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Roberto Bianchi (Uruguay)

Por: Roberto Bianchi

Hambre

 

                                 Un hambre voraz/de cada segundo, cada poro.
                                                 Lourdes Penas Rial

el hambre no es igual que el apetito
si bien comparte la raíz
la ansiedad
el deseo
hay hambre en los extremos de la piel
y en cambio
el apetito se tolera

puede desearse con tibieza
o desesperadamente
poner freno al brote
saber que existe el cómo
e ignorar el porqué

son las fauces gigantes de la especie
una constelación de frutos ignorados
de perenne succión de zumos ígneos
del cuerpo sin igual que se desea

hay hambre en las neuronas
en el antojo de la efervescencia
en la ávida relación
en la fortuita condición de hallazgo
que estruja el sentido
deshuesa el fondo de la lengua
pero no me colma
ni me deja soñar que estoy saciado
tan sólo me desierta

 

 

Ciudad extraña

 

                       “En la ciudad del Viento Triste”
                        Daniel Abelenda Bonnet


                        “Ahora sólo espera la soledad…”
                         Pepe Mujica

los vientos se llevaron las nubes
dejándonos una ciudad iluminada
paradoja de la insurrección
ante partículas de sombras
que no quieren someterse
cuando el gris se encarama
en esta ciudad extraña
que arrulla sus desnudos en la costa
y le vuelve la espalda
cuando el cúmulo de héroes que tirita
se rastrilla los ojos
relegando la arena

héroes por haber nacido
y todavía sustentarse
en el intento inútil
de saberse despiertos
cuando todos los presagios
y las postergaciones
les dicen
ya no hay tiempo

al sur está la carga de tristeza
se cuela entre los árboles añosos
que bordean sumisos las calzadas
balanceando sus ramas
aventando las contradicciones
de tanta espera vana
perdida entre adoquines

 

 

Cautivo

 

estar en cautiverio es como volar muy bajo
se siente el roce inevitable de la tierra
se enrosca entre las alas la humedad y el salitre

estar en cautiverio es como no haber vivido
representa un calvario donde los clavos arden
donde el reguero de sangre se coagula

estar en cautiverio es doblegar el límite
de lo insaciablemente requerido
ser un extraño mito al quedar libre

te lo digo por aquello de que no me conoces
y no importa si lo que estoy diciendo me compete
no analizarás si estuve preso
ni de qué ni de cuales ni de cómo en que medida
me condenaron las circunstancias

ni siquiera si las amarras eran brazos
livianos como chispas
seguros como besos

 

 

El hombre deshabitado

 

1

me parió un fogonazo inacabable de fluidos escarlata

ella no estaba en la ventana de la casa interior que daba al patio
ni en la lejanía de los murmullos estaqueados
ni en los ojos estériles de las cerraduras

me parió simplemente en un colchón de lana
con una comadrona vieja que asistió sus lunas

quién sabe dónde hubiera podido estallar
con madre navegante

pero se inclinaban sus piernas
sobre las vidrieras apenas audaces
que mostraban las religiosidades del infortunio

se entregaba los viernes
al rezo y a la pena
llorando en plenitud

lo hacía presumiblemente
incomodada
pero sin camuflaje

2

él fue tan ciudadano como plaza arbolada
hombre atento como dije un día
al que no se le disputaban las alturas 

seguramente que me vio llegar algo distante
en un derrame de sonrisas y vacilaciones
con eterna camaradería derrochada
y su insobornable forma de existir

se acercó lentamente a mis entrañas
expuestas en aquel balancín de primavera
y sólo dijo hijo cuando vio mi llanto
y después que lo hizo aún temblaba

3

así llegó a ser hombre mi estatura
desde abajo del pie de las ausencias
buscando para hallar la melodía
que se pueda sentir entre los párpados
entornados y alertas

vino con un retablo de cronometrías
disparatadas e inconscientes
mujeres disparadas por las nubes
pequeñas vestiduras de elefante
y un deseo jamás clasificado

4

ahora estoy con los zapatos nuevos
bajo un cielo incólume
donde raya apenas una nube
cuando arde el mediodía

muchas horas de días descubiertos
apenas dos ventanas florecidas
con aromas de sol
retratos que sonríen
y una corriente de lunares viejos
que se atropellan en mi piel abierta

estoy
seguiré estando
ya me propuse sucumbir más tarde
y todos saben que esas decisiones
no se empalidecen ni desmayan

allí donde se quiera puede estar mi pecho
la soledad ahorcada por la vida
toda la intensidad de la memoria
cabalgando jinetes desbocados
y estará mi ventura
mi colección de letras
la madura gastada y recordada
sonoridad del viento
cuando sale a los gritos a derribar un mundo

estoy
seguiré estando
mientras me acompañe la tibieza
de tu paso encantado
que me habita en silencio

 

 

El lento viaje de las horas

las horas soportan la ansiedad
como esta silla mi cansancio
aparecen
se desgranan en eternos segundos
sosteniendo mi desazón
o se despilfarran en lluvia de meteoros
cuando están felices

desnuda está la espera
como un íntimo disimulo
con una deliberada constricción
de esperanza

el tiempo no aguarda mi despertar
durante el sueño quiere señalarme
decirme susurrando:

no importa
que no estés viviendo mis minutos
consciente de estar vivo
igual sigo pasando firmemente
como un viejo dromedario
en una tortuosa pero segura
liviandad
allá al final de todos modos
y sin ti
continuaré viajando

 

 

 

El mundo es un espejo

esas palabras rotas en la boca
ya nos suceden
nos acuden
nos reflejan

son las palabras que se dicen callando
cuando no es tiempo de suceder
y nos sucede

es que es tanto el lapso que pasó en las entrañas
tanta la luz que penetró en los ojos
tanta la mirada que no pudo verse

el mundo es tan inmenso en su pequeñez
tan insignificante el pie que me sostiene
el paso que no puedo dar más allá de mis piernas

esas palabras rotas de silencio
están bendiciendo una esperanza
aquella que no puede asirse aunque nos ronde
el mundo es un espejo
en el que tengo imágenes guardadas


Roberto Bianchi nació en Montevideo, Uruguay, en 1940. Poeta, narrador y escritor de canciones. En poesía publicó: Dedo índice, 1973; Opinando, 1981; Sumario, 1987; Bordes, 1992; Lugar en Marcha, primer premio publicación Editorial Nubla, 1993; Abro Montevideo, antología poética, 1993; Esto es Cuba, poesía-ensayo, 1995; Montevide-o-dios, 1997; Los amores son arcos formidables, 1999; ...Y sin embargo abren los jazmines, 2003; Gestual de Dominio, 2009; Fronteras, 2011; Ríos de cabezas, antología poética, 2013; Extravagancias, poemas insólitos, 2017, y Poemas escritos en futuro, 2019.

Obtuvo el Premio de Cuento del Concurso Literario “20 aniversario de AUDA”, 2004, por su obra Un sombrero negro de alas anchas. Publicó también la novela Vaivén, Memorias desde el más acá, 2009.

Es Director del Movimiento Cultural aBrace habiendo organizado 21 encuentros internacionales en Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador y Uruguay.

Última actualización: 12/11/2021