cuando imagino
cómo se siente la estatua.
A esa hora doy la espalda a los árboles.
Camino para reconocer el rostro.
Voy aplastando la idea del poema como escudo.

 


Antonio Herrada (Holguín, Cuba, 1992) Poeta e investigador. Licenciado en Geografía por la Universidad de La Habana, Máster en Desarrollo Social por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Flacso-Cuba, Universidad de La Habana, donde labora actualmente. Graduado del XV Curso de Técnicas Narrativas del Centro Onelio Jorge Cardoso. Ha obtenido diversos reconocimientos en poesía entre los que destacan la Beca Dador del Instituto Cubano del Libro 2018, el Premio Calendario de la Asociación Hermanos Saíz 2016 por Plantas invasoras (Casa Editora Abril, 2017) y Mención única en el Premio Pinos Nuevos 2014 por Asimetría (Ediciones La Luz, 2015), entre otros. Recibió la condición Hijo Destacado de la Ciudad de Holguín. Creador de la sección de literatura Asimetría de la revista Alma Mater y codirector del proyecto Coliseo Poético. Como investigador ha participado en eventos académicos en Jamaica, Trinidad y Tobago, Suriname, Bahamas, España, Sudáfrica y Estados Unidos. Es miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Cubanos Hermanos Saíz AHS, del Grupo de Trabajo de CLACSO Crisis, respuestas y alternativas en el Gran Caribe, de la Cátedra de Estudios del Caribe Norman Girvan de la Universidad de La Habana, de la Latin American Studies Asociation LASA y de la Caribbean Studies Asociation CSA.

Creada el 15 de enero de 2020

Última actualización: 01/08/2021