Arabella Salaverry (Costa Rica)
Por: Arabella Salaverry
New York
Las mariposas se incrustan
en el alto estallido del cemento
Juro que caminé tus avenidas
con la soledad a cuestas
en ese universo de piernas extranjeras
venidas de rincones extraviados
Traté de asir una mano
cualquiera
pero solo la materia fría
la argamasa
el acero
Las palomas bravías no encuentran
donde depositar sus nidos
y un viento de prisas y de ahogos
recorre tus calles ateridas
Sé que hay un mundo escondido en el asfalto
vibra como el corazón de un pájaro carpintero
trato de rescatarlo de la muerte
pero mis manos terminan en muñones
Te prometo
que seguiré urgando en tus resquicios
hasta encontrar el mástil
donde ondeará el desvelo
y la noche entonces
se cubrirá con mareas
y en mi insomnio te seguiré nombrando
hasta que al fin seas mía
(De Búscame en la palabra)
Solo en la palabra
Solo en la palabra me alimento
Solo en el destierro del silencio
Ante las hojas vacías me redimo
Solo de palabras
Solo en la palabra la sílaba la letra
en el hospitalario esquema del vocablo
Para compartir con las exhaustas
las que habitan el país de la clausura
las que no saben cómo se deletrea
el término futuro
Solo de palabras
En la abofetada abierta a los silencios
Solo en la palabra me restauro
(De Violenta Piel)
Llueven pájaros
Azotan las ventanas
Pájaros que son ángeles agobiados
Llueven pájaros
los tejados repiquetean mientras los pájaros
golpean contra el claro de la luna
Llueven ángeles que son pájaros
para hablarnos desde el grito infernal
de su caída
Llueven pájaros
saetas
flechas malheridas
llueven pájaros
habitantes desmesurados de las nubes
Estos pájaros que suelen ser ángeles
lloran este planeta que arderá
quemado por nuestro propio desatino
Estos ángeles que suelen ser pájaros
se llenan la garganta con arena
mientras escupen fuego
Sus palabras son entonces pedernales
que nos golpean desde la arremolinada soledad
de la ceguera
( De Llueven pájaros)
Canción de niña africana
(Después de leer una noticia sobre la ablación)
Yo tuve una corola
tuve una flor espléndida
yo tuve una anémona
que también fue fruta de la pasión
Tuve una flor de suculentos pétalos
yo tuve una sencilla mariposa
durmiendo entre los muslos
Tuve una golondrina
Yo tuve un grillo cantando
un abejorro
tuve una tórtola
soñando entre los muslos
Pero un día
Me latió un pájaro
de desconsolado vuelo
La tradición fue navaja
de un turbulento trazo
enmudeció mi grillo
la mariposa abortó su vuelo
desapareció la fruta
la corola se anegó en mi sangre
Ahora tengo un poco de nada
muriendo entre mis muslos
(De Violenta Piel)
En la ciudad del desierto
En la ciudad del desierto
trocamos los pájaros
Ahora el cielo entintece
su desnuda claridad con los misiles
Ya no hay alas bordeando el horizonte
En la ciudad del desierto
anulamos los pájaros
Solo un resplandor de plata que encandila
solo el pulcro estallido de las bombas
usurpa el espacio de los pájaros
En la ciudad del desierto
con la misma golosa dedicación
sacrificamos pájaros
asesinamos niños y mujeres
Y nos desinfectamos las manos
(De Llueven pájaros)
“Chicas malas”
Fuimos las chicas malas
Asustamos a vecinos
escandalizamos a señoras de misal y rosario
Siempre de negro diluidas entre sombras
y desapareciendo en los espejos
Tomábamos coñac en tardes clandestinas
mientras el jazz nos cubría
para escurrirse luego por los poros
Disfrutábamos la hierba ocasionalmente
sin compulsiones
cuando queríamos abrir los ventanales del cielo
y mirar trasnochadamente lo que hubiese
Nacimos despidiendo guerras
vivimos Viet Nam un acto obsceno
y en la piel el dolor de Hiroshima
y Nagasaki
Nos desvelamos con Sartre
mas fue Simone quien ayudó
a hilvanar nuestra protesta
Consideramos a los Beatles
un tanto pueriles
era Piaff quien nos alimentaba
Trenzamos flores guirnaldas
pero fuimos suspicaces
con las exportaciones del Norte
Nunca pensamos
que seríamos reinas
Sí quisimos con el Che ser compañeras
Compartimos cuerpo y alma
sin pedir nada a cambio
La vida ha sido nuestro manifiesto
Encendimos lámparas
para apagar la angustia de estar vivas
Vivimos tan
pero tan intensamente
que ningún dolor nos fue
ni nos podrá ser jamás ajeno
Fuimos las chicas malas
Olíamos a incienso a pachulí
otras veces a menta fresca
Pero el olor que nos acompañó
fue el de la melancolía
Fuimos las chicas malas
y aunque no lo confiese abiertamente
por el qué dirán
los hijos
los amigos sensatos
el perro
los parientes
seguimos y seguiremos siendo
chicas malas
(De Chicas Malas)
La vejez
La vejez
es nada
No existe
Existe sí el cansancio del tiempo transcurrido
las nubes que empañan la mirada
la inerte flexibilidad de los caminos
La vejez solo sombra
que vela rostros y esperanzas
y esa ansia de ruta que termina
sin saber del final
o si una nueva partida nos pretende
La vejez es el paso a contramano
de un cuerpo
repleto de huesos
músculos
arterias y futuros
ya marchitos
La vejez no existe
solo existe la sonrisa
en la comisura caída de los años
(Inédito)
Arabella Salaverry nació en Managua, Nicaragua, en 1946. Posee nacionalidad costarricense. Es poeta, dramaturga, narradora y gestora cultural. En 2016 Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría. Estudió Artes Dramáticas y Filología en México, Venezuela, Guatemala y Costa Rica. Algunos de sus libros publicados: Infidelicias; Impúdicas; El sitio de Ariadna; Llueven pájaros; Erótica, Erotomanías; Continuidad del aire; Violenta piel; Búscame en la palabra; Dónde estás Puerto Limón; Breviario del deseo esquivo; y Arborescencias.
-Presentaciones de sus libros Web San Carlos Academia
-Dos poemas Blog Pompas de Papel
-Arabella Salaverry: El afán es el placer de la palabra Entrevista de Mariana Sáenz Mora para El Observador de Costa Rica
Creado el 14.02.2020