María Chapp (Argentina)
Por: María Chapp
Vuelvo al mar
a los silenciados de mi generación
I
dos monjas adormecidas
sus pechos estallados
en amarga placenta
puérperas de lacios cabellos
por atroces columpios
arrojadas al más hondo
grito yugular que nadie escucha
tajeados vientres
ciego luto umbilical
gigantes hormigas reptan
por el brazo desnudo de la noche
cada ola se extingue inevitable
huellas de abandono
brotan del yodo sediento
el horizonte viene a mí
con memorias de cuerpos
roídos por albatros
vandálicas piedras
asedian conciencias
perforan la historia
con blancos pañuelos
II
irradio calor
la espuma trepa a mi verbo
se me calcinan los pies
en esta arena
llevo más azul al cuadro
más sol más guijarros quemantes
abro sus puertas
entrego rugidos
es hora de partir
entrar en el aire
con otros cuerpos
en esta gaviota me dejo mecer
hasta el incendio
ellas beben gotitas de almizcle
dispuestas en las frentes
cada temblor abraza desamparos
escribo con las yemas abiertas
amamanto en sueños
(los sueños amamantan)
cada reino provee su alimento
no iré al muelle
persisto en la comisura
el ojo incierto va
por hilos de luz a velados confines
vidas de navegación
recuerdo
acantilados bahías
mis brazos remos de intemperies
las quillas acunan libros por nacer
fuego sobre agua pintaba Turner
poesía a babor a estribor
III
día gris arden las bocas
salitrosos vapores
el animal rodea la playa
relampaguean ellos
en danza con Alfonsina
llanto del océano
una tonina muerta
a la vista de los ciegos
el costado sangra
tal vez nylon en su adentro
corchos de tu vino
protección de tu placer
y el fútbol no se detiene
me ahondo con criaturas marinas
tonadas de amor de los delfines
el aullido final inagotable
y en las ballenas
el ojo de Dios
Mitad del mundo
latitud cero anillo ecuatorial
aquí se puede girar como un derviche
por el vórtice ir hacia la esencia
pasear por los hemisferios
tejer un puente entre las músicas
tramas de brillantes dendritas
me siento en la silla
de la mitad del mundo
pienso en Ramallah Jerusalén
el desierto de Gobi
el verde sur de América
cierro mis ojos
veo danzar criaturas
sutiles membranas
nos unen
la poesía abraza
al mundo entero
II
temblar en la mitad del mundo
en la casa de la humanidad
temblar como tembló
Guayasamín
como tembló Nagasaki
como tiemblan Irak y Perú
como temblaron los labios
del crucificado
una oración en la mitad del mundo
una flor
en el centro de la capilla
el centro del corazón
Grullas secas
A John Lennon, dondequiera que esté
I
¿qué podrías decirnos hoy John?
la noche amarga cayó sobre Jerusalén
hay cisnes infectados de petróleo
petróleo sobre alas
alas sobre dinosaurios
dinosaurios sobre bebés dormidos
hay ríos de conciencias devastadas
cadáveres añosos
miran desde el lecho
preguntando por qué
acaso podrías decirnos John
cuáles son los arcanos
que debemos recorrer
cómo soportar
los desventurados presagios
de los que sobreviven
en Riyad y en Bagdad
cómo desplegar el verbo primordial
allí donde manos torpes
ahuyentan muerto a muerto
polvo de estrellas
hay grullas secas John
grullas de holocausto
II
Bagdad
como una mujer que llora
desvanecida
cielo hondo desolación
el peregrino huyó
a la desmemoria
antiguas voces retumban
en templos deshechos
niños harapos mecidos
por sus diosas madres
manos que estrujan
una estrella fugaz
entre temblor
y estallido
Nagasaki
a Akira Kurosawa
un olor acre despedía el pájaro muerto
Tú dijiste
”dad de beber a los sedientos”
antorchas de piel
sublevaron el amanecer
nadie gritó sólo gemidos
sólo el deseo de agua
quizás tú sepas cómo es
desear agua
mientras
la otra mejilla de Dios
todavía arde
y dice
lavarás
con luz y silencio
Vedrana
A Vedrana, niña muerta en Sarajevo
cubierta de polvo y quejidos
he muerto al amanecer
Sarajevo
tantos mueren a la espera del árbol
sin misericordia
ni rocíos de adiós
ciudadanos encienden antorchas
en mi nombre
yo pequeña vestida de azul
en tu triste poema
yazgo
como un cáliz
Cuaderno de Anna
entre huesos tu vestidito
cientos de pelvis clavículas
dientes anónimos zapatos que nunca
un vagón y otro
moños en tu melena hacia el tifus
gentíos de iguales descarga el tren
¿dónde nos llevan?
¿ya pasó lo peor?
sin libros en la barraca
niña esqueleto comida de piojos
tiembla por pan
Margot murió
mamá fue a la ducha
cuidá mi cuaderno
papá
María Chapp nació en Argentina en 1950. Es poeta, socióloga y astróloga. Ha publicado los libros de poesía: La sed, 2005; El ojo peregrino, 2008, y Luz de agua, 2014. Ha investigado sobre cuestiones de prejuicio y discriminación hacia personas con discapacidad, concepciones sobre autoridad y género en adolescentes y padres de sectores vulnerables de Buenos Aires, entre otras temáticas, y sus estudios fueron publicados en medios especializados. Ha sido incluida en diversas antologías y revistas, entre ellas: Poesía Argentina de Fin de Siglo, 1996; Antología Bardos y Desbordes I, 2013, y en el libro digital Ciudades en Palabras, 2017. Produce y coordina desde 2013 el Ciclo de Poesía La Metáfora Ardiente, donde han sido invitados más de 250 poetas, cuatro por cada encuentro, con entrevistas y lectura de poemas.
Creada el 23.06.2020