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Salvador Madrid (Honduras)

Fotografía de Ulises Alvarado

Por: Salvador Madrid

Dialéctica

Está el hombre joven
frente al hombre viejo de mi tierra,
y el hombre joven sabe que la única ventana
a la que puede asomarse en su vida
es el agujero en el pecho del hombre viejo.

Y porque así es el tiempo
hoy soy de los hombres jóvenes de esta tierra,
pero sólo siento un sabor a ranciedad
en estos años nuevos;
nada más oigo entre el vértigo
la deriva que cae por una escalera infinita
y arrastra en sus giros lo poco de alma
que les queda a esas cosas que nos pertenecen

No ha sido fácil recorrer este camino
por donde nos señalaron que se llega al amor.
No ha sido fácil decidirse a perderlo todo
para ganar un poco.

Y está el hombre joven frente al hombre viejo
y puede que alguien se acerque
a decirnos que debemos ser así,
mansos, de modales dulces
y que el hombre viejo es un ejemplo de vida.

No es necedad, ni asunto de conciencia,
pero poco vale este agujero
por donde quieren que vea la vida
y poco vale la vida
si un hombre necesita un agujero para verla.

 

 

Bajo el cielo

Antes, la poesía sintió mis heridas;
escríbase que me dolerá dos veces la muerte.

Las palabras del poema me fueron heredadas
por quienes dijeron adiós
y sabían al hollín de las promesas en los malos tiempos.

Las palabras del poema ya no son mías
aunque mí herida aún ilumine el vacío
que me causó la muerte al arrebatárselas.

Quisieron opacarlas
pero ya son de otros que tienen por oficio creer
y el hombre después de creer, lucha;
así que la justicia poética
ha cumplido al llamado de la humillación.

Entre estas palabras hay una verdad,
una orilla para edificar un paisaje a quienes huyen,
un traje de polen para endulzar el azogue de esta luz
demasiado hermosa para la ceguera.

 

 

Cábala

 

Con palabras está forjada la gloria,
el amor con vestigios.

Mirador o abismo,
pero tentado el hombre asciende.

¿Qué barro lavarse en la altura,
en la voraz transparencia que induce al impulso?

No todo es signo, pero todo puede escudriñarse
como la silueta del monte contra la estrella,
como el rocío sobre un pecho vaciado.

La gloria ocupa palabras, el amor, una herida.

Secreta hay una espada,
manchada de sangre su herrumbre;
si fue honda la herida
y aun así pidió en la agonía mirar unos ojos,
la gloria tendrá su leyenda,
el amor, su indescifrable caída.

 

 

Levedad del poseído

 

Atrás quedan los santuarios
y el mar que bajo sus hojas se amuralla.

Nuestras siluetas en el pasto las deshace el viento.
Y sin ser sagrados caminamos hacia la luz.

Es la hora, apenas,
cuando el resplandor
repasa las destrezas extrañas del amor,
esos dones poseídos mortalmente
con la certeza de la eternidad.

Y creemos ser las flechas
que los guardianes lanzarán sobre el horizonte.

Caemos sin herida,
dementes del instante,
con los ojos aún abiertos.

 

 

Ordenanza para el caído

 

El mar está lejos de este imperio que la ceniza ilumina.
Vastos son los ecos de la destreza
que el tiempo provee y devora.
El polvo tejido en esa mirada
que nunca más alumbrará el verano,
ni divisará las caravanas
que entran para siempre en la noche.

Poseer de los restos lo intocable.
Vivir un día en el poderío de la nada para olvidarlo todo.

Heredera de la caída es la muralla que se levanta.
No veas con bravura esa muerte ya vivida.

El mensajero hace tiempo partió
y lo hieren las zarzas
y te señala entre todos como su elegido.

Tu viaje ha comenzado.

Allá te esperan
para ser el cronista de los despojos.

 

 

Sin quemar las naves

 

Pensar en la tosca virginidad de una tierra
junto a los cerezos salvajes
y a las uvas derribadas por su abundancia
y su inútil delicia.

Aunque a sus costas llegamos en el alba,
no es el país de la infancia, ni de los sueños,
es el lugar de una oculta expulsión.

Existe ahí el deleite de la somnolencia,
el árbol, su fruto
y la bestia.

No es una tierra ideal
sólo un lugar que aún aspira ser poseído,
con su dureza, su musgo y su ladera.
Insistimos en creer
que la perfección es intocable
y que para nosotros
lo imperfecto es el único destino.

 

 

Otro es el destino

 

El polvo es el único astro
que se quedó junto a nosotros
a envenenar la cara y la cruz
de quienes soñaron las monedas.
El polvo que toca el laberinto de Dios
y los barcos que parten
a la profundidad de las glándulas.
El polvo de finísima nada mueve los dados,
esboza desde antes, la mueca del perdedor.

Y se limpian los tesoros, las cifras.
Se bruñe el cetro de un rey muerto
y se olvidan las uñas del hombre vivo.

El polvo no perdona nuestra ambición
de ser eternos como él.

Mi pensamiento roza el destello de la palabra,
lo único limpio en el vacío.
Y yo caigo creyendo cantar en su reino de nadie,
lejos, lejos aún del significado que me llama.


Salvador Madrid nació en Honduras en 1978. Ha publicado Visión de las cenizas (Levemente Odiosos Editores, 2004) la antología de poetas hondureños La hora siguiente (Il Miglior Fabbro, 2005), Mientras la sombra (Editorial Efímera, 2015) y Crónica de los despojos (Casa de Poesía, 2017), Los trabajos del tiempo (Ladrones del tiempo, Uniediciones 2019), y ha colaborado en docenas de libros sobre arte, literatura, lectura y escritura. 

Es considerado una de las voces más representativas de la literatura joven de Centroamérica y el mayor gestor cultural de su país. Fue fundador de PaíspoEsible, editor del proyecto de masificación de la lectura “Leer es fiesta” y actual director del Festival Internacional de Poesía Los Confines que se desarrolla en Honduras.

Salvador Madrid ha realizado una inmersión social por seis años en la zona rural de Lempira y con base en su experiencia conceptualizó las Bibliotecas Blue Lupin que implementa Plan International Honduras, consideradas una de las mejores prácticas de lectura creativa en América Latina. 

Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano, neerlandés y portugués. Ha sido invitado a festivales, congresos y encuentros de escritores en América Latina, EEUU, Canadá y Europa.

-Poemas del libro Mientras la sombra Blog de Salvador Madrid
-“La gran responsabilidad de un escritor es su obra” Entrevista de Albany Flores en El Pulso
-Salvador Madrid en el Festival Internacional de Poesía de Granada

Publicado el 27.03.2020

Última actualización: 02/10/2021