30º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Por: Fernando Rendón
Balance de tres décadas
70 días de poesía en la proa del mundo
POESÍA FRENTE AL TERROR
Durante más de dos siglos Colombia ha sufrido interminables períodos de terror: 45 guerras civiles, genocidio y magnicidios, masacres, asesinatos selectivos de opositores, expropiaciones violentas y desplazamiento de millones de personas para concentrar casi toda la tierra y el poder en pocas manos, como sucede en muchas naciones. Estos hechos están signados por una sucesión de máscaras totalitarias. Generaciones de familias se han adueñado del Estado, aceitando una máquina de guerra contra el pueblo que resiste, para subyugarlo en condiciones extremas de pobreza y miseria, de analfabetismo, desempleo crónico e insalubridad, como sucede en muchos países. El mal es universal, aunque remediable. Un río de escombros arrastra a un millón de muertos desde hace más de medio siglo. La descomposición social, fruto de un sistema injusto en perpetuo deterioro, condujo a que sectores del narcotráfico permearan el Estado, y lo socavaran, como sucedió en Medellín en 1991, cuando la mafia sembró de bombas la ciudad, cuando se fundó el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Y la guerra continúa.
La poesía brota de los labios de los enmudecidos por la conflagración, muestra el dolor de los violentados pueblos de la Tierra. El movimiento de la poesía que ha florecido desde Medellín es una respuesta al terror local y universal. La poesía convoca a tomar multitudinariamente calles y plazas para escuchar los cantos que desembocan desde cientos de lugares de la Tierra, probando que el mundo es el mismo: la humanidad es hermana, la tortura y el sufrimiento son globales y la poesía que contribuye a movilizar a los pueblos es también una medicina que mitiga el dolor. La poesía es una planta secreta del espíritu que se distribuye en las avenidas, en los espacios abiertos y cerrados, y hoy en extensos territorios digitales. Como lo afirmó el poeta inglés Richard Berengarten en su texto Sobre reunirse y unirse: “Medellín ha reafirmado que por su arraigo en la imaginación la poesía es un elemento clave de la libertad humana”.
LA POESÍA ES LA EXPRESIÓN DE UNA LEY UNIVERSAL
La naturaleza se rige por leyes. La poesía es la manifestación del universo y de las estaciones, de los elementos y de las formas de la naturaleza. Está inmersa en la infinitud de las expresiones de los seres vivientes. Las comunidades primitivas se guiaron por la poesía, que se manifestó en los cantos y danzas ancestrales, en la medicina originaria y en las rudimentarias normas de los pueblos prehistóricos. El corazón de la poesía late en los pueblos y naciones de la Tierra desde sus orígenes. Sus tradiciones y leyendas primigenias viven todavía. El árbol de la poesía mítica ofrece sus frutos en el porvenir. En el Festival Internacional de Poesía de Medellín han participado casi 1.700 poetas de 175 naciones (“La poesía es un elemento central inclusivo, de todas las culturas del mundo”, Richard Berengarten). Poetas han cantado, leído y expresado sus poemas en más de un centenar de lenguas, acompañando al pueblo colombiano en el desenlace de su heroica resistencia, plena de certeza en la paz, en la justicia poética y el esplendor de la verdad. La poesía expone que la persistente lucha por la victoria de la luz se está librando a esta hora en todos los lugares, bajo el cielo que gira sobre los pueblos que aman la paz y la vida.
EL IMPOSIBLE REALIZADO
El primer Festival de Poesía de Medellín fue creado desde la nada de una cabina telefónica, desde el bar del vacío donde nos reuníamos a fines del siglo pasado un grupo de amigos para celebrar la hermandad poética y el espíritu de la existencia, en medio del estruendo de las bombas y las balas. Creció en la intemperie del desamparo de la vida de Medellín, en medio del desierto de la desolación y la desesperanza del país y del mundo. Se negó a heredar la resignación de la derrota, el deletéreo nihilismo, el escepticismo bufón y el muelle individualismo competitivo, y asumió como propio el principio del valor para encarar con dignidad la muerte, para contribuir a poner fin a la pulsión de exterminio y auto aniquilación humana. Desde el comienzo descreímos de los cantos de sirena de la fatalidad, puesto que la poesía participa del movimiento de reordenamiento de las energías destinadas a despojarse de la máscara del caos. Como escribió Saint-John Perse: “No es verdad que la vida pueda renegar de sí misma”. El lenguaje poético se fundamenta en esta certeza. Soñar es también descifrar las formas de la muerte y crear nuevas pulsiones de vida. La muerte exige a la vida abnegación y sacrificio. La vida florece sabiamente sobre los campos abonados de la muerte.
A través de tres décadas, la poesía experimentó un proceso de persistente acumulación en Medellín, una siembra continuada en los espacios del espíritu. El Festival resistió a bloqueos financieros y amenazas oficiales, a la persecución jurídica, a las calumnias de los medios y a la presión de fuerzas hostiles a la vida y a la cultura. La mayoría de los grandes poetas contemporáneos estuvieron presentes en la cita. En 2011 germinó en esta ciudad el Movimiento Poético Mundial, para alentar la poesía en el espíritu humano, permitiendo el diálogo, la confluencia de los poetas y la articulación gradual de los proyectos poéticos contemporáneos. Decenas de Festivales en todos los continentes fueron nutridos desde este epicentro orbital.
Durante 2020, cuando el mundo fue confinado por la pandemia y por los poderes a encerrarse en su casa, en medio de la crueldad de la tempestuosa historia humana, estrechando mucho más su expectativa de supervivencia, la mutua conexión entre los poetas del mundo se encendió en un nivel no visto. Miles de fogatas virtuales avivaron sus llamas en la caverna de todos los siglos. El Festival celebró sus primeros 30 años desplegando una manifestación sin precedentes: entre el 1° de agosto y el 10 de octubre, 200 invitados realizaron 132 lecturas de poemas y diálogos desde 103 países. 385.000 espectadores (“un arte para todos”), interactuaron con esta conjunción de voces plurales, descubriendo la profunda unicidad del ser humano en el pasado, presente y porvenir. “Al desplegar la última tecnología satelital de Internet para organizar una red de eventos accesibles a nivel mundial durante 70 días… Medellín ha traspuesto efectivamente muchos miles de sueños y aspiraciones de poetas individuales, antiguos y modernos”, Richard Berengarten). Los poetas heredan y expresan la memoria de los Antepasados, son el espejo de su alma en el presente y su nostalgia de la realización humana. El imposible se consuma, la poesía está desplegando su obra.
TODOS LOS POEMAS QUE SON UNO
La poesía anónima antigua hace parte de una raíz poderosa. La Ilíada y La Odisea no surgieron de la imaginación de Homero. La tradición oral, las ciudades, el lenguaje y la historia son obra de los pueblos. El gran poema está escrito por millones de seres. La Epopeya de Gilgamesh –primer poema épico de la literatura- es la voz arcaica de las exploraciones míticas de muchos pueblos. Gilgamesh buscó la planta acuática (“urshanabi”, el viejo se vuelve joven*) para perder el miedo a la muerte. Deseaba ser inmortal tras haber llorado ocho días la muerte de su hermano Enkidu. Halló la planta de espinas en el mar, pero una serpiente se la arrebató. La poesía como expresión de la lucha contra la muerte es el camino que la naturaleza devela a los humanos, la senda de la hermandad invencible, que prueba el impacto de la ley de un destino común, tutelada por el espíritu de avenencia y por una vocación de supervivencia compartida, frente a las que se asumen todos los riesgos. Los poemas se entrelazan, se complementan, prefiguran un ser orgánico; están hechos de los sueños y pesadillas de todos los tiempos, son la sumatoria de todas las esperanzas y del deseo ardiente de trascender la adversidad. El viejo se vuelve joven como la Tierra y el Universo, por el poder renovado de su percepción, por el lenguaje y la acción renovadora de la poesía.
LA POESÍA ES LA VOZ DE LOS ANTEPASADOS Y DE LA TIERRA
La poesía desde Medellín ha celebrado la memoria originaria y el principio inextinguible de la vida. Desde su fundación, el Festival ha convocado y ha dispuesto en el centro de la reunión del pueblo los cantos primitivos, las voces ancestrales y la decisión de proteger a cualquier costo la vida de la naturaleza y del planeta. Pertenecemos a la Tierra. La vida volverá a florecer. La ciudad no albergará más parques con pequeños árboles domésticos alumbrados por engañosas luces mortecinas. Los bosques albergarán a las ciudades nuevas. No seremos dueños de las montañas, las montañas, los ríos y los océanos. Nos tendremos mutuamente como los padres y sus hijos. Estamos llamados a cuidar la vida, puesto que nosotros somos la vida. La poesía es la lengua de la existencia, nuestras palabras no niegan nunca nuestro único destino. Las tradiciones legendarias de los pueblos primitivos son una escuela viva para la humanidad. Ellos nos han ensañado a cuidar la vida de todo lo que existe.
LAS VOCES DE LOS DESCENDIENTES
La poesía no se enseña. Se aprende y se comparte. En la historia más reciente, la poesía reafirma que es posible construir un universo habitable con las manos, en los corazones y en la realidad de todos. La Tierra es la madre y es una escuela para reaprender a vivir. La poesía es depositaria de sus palabras y de los principios de su presente y su porvenir. El Festival ha atraído un viento que sopla sobre las llamas de la edad temprana, que alimenta y preserva el espíritu creador. Desde los primeros escalones de su formación, la vida asciende afianzándose en sus propios caminos de libertad y responsabilidad, desarrollando y cuidando su propio lenguaje. Jugar es soñar, y soñar es defender el lugar donde habitamos, haciendo que la imaginación, que niega a la realidad social de la muerte, despliegue una vida nueva en todos. ¿Frente a la bárbara amenaza de la guerra nuclear y de la destrucción de la vida, la poesía no será el lenguaje de la diplomacia presente y futura? El mundo volverá de su tumba a su cuna. La humanidad espera la hora de la poesía. La poesía espera la hora de la humanidad.
Participaron los poetas: Tobias Burghard (Alemania), Mpaulu Poeta Sol (Angola), Ahmed-Al-Mulla, Ali Al Hazmi (Arabia Saudita), Hamid Larbi (Argelia), Lola Koundakjian (Armenia), Hugo Mujica, Elena Annibali -Premio del 30º Festival Internacional de Poesía de Medellín-, Nicolás Antonioli, Sabrina Usach, María Chapp, Lilia Parisi, Jona Burghardt (Argentina); Quito Nicolaas (Aruba), Les Wicks (Australia), Ramiz Rovshan, Aliyev Agshin Boyugaka, Nigar Hasan-Zadeh, Nigar Arif (Azerbaiján), Quamruzzaman Swapan, Aminur Rahman (Bangladesh), Winston Farrell (Barbados), Ali Al Jallawi (Baréin), Sylvie Marie (Bélgica), Valeria Sandi, Gabriel Chávez Casazola, Alex Aillón (Bolivia); T.J. Dema (Botswana), Claudio Willer (Brasil), Marcel Kemadjou Njanke (Camerún), Koulsy Lamko (Chad), Oscar Saavedra, Julieta Marchant, Rosabetty Muñoz, Clemente Riedemann, el cantautor Chinoy (Chile); Jidi Majia, Mei Er, Cao Shui (República Popular China), Neshe Yashin (Chipre), Rómulo Bustos, Jotamario Arbeláez, Carlos Vásquez, Javier Naranjo, Fernando Rendón, Gabriel Jaime Franco, Álvaro Marín, Saúl Gómez, John Freddy Galindo -Premio del 30º Festival Internacional de Poesía de Medellín-, Yenny León, Jairo Guzmán, Felipe García Quintero, Lucía Estrada, Ela Cuavas, Yirama Castaño, Fernando Linero, Annabell Manjarres, Ángela García, Marisol Bohorquez, Hanna Escobar, Paula Andrea Pérez Reyes, León Vallejo, Ashanti Dinah Orozco, Ángela Acero, Jonatan Echeverri, Valentina Rojas, Laura Bastet Kali, Johanna Carvajal, Karla Jazmín Arango, Alejo Morales (Colombia); Julien Kilanga Musinde (República Democrática de Congo), Sungrye Han (Corea del Sur), Arabella Salaverry (Costa Rica), Rogelio Martínez Furé, Nancy Morejón, Luis Lorente -Premio La Gaceta-Prometeo, Alpidio Alonso, Antonio Herrada -Premio del 30º Festival Internacional de Poesía de Medellín-, Martha Luisa Hernández, Karel Leyva, Giselle Lucía Navarro (Cuba), Claus Ankersen (Dinamarca), Sandra de la Torre, Siomara España, Támara Mejía, Augusto Rodríguez (Ecuador), Ahmad Al Shahawi (Egipto), Josué Andrés Moz (El Salvador), Khulood Almualla (Emiratos Árabes Unidos), Gerry Loose (Escocia), Chantal Maillard, Joan Margarit, Antonio Colinas, Raquel Lanseros, Ana Merino (España), Jack Hirschman, Bruce Weigl (Estados Unidos), Alemu Tebeje (Etiopía), Simeon Dumdum Jr., Ma Milagros T. Dumdum (Filipinas), Francis Combes (Francia), Alhaji Papa Susso (Gambia), Christos Koukis (Grecia), Vania Vargas, Marvin García, Julio Serrano (Guatemala); Salvador Madrid (Honduras), Sándor Halmosi (Hungría), K. Satchidanandan, Rati Saxena, Reshma Ramesh, Debasish Parashar (India), Richard Berengarten (Inglaterra), Abdul Hadi Sadoun (Irak), Pat Boran (Irlanda), Paul Muldoon (Irlanda del Norte), Sigurbjörg Trastardóttir (Islandia), Stefano Strazzabosco (Italia), Keijirō Suga (Japón), Christopher Okemwa (Kenia), Fahredin Shehu (Kosovo), Patricia Jabbeh Wesley (Liberia), Rethabile Masilo (Lesotho), Jean Portante (Luxemburgo), Natasha Sardzoska (Macedonia), Nicole Cage-Florentiny (Martinica), Khalid Raissouni (Marruecos), Khaleel Torabully (Islas Mauricio), Rocío Cerón (México), Sreten Vujovic (Montenegro), Tulasi Diwala, Keshab Sigdel (Nepal), David Eggleton (nación Aotearoa Nueva Zelanda/Islas Fiji), Ayo Ayoola-Amale (Nigeria), Marije Langelaar (Países Bajos), Imdad Aakash (Pakistán), Ghassan Zaqtan (Palestina), Giovanna Benedetti (Panamá), Susy Delgado, Mónica Laneri (Paraguay), Tatiana Berger, Enrique Sánchez Hernani, Luis La Hoz (Perú), Adam Zagajewski, Krystyna Dabrowska, Marta Eloy Cichocka (Polonia), Luis Filipe Sarmento (Portugal), Alex Maldonado (Puerto Rico), Bronislava Volková (República Checa), Chiqui Vicioso, Martha Rivera, Thaís Espaillat (República Dominicana), Tudor Cretu, Gelu Vlasin (Rumania), Margarita Al, Vadim Terekhin, el bailarín Valentin Tszin (Rusia), Lasana Sekou (Saint Martin), Milena Ercolani (San Marino), Charles Simic (Serbia - Estados Unidos), Mina Gligoric (Serbia), Oumar Farouk Sesay (Sierra Leona), Malak Mustafá (Siria), Ramya Jirasinghe (Sri Lanka), Tarek Eltayeb (Sudán), Agneta Falk (Suecia), Heike Fiedler, Markus Hediger (Suiza), Gcina Mhlophe, Zolani Mkiva, Katleho Kano Shoro (Suráfrica), Chiranan Pitpreecha, Pojjanat Pojjanapitak (Tailandia), Abdukakhor Kosimov (Tayikistán), Khédija Gadhoum, Sabri Rahmouni (Túnez), Ataol Behramoglu (Turquía), Nurduran Duman (Turquía), Sainkho Namtchylak (Tuva), Liudmyla Diadchenko (Ucrania), Roberto Bianchi (Uruguay), Aazam Abidov (Uzbekistán), Juan Calzadilla, Gustavo Pereira, Ernesto Román, Freddy Ñañez, William Osuna y el músico Cristóbal Jiménez (República Bolivariana de Venezuela), Nguyen Quang Thieu (Vietnam), Tran Hung (Vietnam), Mohammed Al-Lawzi (Yemen), Mbizo Chirasha (Zimbabue).
También tomaron parte en el encuentro: el filólogo clásico, ensayista y profesor universitario Carl Ruck (Estados Unidos); el filósofo Jordi Piguem (España); la defensora de derechos humanos, Premio Goldman 2018, Francia Márquez (Colombia); el sociólogo Boaventura de Sousa Santos (Portugal); Ulrika Modéer (Suecia), Administradora Asistente del PNUD y Directora de la Oficina de Relaciones Externas y Defensa;
* Reencontrada en Eleusis, Samotracia y en innumerables ritos de todos los pueblos primitivos.
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